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Antes de que Niall pueda tan siquiera pensar en un plan para atacar a Elisa, para acabar con ella y con todos sus esbirros, sus esclavos y toda aquella artimaña tan típica de ella, Emily se encuentra corriendo hacia Elisa, con el ceño fruncido, y las manos estiradas hacia al frente. El chico ni siquiera se imaginaba que algo así podría pasar, porque no estaba en sus planes actuar de esa manera rápida, sin pensar, y bastante peligrosa. Él conoce bastante a Elisa, y sabe que ella, aunque parezca que ahora no tiene un lugar donde defenderse, o tener la manera en la que defenderse, seguramente tenga personas detrás guardando su espalda en caso de que ocurra lo que exactamente acaba de ocurrir.

En una fracción de segundo, su mente parece bloquearse, quedando en blanco todos aquellos planes, todas aquellas imágenes visuales y todo tipo de estrategias preparadas, para fijarse en que Emily, aunque nadie se hubiera dado cuenta de que lo iba a hacer, está corriendo. La chica mueve rápidamente sus piernas, o, al menos, así es como él lo ve. Ella está determinada, firme y constante en lo que está haciendo, como si fuera la última oportunidad para lograr hacerlo.

De la palma de sus manos se pueden ver, a simple vista y sin necesidad de ningún poder especial, estalagmitas salir en forma de rayos y transformarse en hielo, casi al instante, antes de llegar hasta la mujer. Semejantes a puñaladas, semejantes a espadas desenvainadas parecen cortar el aire con cada movimiento de la chica con sus manos. Pero Elisa, a su vez, solamente se limita a esquivar todas con una gran facilidad, y bastante agilidad pese a su edad, pese a que no tiene la misma edad que Emily, y que no cuenta con la misma ventaja de juventud de la chica. Elisa nunca había resaltado por dejarse ganar, y esta vez no sería la excepción, nunca se dejaría ganar, y mucho menos perder contra alguien completamente inferior a ella en poder, fuerzas e incluso valor.

Como resultado, lo que consigue es que Emily se desespere cada vez más, quedando exhausto por toda la fuerza, energía y fuerza que ha tenido que utilizar para solamente intentar jugar con ella al balón prisionero, o, al menos, eso es lo que parece. En su mente, en el fondo de su mente, su único objetivo consiste en destruirla, en acabar con su vida de la misma forma en que ella acaba con la suya cada vez que la ve, como si la consumiera por dentro.

- ¡Emily, espera! - grita Harry, interrumpiendo todos sus pensamientos. El chico la hace olvidarse de la trama, del drama, del momento, solamente por un segundo, como si su mirada tuviera las respuestas que su alma necesita.

Se gira para mirarlo por una fracción de tiempo, y entonces él le devuelve la mirada, pero la muchacha lo ignora por completo, para centrar su atención al frente, en Elisa, en la mujer que está poniéndola de los nervios.

-Ya pasamos por esto ¿No lo recuerdas? –pregunta Elisa golpeándola con un rayo de electricidad, como si le divirtiera el hacerlo. Ni siquiera disimula la sonrisa cuando mira a la chica de una forma ridícula, irónica y cargada de odio.

Emily se sacude por un segundo y continúa. Mientras no se deje golpear demasiado por aquellos rayos provocando una sobrecarga estará bien.

-La última vez estaba sola, pero por lo que veo, somos seis contra dos – anuncia Emily confiada en que sus amigos le cubrían la espalda, y realmente quiere confiar en que es así.

-Mira otra vez –dice chasqueando los dedos.

De entre los árboles, algunos de sus esbirros desde la copa, acercándose a ellos, como una manada de leones listas para atacar a sus presas. La muchacha se detiene, y mira a su alrededor. Es como si de pronto, la escena hubiera cambiado a peor. Ahora ella despliega sus fuerzas, haciéndola retroceder en su valentía.

Sus amigos comienzan a defenderse de todos los que se les acercan. Es como si, rápidamente, todos tuvieran cosas que hacer, cosas que poner en práctica. En realidad, es todo como un examen, como si todos estuvieran siendo testados por todo aquello que han practicado.

Entre dos mundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora