45. Investigación.

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Abre el libro, y lo cierra de nuevo. En realidad, ya ha cogido una especie de costumbre. Lo ha hecho durante más tiempo del que pensaba. No es que tenga cosas que hacer, porque en realidad, parece que todos están compinchados para dejarla como si se tratara de un apersona que sufre de una enfermedad tan crónica y tan grave que no tiene más remedio que esperar a que algún día le llegue el momento.

Al principio, era genial no tener que hacer nada, y esperar a que Niall, o cualquiera del grupo, le ayudaran o hicieran cosas por ella. Pero, con el paso del tiempo, con el paso de los días, incluso con el paso de los segundos, se cansó de que nadie le dejara hacer nada. Y ahora es mucho peor que eso, por la culpa de Niall.

Cambia las páginas del libro. Roza el filo de cada una de las páginas, pasa el dedo por cada página, y entonces, abre por donde quiere, por una página elegida al azar. Lo único existente es la nada absoluta, un blanco total.

-No lo entiendo... -susurra para sí misma.

Lo ha intentado más veces de las que podría haber intentado cualquier otra cosa. Pero está segura de que debe haber algo más, algo escondido. Es como si algo más estuviera oculto tras el libro, tras sus páginas, como si hubiera un mensaje oculto. Pero debe encontrarlo. Debe buscar más allá. Algo debe haber.

Es como, si recuerda bien, en la edad media, en las bibliotecas más importantes de un país, las personas tenían escondites incluso dentro de los libros. Era algo típico dentro de las familias más apoderadas, adineradas y buscadas del entorno. Quizá no fuera la mejor forma de guardar secretos, pero funcionaba la mayoría de veces, y eso contaba.

Cuando abrió el libro con Niall, este copió la frase en un cuaderno, seguro de que nada volvería a ser lo mismo, y de que, si el libro le escribió eso debió haber sido a causa de algo que se escapa de su mente. Se fue, literalmente, corriendo hacia su habitación para poder pensar sobre la enigmática frase.

-Sigue con el libro un rato, debe haber algo más. Confío en ti -había dicho antes de besarla en la frente y salir por la puerta con una extraña urgencia.

Le había costado, pero acabó acostumbrándose a que el chico le diera besos justo en la misma zona donde su padre lo hacía cuando recibía algún tipo de reconocimiento de cualquier tipo. Y eso, al principio, le hacía daño.

Echa de menos a su padre.

Y ahí mismo sigue, buscando la respuesta a la demanda de Niall, como si se tratara de una misión. Y por cómo va la cosa, parece imposible. Le encantan las búsquedas, las investigaciones, pero cuando tienen respuesta. Esta vez, no encuentra ni pies ni cabeza al libro.

- ¿Cómo funcionas? -suspira exasperada, echándose hacia atrás, de tal modo que termina acostada sobre la cama con el libro sobre su cabeza. No le duele la espalda hace días, y ya no tiene que usar ciertas cosas sin las que podría haber muerto.

Entonces sucede lo más extraño que ha visto en su vida. El libro se cierra solo, y cae sobre su cara. Siente una ligera vibración, y un peso casi inexistente sobre su cara. La chica no tiene más remedio que levantarse y cogerlo, porque acaba de caer hacia un lado de la cama. Lo intenta abrir, pero es como si el libro se hubiera pegado página contra página.

Espera unos segundos, e intenta ponerse en pie para ir a ver a Niall, y contarle lo que sucede. El chico le había pedido que si sucedía algo solamente podría contárselo a él, o a Vi. Si bien es cierto, muy cierto, la chica es su mejor amiga. Y, aunque a veces le dé celos que sepa más de él de lo que ella sabe, entiende que Vi no tiene intenciones falsas, y que su corazón es bueno.

¿El libro volverá a abrirse o ella acaba de hacerlo desaparecer?

Lo mira, buscando algún botón, alguna tecla, alguna pista que pueda contarle qué es lo que ha sucedido. Pero no. No hay nada en el libro. No es como si fuera un teléfono o un notebook, pero le gustaría.

Entre dos mundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora