6. Lo que hace la curiosidad.

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Las tres chicas siguieron abriéndose paso entre todas las demás personas a través del centro comercial. No es, precisamente, uno de los sitios en los que se pueda estar más tranquilo. Aunque hoy, incluso aunque no haya letreros ni carteles, parece el día de ir a la gran tienda.

-Emily, ¿por qué has dicho que es un mapa? -la mira Anny.- Yo solamente vi una imagen, muy detallada. Pero al fin y al cabo, es una imagen.

La mayor de las tres suspira y se gira hacia ella, parando así, el ritmo de caminata que han estado llevando durante los últimos veinte minutos.

-¿Conoces el libro de "Viaje al centro de la Tierra"? -la mira hasta que la chica asiente.- Bien, pues, he estado pensando en eso un rato y creo que es así... Creo que si la imagen o dibujo o lo que sea que sea, está tan detallada, con todos esos adornos, es por algo. Y lo que se me está ocurriendo es que quizás sea un mapa. En el libro, todos los datos tienen algo que ver con la realidad, así que eso me ha llevado a esta conclusión. ¿Me equivoco, Jenn?

Pero Jenn ahora mismo no tiene ganas de nada. Entre las dos de sus amigas han conseguido los datos que ella en realidad quería guardar. No es que quiera permanecer callada. Pero piensa que, quizás, es el único modo de pensarlo todo adecuadamente.

Hace un rato les ha dicho a ambas que podrían ir de excursión, y su principal plan era ir hasta el lugar en el que tantas horas pasó con su hermano, con Caleb. Y, ¿qué tal si ellas no reaccionaban como ella se espera?

El lugar es casi irreal de lo bonito que es. Y parece tener una serie de elementos que no han visto, ni ella ni su hermano, en ningún otro sitio.

El lago, por ejemplo, no tiene un color verde, como los otros de la zona. Su agua es tan clara que ni se podría decir si es azul o transparente. Y a veces, tiene olas, tan grandes como ella mismas. Otras veces, ni siquiera tiene movimiento.

Alrededor del lago hay muchísimas rocas, grandes, inmensas. Todas las rocas parecen estar en contra de la gravedad porque parecen sujetas por nada en el aire. Ni siquiera su color rojizo es natural o normal en la zona, no. En todos los demás sitios, no hay ninguna roca de semejante color, ni una.

¿Podrán ver la belleza de todo esto sus amigas?

Caleb, por ejemplo, solía pasarse días "investigando", pero solamente con el fin de no irse. Y, lo que es mucho más raro, nunca han visto a nadie acercarse al sitio, como si fuera un sitio de lo peor.

-Bienvenida a la Tierra, Jenn.

Se gira directamente hacia el lugar del que procede el sonido. Al final, lo reconoce y sale de todos sus pensamientos. Las llevaría a las dos, solamente debe pensar en la forma de llegar. No está muy lejos y, quizás, hasta en coche tardarían unas cuatro horas.

-Estaba pensando, Evans -la mira.- ¿Tienes aún el coche?

La chica sonríe y asiente.

A primera hora de la mañana, Anny había ido a la casa de Jenn con el propósito de ayudarla en la mudanza. Pero, aunque se había olvidado de llamar a los de la mudanza, a los enormes camiones, parece que no se va a realizar hoy.

Apenas han salido para comer, y todo se ha quedado, aunque en cajas, en la casa de su amiga. En el fondo, no puede sentirse mejor porque de otra forma, se podría preocupar de que por su culpa, por algo tan despistado como llamar a los de la mudanza, su amiga tuviera que hacer otros planes.

¿Y el coche? Bueno, lo había cogido en la mañana, y lo dejó aparcado en frente de la casa de Jenn, a unos veinte minutos de donde están ahora. ¿Podría usarlo más tiempo?

Ni siquiera ha recordado haber avisado a ninguno de sus padres sobre que no llegaría a casa, y quizás estuvieran preocupados. Aunque, conociéndolos, es muy difícil que estén en la casa.

Entre dos mundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora