Capítulo 5- El Comedor Blanco

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-¿Qué te ha dicho ese?- le preguntó Robert un poco preocupado al ver a Elizabeth pálida y con la mirada pérdida.

-Nada, no sé que quería. Supongo que sólo reírse de mí.

-Elizabeth, ese chico es una de las peores personas que encontrarás  en el Castillo de Pierce y no lo digo porque sea Azul.-Theo intentaba cautelosamente advertir a su amiga de que evitara en la medida de lo posible a ese chico ya que aunque Robert no se hubiera dado cuenta a él no le pasaron inadvertidas las miradas entre Edward y Elizabeth, temiendo que él se encaprichara de ella y le hiciera daño.- Le conozco desde hace años y te aseguro que no tiene buenas intenciones con nadie de fuera de su equipo, por eso si vuelve a acercarse te aconsejo que le ignores y te vayas.

Elizabeth dudó un momento, era cierto que Edward era un prepotente y un orgulloso pero estaba casi segura de que su actitud tenía destellos de sinceridad. Aún así aceptó el consejo de Theo y se convenció de no hablarle a menos que él lo hiciera primero. Relacionó también que en todos los encuentros en los que Edward no estaba a solas con ella su lado más arrogante y grosero actuaba por él, mientras que estando los dos y sin que nadie les escuchara él se convertía en alguien gentil y cautivador. No obstante, su actitud en el tren quedaba fuera de sus teorías y por mucho que posteriormente Elizabeth intentará encontrar una explicación le era imposible descifrar las intenciones del muchacho.

-Son las diez menos veinte y cinco, llegamos tarde.- indicó Robert.

Con estas palabras empezaron correr por los pasillos y escaleras apresurándose por llegar al Comedor Blanco. Entraron fatigados por la carrera y la mayoría de sitios ya estaban cogidos,  no fue hasta que desde una mesa lejana unos chicos les saludaran e indicaran que se acercaran cuando Elizabeth dejó de buscar involuntariamente con la mirada a alguien en concreto. Se enfadó con ella misma por hacerlo, pero también por no encontrarlo.

-Vamos a presentarte, Elizabeth.- dijo Robert recuperando el aliento mientras se apresuraba en llegar a la mesa.

Elizabeth le siguió y mientras caminaba pudo comprobar que a pesar de ser un comedor tan espacioso y grande, no había demasiadas mesas. Unas siete u ocho con una capacidad para más de setenta persona cada una de ellas.

-Veo que aún es casi  imposible separaros.- dijo el chico que les había saludado antes. Theo y Robert le saludaron muy amistosamente, y Elizabeth pudo ver cómo ese chico llevaba puesto un brazalete violeta.

-Ben, te presento a Elizabeth, va a empezar sexto como tú.- señaló Robert.

-Un placer conocerte Elizabeth. Espero que seas lo suficientemente lista y no pases mucho tiempo con estos dos, son malas influencias.- bromeó Ben estrechándole la mano. Theo le dio un codazo en el brazo y Robert un golpe en la cabeza.-Parad que solo era un broma.- dijo entre risas.

- Emma, encantada. Soy la prima de Ben, deberás acostumbrarte a sus gracias.- Elizabeth le dio dos besos en la mejilla a Emma y se sentó en una de las sillas de enfrente junto con Robert y Theo.

-¿Qué itinerario vas a hacer?- preguntó Emma.

Elizabeth la miró para contestar y se dio de cuenta del gran parecido que compartía con Ben; ambos de ojos claros, piel poco bronceada, pelo rubio y algunas pecas en la cara. Emma también era Violeta, aunque a juzgar por la forma en que ella y Ben hablaban con Robert y Theo se podía ver que tenían una buena y consolidada amistad.

-El humanístico.- Y de repente, como si hubiera recordado algo de suma importancia se dirigió hacia Theo y Robert.- Por cierto, no os he dicho que estoy en nivel avanzado en algunas materias y las cursaré con vosotros.

Ambos chicos alzaron las cejas sorprendidos,  que alguien estuviera en clases avanzadas era poco casual y mucho más si el alumno nunca antes había estudiado en el Castillo. Por otra parte Ben y Emma se apresuraron a felicitarla y preguntarle por sus logros académicos, que al parecer no eran pocos.

ElizabethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora