Entre dos mundos

30. La compra

- ¿No vas a dormir ya? -susurra Anny mirando al chico, que sigue embobado mirando el pequeño aparato de una forma que casi parece cómica. Parece estar absorto en la película, como un niño que mira los dulces en cualquier tienda de cualquier ciudad, o un padre cuando mira a su hijo la primera vez. 

Al final, se han sentado de tal forma que ambos están frente a la televisión, cada uno a un lado del sillón, mirando fijamente la pantalla. La luz de la misma contrasta con el fondo oscuro de la habitación, a excepción de la lámpara que Vi usa para poder leer sin tener que forzar la vista. Tampoco es gran cosa, a decir verdad, pero la habitación parece muy hogareña y eso, sin duda ¡, le encanta a Anny.

Ni siquiera parece oírla cuando regresa la mirada. La chica sonríe y sigue mirándolo. ¿Por qué le parece tan interesante la película? Ella lleva un rato mirándola pero no logra entender nada de nada, es como si fuera una historia demasiado rara y liosa, como un libro de esos que tienen millones de personajes. Lo que le recuerda que debía leerse un libro para hacer un proyecto, aunque quien sabe si podrá leerlo cuando llegue, si es que algún día llega. 

Pero evita pensar en eso, hace ya un rato que ha estado evitando pensar en su pasado. De cualquier forma, pasara lo que pasara nunca podría olvidar el tiempo que está ahí, aunque quizá lo mejor sería lo contrario. ¿Cómo terminará esto? 

Tiene una corazonada rara, como si su vida ahí fuera a cambiar, de una u otra forma. ¿Por qué no puede sencillamente ignorarlo todo y disfrutar del tiempo? No, porque Anny no lo hace así, ella es diferente. Ella tiene que pensarlo todo, y dejar pasar las oportunidades.  ¿Cuántas veces no la ha regañado su madre por hacerlo todo de esa forma? 

- No tengo sueño -responde Louis sonriendo y, sin que hubiera pasado un segundo, vuelve la mirada hacia la pantalla. Otra vez desaparece de su punto de visión, y a la chica lo único que le hace sentir es un deseo de reírse, pero no puede.

No quiere que el chico la mire como la chica rara que es antes de tiempo, eso sería demasiado fácil, y una parte de ella le grita que aquí podría ser diferente, toda su vida podría ser diferente. Sigue mirando la pantalla como si no pasara nada, pero entonces, nota cómo Vi cierra el libro y apaga la lámpara. 

-Chicos, estoy cansada -susurra la chica mirándolos. Su cara parece estar más ensombrecida, quizá por el cansancio, quizá por sueño o tal vez porque algo del libro no le ha gustado.- Nos vemos mañana. Descansad bien.

Louis la mira, y Anny hace lo mismo. Vi es el centro de atención ahora mismo, y Anny no sabe por qué, pero la chica le recuerda a ella, ¿en qué sentido? Bueno, ella solía quedarse hasta muy tarde leyendo, hasta no poder más, hasta que, a veces, se despertaba sobre las páginas del libro. Normal que luego se enfadara porque estaban arrugadas. 

-Buenas noches -dicen los dos al unísono. Sonríen cuando se dan cuenta, pero Anny sigue mirando a la chica, que lleva el libro en la mano. Louis, por su parte, vuelve a la pantalla, como si se hubiera perdido lo mejor de la película.

En el momento, a Anny le recuerda a la película de Frozen, a esa de niños que tanto le había gustado. ¡Dios! Podía repetir la misma película una y otra, y otra vez, sin cansarse. Era como su extraña adicción. Incluso la veía cuando tenía examen al día siguiente, para calmarse. Si por lo menos tuviera a su perro ahí, al menos podría cantarle un rato alguna canción... Pero no, solamente tiene a Louis, y duda que el chico aguante que ella cante sin decirla un par de cositas, y no muy buenas a decir verdad.

 ¿Por qué ahora? ¿No había decidido intentar ignorar su pasado? Intenta aclararse, pero no puede. Mañana hablaría con Jenn, quizá ella la entienda, porque de todas formas, cuando algo le pasaba acudía tanto a Emi como a Jenn, aunque últimamente no siente que puede contar nada, ya que hay un lío general que es más grande que ella, muchísimo más grande que ella. ¿Qué vendrá después?