23. Culpa.

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Oye como el chico suspira por quinta o sexta vez, los suspiros por parte de Louis es lo único que se escucha en ese coche. El silencio es demasiado incomodo, ninguno de los dos se han dirigido la palabra desde que han subido. Incluso antes de subir ninguno se dijo nada, Louis solo le hizo un pequeño gesto para que ella se dirigiera al coche y subiera. Jenn se mira los pies que tiene apoyados en el salpicadero. El chico la está poniendo histérica con tanto suspiro. No lo soporta, se jura a si misma que si oye un suspiro más lo golpea. Llevan horas metidos en ese coche o por lo menos eso les parece a ellos, quizás no lleven más de treinta o cuarenta minutos, aunque la verdad es que ninguno de los dos lo sabe con seguridad.

El trayecto a ninguna parte se les está haciendo eterno. Jenn dirige su mirada a la ventanilla, intentando ver un poco de paisaje, ver dónde están, pero todo está demasiado oscuro. Recuerda cuando era pequeña e iba con su familia de viaje. Le encantaba pasar horas y horas dentro del coche, mirando el paisaje, escuchando la radio y cantando con su hermano como si estuvieran dando un concierto.

Piensa en su hermano Caleb, debe acostumbrarse a llamarlo Niall para que no los descubran. Se alegra de haberlo encontrado, de volver a estar con él, de que vuelvan a ser una familia, aunque ahora no puedan demostrarlo, también está bastante molesta. No porque su hermano decidiera que Anny fuera con él, porque puede llegar a entender que lo haya hecho para que nadie sospeche, si no, porque decidió que ella debía ir con Louis. En que estaba pensando, la dejo con el único de sus amigos que se ha hartado de decir que no se fía de ella.

Louis la mira de reojo mientras sigue conduciendo, resopla enfadado al ver cómo está sentada y vuelve a fijarse en el camino.

─Quieres dejar de hacer eso. ─Su voz suena fría y seca. Está molesta y no se preocupa en ocultarlo.

─Quita los pies de ahí. ─Jenn resopla, pero no quita los pies del salpicadero─. ¡Que bajes los pies!

Él tampoco está contento y al igual que ella tampoco se molesta en ocultarlo. Jenn baja los pies del salpicadero maldiciéndolo mentalmente, odia que le griten y sobretodo odia que le digan que tiene que hacer. Se sienta correctamente y vuelve a mirar por la ventanilla. De nuevo el silencio incomodo, tras unos largos e interminables minutos la chica desvía la mirada del oscuro paisaje y mira a Louis.

─ ¿Vamos a seguir mucho más rato dando vueltas? Estoy cansada y tengo hambre. ─Dice irritada.

─Si, no podemos volver hasta que no nos avisen.

─ Menudo asco.

─ Estamos haciendo esta estupidez por tu maldita culpa, así que cállate y déjame conducir. ─Está enfadado y es que la chica lo está poniendo de los nervios.

─Mi culpa.

─Si, porque hasta que tu llegaste no habíamos tenido ningún problema.

─ ¿Y por qué soy yo la causante y no Anny o Emi?

─Porque la reina de las nieves y la correcaminos llevan muchos más días con nosotros y no había pasado nada, en cambio llegas tú y a los dos días aparece la policía.

─ Y según tu cuando los llamé, durante el día y medio que estuve inconsciente o después cuando estuve todo el tiempo con vosotros.

Estaban tan concentrados en su pequeña discusión que ninguno se dio cuenta que habían empezado a seguirlos, hasta que de uno de los coches dispararon varias veces a las ruedas del coche donde se encontraban.

─ ¿Eso son disparos? ─Comienza a decir la chica preocupada mientras mira a todos lados buscando de donde vienen los disparos hasta que ve los coches─. Nos están siguiendo, ve más rápido.

Entre dos mundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora