32. Días malos y cosas malas

30 4 6
                                    



-Solo déjalo salir una vez más, todo debe fluir lento y uniformemente – repitió Harry y la muchacha asintió mientras dejaba que la pequeña chispa de hielo saliera de las palmas de sus manos. –Despacio... -repitió mientras la muchacha se concentraba en que todo saliera perfecto, una pequeña gota de sudor frío rodó por su frente pero la muchacha trató de no ponerle atención y continuar con el ejercicio, el día anterior lo había hecho muy bien pero ese día no estaba lográndolo, por alguna extraña razón algo estaba interfiriendo en su desempeño; Quizás era todo lo que tenía en la mente, quizás el hecho de que había dejado al teléfono apagarse debido a la batería baja ,advertencia que le habían hecho antes de entregarle el aparato, estaba tan cerca de descubrir las debilidades de cada uno y a la vez no quería hacerlo, no tenía que ser un genio para darse cuenta de todo lo que sucedía en la casa, podía sacar mucho material de allí pero eso incluía a sus amigas y debía sacarlas de la ecuación antes de entregar al grupo al bando contrario.

Un hilo de hielo salió disparado de su mano derecha y golpeó el tronco de un árbol cercano produciendo un rebote inmediato y Harry se lanzó sobre ella para que cayera al suelo, Emily vio un rayo blanco cruzando de vuelta y cayendo justamente detrás de ella. La rubia se paralizó.

-¿¡Qué paso?!- exclamó Harry con el ceño fruncido –No puedes hacer eso –dijo poniéndose de pie, miró su mano que volvía a tomar la coloración normal y la temperatura que debía. – Tienes suerte de que me diera a mí y no a ti, pudiste matarte – comentó con un suspiró y la ayudó a levantarse, la muchacha miró al suelo y tragó en seco.

-Lo siento, estaba preocupada porque no salieran varias estalagmitas – se excusó y el muchacho negó.

-No porque debas hacer cosas nuevas vas a dejar de hacer las demás

-Lo siento...-dijo ella frotando sus manos juntas.

-Nadie salió herido, está bien – la tranquilizó con una mano en su hombro. – Que no se repita ¿Está bien? –preguntó con una sonrisa y Emily asintió. -¿Lo intentamos otra vez? –Preguntó –tienes que darle a la diana – le recordó y Emily estiró su brazo con la palma de la mano extendida y apuntó al punto rojo en la copa del árbol. –No quiero tener que recordártelo pero... ¿Te parece que deberías tener esa postura? –preguntó y la muchacha se examinó a sí misma, enderezó su espalda y alineó sus pies a la altura de sus hombros. – Dejaste de apuntar a la diana... -dijo y la muchacha levantó la cabeza y acomodó su brazo. –Estás muy rígida, suéltate un poco, debes estar cómoda – soltó y la muchacha movió un poco sus hombros y respiró profundo. Harry se acercó, rodeó con sus dedos la muñeca de la muchacha y la giró noventa grados hacia arriba y le dedicó una pequeña sonrisa. –Continúa – pidió y la muchacha respiró una vez más.

La muchacha cerró los ojos por unos segundos, "tú puedes hacerlo, sorpréndelos a todos" se dijo mentalmente a sí misma y miró la diana, sopló y dejó que el rayo blanco saliera en su dirección pero antes de llegar se desvió y golpeó una rama que cayó al suelo completamente congelada.

-Bien creo que necesitamos un descanso – determinó el muchacho finalizando con un bostezo -¿Te parece que continuemos mañana? –la muchacha asintió. – Ve a ducharte primero, iré a comer algo. –dijo y caminó hacia la cocina.

La muchacha dio un paso y escuchó algo más, se detuvo y se concentró en detectar el sonido, era el sonido de varias ramas rompiéndose en el suelo y luego un chillido en un rango tan alto que apenas pudo escucharlo. Venía de la rama que acababa de romper y congelar, corrió hasta ella y la levanto, había una serpiente rodeando un nido con huevos, un mirlo –que parecía ser la madre –muerta en el suelo y la serpiente rodeando los huevos, tenía uno de sus brillantes colmillos sobre uno de ellos agujereándolo como si estuviera listo para ser tragado, todo era su culpa, de no haber golpeado la rama no habría matado a la madre y no habría hecho que el nido cayera poniendo en peligro a los huevos, no podía evitar sentirse mal por ello, apuntó con su palma extendida a la serpiente y la congeló, tomó el huevo de la boca del animal, estaba completamente aplastado, miró al otro y lo recogió suavemente junto con el nido, lo colocó despacio y miró a la madre, tal vez podía salvarla, intentó recordar con todas sus fuerzas lo que había hecho con el gato, sí, lo había congelado pero había tomado su energía para ella misma, quizás podía hacer eso con la serpiente y transferir la energía a su pequeño cuerpo. Estiró su mano y apuntó a la serpiente, pensó con todas sus fuerzas en mover la energía hasta que sintió lo mismo que había sentido aquel día, como si los nervios de su mano se durmieran por un par de segundos y despertaran de inmediato, luego apuntó a la madre e intentó expulsar toda esa energía, de pronto solo cayó al suelo sentada, aún con el nido en la mano.

Suspiró, solo había logrado que le doliera el tras*ro. Se levantó y miró al huevo, los mirlos siempre habían sido sus animales favoritos, no podía simplemente abandonar el huevo allí, suspiró y levantó el huevo con su mano derecha y con la izquierda levantó una esquina de su blusa para cubrir al huevo con esta, dejando caer el nido y volvió al interior de la casa.

Buscó en su habitación algo donde pudiera mantener al huevo seguro y tibio, casi como estando con su madre, revolvió el closet hasta encontrar algunos calcetines y un par de bufandas, liberó un cajón de la mesita de noche dejando caer su contenido al suelo y colocó los calcetines con la bufanda allí, sobre esto, colocó el huevo con cuidado y miró, algo faltaba, necesitaba más calor, como cuando su pequeño hámster moría y estaba casi congelado, su madre había encendido su lámpara de noche encendida sobre él lo dejó así toda la noche, miró la lámpara, si la dejaba lu suficientemente cerca al huevo funcionaría, saco el cajón de su eje y lo puso sobre la mesa acercó la lámpara a este y la encendió.

Respiró tranquila y lo miró, tomó una pluma y una hoja dónde escribió para sí misma "No tocar el huevo" y la colocó dentro del cajón. Y finalmente recogió su ropa y una toalla para ir a la ducha, la rompa que había elegido Anny para ella no era de su desagrado completamente, ella no habría elegido tantos dibujos en las blusas pero no iba a quejarse por ello, los pantalones le quedaban a la perfección y hacían que su tras*ero se viera fantástico y con eso estaba contenta. A veces podía ser algo vanidosa y a muchos les parecía superficial, muchas veces le han dicho que es muy tímida y no dice lo que siente pero algo de lo que estaba orgullosa era de su alta autoestima, había tenido tantos problemas en esto cuando crecía y cada vez que hablaba con su padre estos empeoraban un poco más, ideó un plan justo a tiempo, la frase "tú puedes hacerlo, sorpréndelos a todos" era algo que se repetía siempre, había llegado lejos con eso y parecía funcionar así que continuó, comer todo lo que pudiera hasta sentirse bien y mantenerlo dentro de su cuerpo fue una meta difícil también pero lo logró y eso era un paso significativo, mirarse frente al espejo y resaltar las cosas lindas de su rostro ayudó un poco también y finalmente, alejarse un poco de su padre había funcionado completamente, no era que había dejado de verlo, lo veía muy seguido, a veces lo invitaba a cenar al departamento pero ya no confiaba en sus palabras como cuando tenía once años.

Se miró frente al salir de la ducha y sonrió un poco, se vistió y envolvió su cabello rubio en una toalla antes de salir.

Vi caminaba directo a su habitación y se detuvo al verla.

-La cena está lista –anuncia y Emily nota su estómago rugiendo, sonrió al escuchar ese sonido y asintió. – Sabía que tendrías hambre –dijo la muchacha -¿Puedes decírselo a los demás? –preguntó y Emily asintió, caminó hasta su habitación, Anny la esperaba sentada de espaldas sobre su cama, miraba con detenimiento algo frente a ella que apenas notó su presencia.

-Creí que tardarías demasiado en la ducha –dijo la muchacha sonriente – ¿Cómo ha ido el entrenamiento con Harry? –preguntó y Emily se encogió de hombros con un suspiro. -¿No muy bien? –preguntó ¿Es que la conocía tanto? Anny rió un poco – es que de lo contrario hubieras dicho que te fue bien, a veces hay días malos, no te desanimes, cuando me estreso copio el poder de alguien y lo molesto – dijo como si fuera un secreto y ambas rieron.

-¿Me esperaste mucho tiempo?-preguntó Emily y Anny negó.

-No sé –confesó- encontré cosas en el suelo y arreglé un poco, adoptaste un huevo – dijo emocionada y Emily asintió y la miró, tenía algo negro entre sus manos, un aparato, un teléfono móvil ¡Su teléfono móvil! La muchacha palideció, Anny lo habría encontrado en el suelo y al notar que la batería estaba muerta lo había conectado a la pared.

-¿Qué es eso? –Preguntó y Anny se encogió de hombros- no lo sé, lo encontré, debe ser de Vi, se lo daré cuando esté cargado... -dejó salir una carcajada – mirare sus fotos y luego se lo devolveré, soy curiosa –confesó y las manos de su amiga comenzaron a temblar.

-Creo que al ser mi habitación tendría que ser yo quien lo revise... - se apresuró a decir y le arrebató el teléfono de las manos, Anny hizo una mueca. – Y Vi dice que la cena está lista... - La cara de Anny se iluminó.

-Si tengo hambre –dijo y corrió hacia la cocina, Emily respiró profundo y escondió el teléfono debajo del cajón donde mantenía el huevo, nadie lo tocaría, ni ella misma, respiró tranquila y caminó a la cocina.

Entre dos mundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora