36. Wren

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La chica entra en la que parece que va a ser su nueva habitación durante el tiempo que estén allí. Se quita los tacones de mala manera nada más entra por la puerta. Al entrar se fija en las paredes de color pastel, no le gusta demasiado el color, pero agradece mentalmente que no sea rosa. Se fija también en la cama, las sabanas hacen juego con el color de la pared. Cerca de la cama puede ver un escritorio, un espejo de cuerpo entero y un armario que parece bastante grande, se acerca al armario y lo abre. Se sorprende al ver que hay ropa, no solo la ropa que Anny y Louis le compraron para ella si no también otra diferente, Alexander ha tenido que comprarles ropa y calzado nuevos. A Jenn esto solo le parece una patética estrategia para ganarse la confianza de ella y sus amigas. Cierra las puertas del armario y se estira mientras se acerca a la cama. La espalda le molesta, es como si las alas estuvieran cansadas de estar oprimidas y ocultas, y quisieran salir y ser libres.

Se sienta en la cama y empieza a analizar todo lo que ha pasado hoy, sigue muy molesta por lo que su hermano le dijo, no deja de repetir en su mente una y otra vez esas frases "Olvida tu complicada personalidad", "Compórtate como tus amigas". Debe pensar en otra cosa, regodearse en lo que su hermano le dijo solo hace que su enfado aumente, debe distraerse con otra cosa. ¿Pero en qué? El libro, debe ir a buscar el libro. Se levanta de la cama en el mismo momento en el que Niall entra en la habitación.

— ¿No te han enseñado a llamar a la puerta? —Dice la chica con un tono de voz demasiado duro y el chico suspira.

—Jenn vengo a disculparme. —Dice mientras cierra la puerta tras él. El tono de voz del chico es dulce, como siempre.

—Pues no quiero tu disculpa, puedes irte. —De nuevo ese tono tan seco.

—No seas tan orgullosa y escúchame. —Insiste acercándose a su hermana.

—No soy orgullosa y tengo algo importante que hacer.

—No que va —Dice intentando no reír y seguir serio—. ¿Así? ¿El qué?

—Yoga —Responde rápidamente—. Así que necesito que te largues de aquí para estar relajada.

—No has hecho yoga en tu vida, si te parece de lo más aburrido.

— ¿Tu que sabes? Llevas años sin verme. —Le reprocha.

—Sí, es verdad, pero ya hemos hablado de eso —Empieza a decir el joven—. Además, sé que no has cambiado nada, o al menos espero que no lo hayas hecho. Yo quiero a mi hermana tal y como era cuando yo estaba en casa.

—Ya, y yo pensando que querías una hermana agradable y buena. —No puede ocultar el tono sarcástico de su voz, ni tampoco quiere ocultarlo.

—No enana, no debí decirte eso, lo sé, y lo siento mucho —Dice el chico disculpándose—. Pero sé cómo eres y se cómo es él, solo intentaba protegerte. Me equivoqué, sí, pero no se me ocurrió otra cosa, lo dije sin pensar.

—Está bien —Dice la chica mirando a su hermano y dedicándole una sonrisa.

Lo cierto es que no quiere hablar de este tema, agradece lo que le ha dicho y que le pida perdón, pero lo mejor es dejar que se le pase y se le olvide, y estar aquí hablando de eso no ayuda. Además, ahora solo piensa en el libro, necesita ir cuanto antes a la que era su habitación cuando llegó, cree recordar que está a un par de habitaciones a su izquierda.

—¿Me perdonas entonces? —La voz de Niall la saca de sus pensamientos.

—Si —Dice sin haber escuchado demasiado la pregunta que su hermano le había hecho.

—¿Estas bien enana? Pareces distraída, más de lo habitual.

—Que gracioso. —Hace una mueca—. Estoy genial, solo un poco cansada.

Entre dos mundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora