33. Orígenes

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La comida. Siempre la comida. Muchas veces se sentía como la criada del grupo, siempre haciendo las tareas para que los demás estén bien. Sí que lo hace por gusto, porque le gusta ver a sus amigos felices, así que no puede quejarse de nada.

Con los chicos siente que por fin ha encontrado amigos de verdad. No puede opinar de las chicas porque hace poco que las conoce, pero también se siente cómoda con ellas y quizá en un futuro las vea como algo más que invitadas. Pero los chicos han sido su mayor apoyo a lo largo de su vida.

Distraída, no se da cuenta de que el temporizador está sonando. Apaga el fuego y prepara la mesa. Los demás están entrenando. Recuerda que ella también debería entrenar los suyos, ya que hace tiempo que no los usa.

Sus poderes... Son muy buenos, o eso piensa ella, pero nunca los usa. Son poderes buenos pero a la vez no quiere caer en la tentación de usarlos para espiar o aprovecharse de las situaciones. Siempre hubiese querido tener unos como los que hay en todos los animes que mira, pero nunca podría tener esa suerte. A veces le gustaría formar parte de un anime, ya que en casi todos hay finales felices. Le gustaría que hubiera un final feliz en su vida, pero viendo cómo está la situación, no lo tiene nada claro.

Sí, tiene que entrenarlos como sea, no puede permitir que pierda la práctica y un día que realmente necesite usarlos no sepa cómo hacerlo. Después de comer lo haría, pero sola. No le gusta que los demás estén cuando entrena.

Vi avisa a los demás de que la cena está en la mesa y espera pacientemente. Las primeras en llegar son las chicas, todas con su ropa nueva. Emily no parece muy emocionada con su ropa nueva, y Jenn menos todavía, pero, por lo menos, ya tienen su propio atuendo y ya no usan el suyo. A ella le da igual que usen su ropa, de hecho le gusta, pero a ninguna de ellas les cabían sus pequeñas y detestables tallas. Ir a comprarse ropa era una tortura constante, no sólo porque no tenía nadie quien la asesorara, sino porque nunca encontraba la talla adecuada.

Los pasos rápidos de los chicos la hacen volver a la realidad. Se pasan la comida entera hablando de los poderes de las chicas y en cómo están evolucionando, pero que aun así necesitaban practicarlos un poco más. Vi no hace caso de nada, y sigue comiendo con paciencia el plato que ha cocinado. No sabe cocinar muy bien, pero se defiende, y los demás nunca le han dicho que sus comidas tengan mal sabor.

-¿Y qué haremos esta mañana? –pregunta Anny, comiendo a toda velocidad.

-Seguiremos entrenando, evidentemente. No podemos perder ni un segundo -responde de forma tajante, directa, como queriendo cerrar el tema, como si la pregunta de la chica fuera de lo más anormal.

-Harry, déjalas descansar un tiempo, ¿no crees? Que descansen un poco después de la cena y luego ya hablaréis de cosas del entrenamiento. Si no, la comida les sentará mal -dice la chica mirándolo como dándole una advertencia, lo que causa un sentimiento de gracia en su amigo.

-Vale, vale, Vi, no me mates. –ríe Harry, provocando la risa de los demás chicos del grupo.

-No te mato, hombre. Pero luego tú eres el primero en quejarte de que te duele la barriga. –contesta la chica, provocando la risa de los demás.

-¿Os puedo preguntar una cosa? –esta vez es Jenn quien habla, y todos la miran.

-Claro -responden Vi y Harry al unísono, como si la pregunta fuera para ellos. 

-¿Cómo os conocisteis? Siempre he querido saberlo.

-Bueno, Louis y Harry se conocían la resistencia. Harry fue el primero en unirse –explica Vi. –Luego en el instituto, a finales, Robert y yo los conocimos. Hace cosa de unos cuatro o cinco años nos encontramos a Niall por casualidad y en poco tiempo ya formaba parte del grupo.

Entre dos mundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora