12. Guarda silencio, princesita.

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Frío, miedo y oscuridad. Tres importantes factores que impiden que Anny se encuentre cómoda en la habitación, si es que se le puede llamar habitación a un lugar rodeado de humedad donde ni siquiera se atreve a moverse.

El paso de los segundos a minutos siempre le ha parecido durar una eternidad. Y, ahora que está ahí, ni siquiera piensa que pasen los segundos. No. Parece que el reloj del tiempo se ha parado y lo único que pasa es el frío por sus mejillas.

Lo peor de todo es la oscuridad. Dentro de unas horas dejará de ver nada y comenzará su gran pesadilla de nuevo. Nictofobia. Ansiedad. Frío. Odia esto, odia todo lo que le está ocurriendo. ¿A qué están esperando? Preferiría morir en cuestión de segundos que notar cómo poco a poco, le fallan las fuerzas y su cuerpo comienza a debilitarse.

¿Quién podría hacerle esto a alguien? ¿Por qué ella? ¿Las otras chicas también estarán encerradas?

¿Podría ser todo por culpa de su padre? Si bien le contaron, la empresa de los Evans no ha tenido ningún problema durante los pasados años, ¿por qué los iría a tener ahora?

No, su padre no puede ser. Le hubiera contado algo al respecto, le hubiera dicho "Ten cuidado, Anny." Y, sin embargo, no le dijo nada. Eso no es algo que se pueda decir "normal" dentro de su familia. Se supone que no deben existir secretos, menos cuando está en juego su seguridad.

Por lo menos podría cantar, y estaría segura de que nadie podría oírla. Podría estar cantando a todo pulmón y nadie de los que estuvieran, si es que hay alguien, la oiría. ¿Por qué no intentarlo?

- I was scared of dentist and the dark. I was scared of pretty girls and starting conversations. -Nota como, poco a poco, toda su voz va aumentando y esto, en resumen, la hace sentir mucho más segura, mucho más firme.- Oh, all my Friends are turning green. You're the magician's assistant in their dreams.

Se acurruca como puede en el pequeño rinconcito, y comienza a imaginarse a ella misma en el escenario que visitó con su padre cuando era pequeña. Le pareció inigualable, incomparable, y único.  Sencillamente, su único sueño era cantarle algún día a su padre en aquel escenario.

Mira a través de las pequeñas rendijas cómo la luz no cambia, como si nunca hubiera movimiento en el exterior. Ahora, se siente mucho más sola, ahora se siente como si nunca fuera salir de ahí. Así que decide seguir cantando, pese a todo el frío, pese a todo ese sentimiento de soledad. Incluso pese a las lágrimas que van saliendo.

Desde el día en que despertó no hace más que llorar, más que sentirse sola. Los echa de menos, a todos. Incluso a la idiota de su clase. Incluso a los que peor le caen. Podría hacer cualquier cosa con la única condición de volver en el tiempo a unos años atrás.

-Oh, and they come unstuck.

Stop. Unos segundos. No puede más. Hace días que no ha comido nada, aunque tampoco comería nada si tuviera comida alguna. La debilidad ya está en su cuerpo, haciéndose notar en cada parte de su cuerpo. No puede hacer más que esperar a algo que seguramente sea... su muerte. Si no sale de esa habitación no podrá sentir más que la muerte arrastrándola hacia ella misma.

- Lady, running down to the riptide -susurra en la oscuridad, sintiendo pequeñas lágrimas cayendo en sus piernas.- Taken away to the dark side.

Vuelve a parar, otra vez. No, ha elegido mal la canción. Ésa es la canción que le dedicó a él, incluso cuando estaba insegura. Decidió enviar la canción, cantada por ella misma. Fue de noche, y, como siempre, había estado hablando con él por la noche, durante varias horas que parecieron interminables. Si estuviera en el otro lado de aquella piedra podría... podría estar frente al espejo, arreglándose. Habían quedado en la noche, ý habría sido una de las mejores. De eso podía estar segura.

Entre dos mundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora