10. La curiosidad mató al gato

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Emily mira fijamente a la bandeja de comida que Harry le ha dejado un par de horas antes; la muchacha se niega a comer, podría estar envenenado o podría simplemente tener mal sabor , ella no se arriesgará, le teme a todo, su cabeza no deja de doler, se les ha pasado la mano a estas personas, ella no tenía dinero, vivía prácticamente sola desde que dejó la casa de su padre, apenas le alcanzaba para llegar a fin de mes sin morir de hambre aunque siempre tenía a sus amigas para cuando se quedaba sin comida y podía ir a asaltar sus alacenas, a ellas no les molestaba de todas maneras, su padre no era una persona muy importante después de todo, tenía su pequeño consultorio médico familiar en el que atendía mayormente a personas en estado de inmigrantes o de bajos recursos, no ganaba mucho tampoco. Por más que analizara todo su vida no había razón para estar allí encerrada ¿Qué razón podrían tener para secuestrarla? Y de modo tan violento ¿No sabían que ella no sabía luchar? Simplemente pudieron haberla atrapado, hubiera luchado pero no se les hubiera hecho difícil llevársela, ahora en lugar de eso tiene una cabeza que aparte de que parece que va a estallar se siente abierta en algún lugar.

Palmea con delicadeza su nuca, nada parece estar fuera de su lugar o demasiado hundido y no encuentra rastros de sangre aun así le duele demasiado, no hay espejos en la habitación aunque los busca, la ventana más peque del mundo deja entrar una pequeña luz hacia la habitación, no es temprano de hecho parece que es muy tarde, la luz que entra podría ser la luna o parte del alumbrado de la ciudad, sea lo que sea no hace mucha diferencia, la habitación está oscura, estaba más clara cuando despertó y entró el muchacho del cabello castaño a dejarle su bandeja de comida, comida que no se veía apetitosa aunque sus tripas rugen con fuerza desde que la vio, no puede negar que tiene un poco de hambre, pero se niega a comer.

¿Quién podría comer cuando está encerrada en algún lugar sin saber nada de su amiga que se había perdido en medio del bosque su amiga que fue a buscarla? ¿Las tendrían también a ellas? Rechaza la imagen mental de sus dos mejores amigas sentadas en una habitación parecida en peores condiciones. Su estómago suena una vez más y siente su interior quemándose por dentro, debe comer, mira una vez más la bandeja y piensa, tal vez tenga algún tipo de droga en su interior que podría hacerla entrar en un estado de inconsciencia que la haría objeto de trata de blancas o prostitución.

-¡Mald*ta sea!- grita y empuja la bandeja hacia el suelo, los platos de porcelana se rompen y los cubiertos de metal chillan al impactar con el suelo, le duele ver comida desperdiciada así en el suelo pero es lo mejor que puede hacer por ahora.

La puerta se abre al instante dejando el paso libre para una castaña delgada que la mira sorprendida.

-¡Racionamos la comida para esto!- exclama molesta y le hace señas a alguien para que entre también, Harry entra con la mandíbula apretada y recoge las comida del suelo. - ¡Fue tú idea que comiera algo!- le reclamó Vi con sosteniendo una bolsa para que Harry pusiera dentro los pedazos de porcelana. –Y esos eran parte del único set de bajillas que tenemos –agregó. Harry no responde mientras Emily traza su salida, la puerta está abierta y los únicos dos que vigilan están limpiando su desastre, su estómago ruge una vez más pero ella lo ignora y de un saltó corre hacia la puerta empujando a Vi del camino, fuera de la habitación es una casa como cualquier otra, un pasillo pintoresco con fotos sobre las paredes y un candelabro de cristal en el techo, más allá varias puertas abriendo el paso a otras habitaciones, si se iba sin revisar y sus amigas estaban allí no se lo perdonaría nunca así que corre hacia la primera puerta, mira hacia adentro encontrándose con un salón lleno de ordenadores, ni una ventana, la siguiente tenía varias camas literas una sobre otra de tres pisos, tampoco habían ventanas, suspira y continua su camino fuera del pasillo encontrándose con una cocina amplia, hay una montaña de trastes sucios en el fregadero y un par de ollas grandes en la estufa, sin ventanas.

Emily busca desesperadamente un lugar por dónde salir de la casa, es como si la puerta fuera secreta y estuviera escondida en alguna parte de las paredes, ese lugar le da escalofríos, mira hacia atrás, Harry y Vi se acercan, la están buscando entre las habitaciones y ella está ahí de pie perdiendo el tiempo, echó una mirada a los sillones alrededor de la mesa, se veía muy cómoda para ser la casa de unos secuestradores aunque de todas maneras ellos lucían como personas normales. Una idea cruza por su mente, puede esconderse detrás de los sillones, corre lo más rápido que puede hacia el sillón que se apoya contra la pared, lo empuja hacia adelante y se esconde detrás.

Escucha pisadas, quejas, bufidos de ira mientras la buscan, ella no puede creer que de verdad podría escapar con eso, o ese par de muchachos eran muy descuidados o de verdad lo había hecho bien, apostaba por la primera. Respira profundo con la espalda contra la pared y de un momento a otro esta se mueve como si desapareciera o retrocediera unos cuantos metros lejos de su espalda haciéndola caer hacia atrás y como si fuera en cámara lenta Emily puede verse a si misma cayendo hacia una especia de abismo oscuro tratando de sostenerse del sillón que a cada segundo se ve más lejano.

-¿Tenía razón o qué? –escucha una voz mientras un par de brazos la atrapan en el aire, Emily abre los ojos para encontrarse con los de Harry, verdes y brillantes y una sonrisa amplia, mirándola, Harry la sostiene con ambos brazos en medio de esa extraña y oscura habitación –Te dije que la veríamos por aquí... -dice triunfante y Emily trata de que la suelte, Harry no mueve ni un centímetro de su cuerpo.

-Bueno –dice Vi finalmente – de verdad me ha dado un susto, de todas maneras no hay manera de que salga de aquí –comenta y Emily desea desaparecer con todas sus fuerzas. La colocan sobre una silla y la atan de manos y pies con un par de cuerdas.

-No van a ganar nada con esto, no tengo dinero –suelta la muchacha y Vi se cruza de brazos.

-Esto no es por el dinero –dice la muchacha y abren una pequeña puerta en la pared que no mide más de un metro.

-¿¡Qué van a hacer conmigo?!- exclama la muchacha antes de que dejen la habitación, Vi la mira molesta y Harry suspira.

-Lo sabrás en poco tiempo –dice la muchacha algo autoritaria y se agacha para pasar bajo la puerta, Harry la sigue, Emily pude ver por un par de segundos algunos escalones hacia arriba del otro lado de la puerta. Finalmente la dejan sola, encerrada, atada y en la oscuridad.

Emily suspira y deja caer su cabeza hacia adelante cubriendo su rostro con su largo y rubio cabello, poco a poco sus pupilas le dan más visión, logra ver sus rodillas, sus pies, ya puede diferenciar las paredes en la oscuridad, aunque no puede ver la manija de la puerta por la que Vi y Harry habían salido pero era mejor que nada, la oscuridad siempre la había puesto un poco nerviosa desde que era muy pequeña y su lámpara de noche había dejado de encenderse, no era porque tuviera miedo a los monstruos o a los fantasmas, nunca había creído en esas cosas si no porque siempre que está oscuro se siente lejos de casa, desprotegida, sola, nunca pensó verse en esa situación de verdad y ahora estaba allí luchando consigo misma para no llorar. Hace tanto frio que sus rodillas no se quedan quietas, cualquier sonido la hace estremecer y las cuerdas con las que la ataron le lastiman las muñecas, su cabeza sigue doliendo.

Algo se mueve a lo lejos y Emily trata de saber que es, no distingue desde tan lejos en esa oscuridad, tan solo quiere que lo que fuera que eso era se quedara quieto así tal vez podría saber que es, entonces de repente se detiene, la muchacha trata de levantarse y acercarse hacia esa cosa pero la silla a la que está atada pesa mucho para ella, nota mental, cuando vuelva a casa –si es que vuelve- debe hacer pesas y sentadillas. Respira profundo y siente su manos congelarse por completo, desespera, comienza a sacudir sus manos de lado a lado entonces sus pies también se congelan, es como si sus zapatos fueran de hielo, comienza a sacudirlos también, quiere liberarse, correr, volver a casa con su padre y llorar, las cálidas lágrimas comienzan a recorrer su rostro hasta el cuello no puede hacer nada, está segura de que morirá allí o quedará condenada a ser vendida toda su vida como una esclava o algo peor.

Minutos después el hielo se rompe y con eso, las cuerdas que la ataban, Emily se ve a sí misma libre sobre aquella silla, sus muñecas están enrojecidas y sus tobillos duelen pero eso no importa, está libre y ni siquiera entiende cómo lo hizo, seca sus lágrimas con las palmas extendidas de sus manos y camina hacia lo que tanto quería entender, es un animal, parece una rata pero mientras más se acerca toma la forma de un gato muy pequeño, no se mueve. La rubia lo levanta con cuidado, no tiene temperatura, ni frío ni cálido como si fuera un muñeco o como si estuviera disecado, su corazón no late y no parece tener rastro de sangre en cuerpo, está muerto por dentro y no sabe cómo ni por qué pero está segura de que ella lo hizo, ella lo mató.


Entre dos mundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora