44. Un buen capitan se hunde con su nave.

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Emily mira su comida y suspira. No ha comido demasiado desde que todo se había comenzado a complicar y, ahora que se pone a pensar, su apetito había estado ausente desde que Harry se había perdido en el alcohol del vino y había hablado sin esconder nada dentro de su mente. Había dejado de comer, y, ahora que todo ha sucedido tan rápido, Emily no tiene ni la menor intención de hacerlo.

Lo cierto es que está frustrada, muy frustrada. Por el momento, todo está tranquilo. La casa de Alexander ha sido tomada por los soldados de Elisa, y, como si eso no hubiera sido suficiente, el lugar ha sido completamente destruido. Ahora está sentada en el lugar dónde había comenzado todo. La pequeña casa escondida entre los árboles, la casa de Niall. El primer día había sido llevada allí, sus primeras horas en ese extraño mundo habían sido allí, y también fue allí donde descubrió, aunque tarde, sus poderes. Básicamente, todo había sucedido allí.

No importa cuánto coma, en lo absoluto. Su cuerpo parece tomar la energía que necesita del aire, del sol y ha tenido demasiado cuidado para no robar energía de alguna de las personas que se refugiaban con ella en aquel lugar. No importa cuántas comidas se salte; su piel, sus manos, e incluso su corazón son capaces de conseguir su propia energía como si se tratase de alguna especie de planta cumpliendo el proceso de fotosíntesis. Desde que se había despojado de la última partícula de energía que quedaba en su cuerpo, este comenzó a recuperarse de una manera impresionante, y no le parecía nada justo. Anny continúa recuperándose, y hasta saber que lo ha hecho por completo, no puede estar tranquila. Jenn está tan molesta que se ha alejado del grupo, y no tiene a quien culpar más que a sí misma. No importaba cuanto repitiese que Alexander estaba detrás de todo desde el inicio o cuanto intentasen convencerla, ella no volvería.

Se siente tan mal consigo misma. Todo se ha mezclado, y de una manera catastrófica. Sus recuerdos siguen golpeándola desde que ha desbloqueado en su mente el recuerdo de su madre incendiando su propio departamento. Le ha dado tantas vueltas a ese recuerdo, pero aún no logra comprenderlo. ¿Por qué haría su madre algo como eso? La imagen la muestra con una enorme sonrisa, y, finalmente, una llama creciente llena todo el departamento. Es un recuerdo fuerte, de esos que definen muchos de sus rasgos psicológicos, pero, por alguna razón, solo puede verlo a medias en su mente. Ella está allí. Frente a su madre. Mirándola. La mujer camina hacia la cocina y sonríe. Es todo lo que puede recordar. Su mente da vueltas, y la sonrisa de la mujer sacude todo dentro de ella.

- ¿Estás bien? -escucha la pregunta, y es sacada de lo más profundo de su mente, Harry llama su atención desesperadamente moviendo su mano frente a su nariz, la muchacha pestañea fuerte mente y la baja de un manotazo, no está para bromas en ese momento, siente que si hubiera estado un poco más dentro de su subconsciente podría haberlo descubierto.
El muchacho la mira preocupado y es que no puede permitirse verla tan mal como hace un par de días cuando había entregado hasta la última gota de su energía para salvar a Anny, Emily no puede curar a las personas, pero puede mantenerlas con vida y eso había hecho ese día, el corazón de la muchacha se había detenido por unos segundos antes de que su cuerpo comenzara a absorber energía de su alrededor. No puede permitirse verla así una vez más, se ha prometido no dejarla hacerlo de nuevo y lo va a cumplir.

- ¿Qué sucede? -pregunta ella algo molesta, sin mirarlo directamente.

-Estás... ¿Pensando en algo? -Harry no tiene ni idea de cómo dejarle saber que estaba ida desde hace ya mucho tiempo, su rostro está pálido y tiene la mirada fija en la nada y sus manos están completamente inmóviles sosteniendo el cuchillo y el tenedor que ha levantado para comenzar a comer. La muchacha sacude su cabeza y lo mira.

-Tengo una mente inquieta -confiesa ella encogiéndose de hombros y sonriendo un poco, su sonrisa está cansada y él lo nota, aun así, es la sonrisa más linda que ha visto, suspira rendido, ella no lo dirá, incluso aunque hayan salido un par de veces, ella no se abrirá a él, tiene sus escudos constantemente levantados como si no quisiera intimidar demasiado, como si no quisiera involucrarse con nadie, pero ¿Qué puede hacer? Han pasado por mucho que es difícil para ambos siquiera pensar en concretar las cosas.

Entre dos mundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora