17- No me arrepiento

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Agustín sacó a Carolina del Instituto. La subió a su auto y empezó a manejar lejos, hacía un lugar más tranquilo. Caro no paraba de llorar y eso lo ponía muy mal.
Después de unos minutos llegaron a una plaza vacía, pero muy bonita. Bajaron y se sentaron bajo de un gran árbol.

-Ya no llores Caro- pasó su brazo por sus hombros y la acercó más a él.

-¿Escuchaste lo que dijo de mí? Todos deben pensar que soy una cualquiera- y las lágrimas volvieron a salir con más intensidad.

-No. No digas eso, nadie piensa eso de vos- se arrodilló frente a ella.

-Todos deben estar juzgandome por lo que dijo Valentina- no podía verla así. Tomó su rostro entre sus manos y la obligó a mirarlo.

-Caro, yo estuve ahí. Yo se lo que pasó y lo que dijo Valentina fue una mentira- secaba sus lágrimas- Ella contó lo que pasó a su conveniencia para ponerte mal, ella es así manipuladora- Valentina fue una de sus "chicas" pero cuando se dio cuenta lo mal que estaba terminó toda relación con ella.

-¿Y vos cómo sabes?- el llanto casi cesaba.

-Porque la conozco, eso no importa- levantó su rostro otra vez- Yo se como pasaron las cosas y aunque vos no te acuerdes yo te las puedo contar un millón de veces- sus miradas se conectaron como aquella noche.

-No hace falta- Carolina hablaba casi en suspiros- Yo... me acordé de lo que pasó esa dia - Agustín se sentó a su lado nuevamente algo sorprendido.

-¿Todo?- preguntó con cautela.

-Si, todo. Y me arrepiento de muchas cosas- sintió una punzada de decepción.

-¿Cómo cuáles?- quería saber.

-Como... haber aceptado salir con Valentina, como haber tomado tanto, como bailar arriba de la mesa- ambos sonrieron, ahora que lo pensaban era graciosa esa situación- me arrepiento de haberte mostrado mi ropa interior rosa- rieron, seguramente recordando ese momento.

-Y... del beso ¿Te arrepentis de eso?- fue muy directo pero no se aguantó más.

-No- respondió firme y segura- Ni del beso, ni del baile, ni de perdirte que me cantaras una canción, mucho menos de pedirte que te quedarás conmigo- No sabía como se tomaría todo lo que acababa de decir, pero no tenía caso mentirle. Una sonrisa tímida se formó en el rostro de Agustín.

-Tampoco me arrepiento de eso, de nada de lo que pasó esa noche- se miraron nuevamente, como si continuarán hablando con sus ojos.
Agustín volvió a acercala pasando su brazo por sus hombros y la abrazó nuevamente- Ya no te pongas mal por tonterías-

-Gracias- se apartó un poco y lo miro fijo. Sus bocas iban acercándose lentamente y cuando se rozaron... el teléfono de Carolina interrumpió. Se separaron rápido y ella contestó.

-Hola... ¿papá? Si, te escucho...- se volteó a ver a Agustín - Estoy en.. en el Instituto... ¿Estás ahí? Digo Aquí... Estoy, pasa que... Si... Si papá ahora voy- por su cara sabía que no estaba todo en orden.

-¿Todo bien?-

-No..- suspiro y se agarró la cabeza- Tengo que ir a mi casa ahora- Agustín asintió.

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En el camino le contó la conversación que tuvo por teléfono con su padre.
Llegaron a la casa de Carolina y se bajaron, Agustín la acompaño hasta la puerta y cuándo estaban por despedirse el papá de Caro salió.

-¿En dónde estabas?- estaba serio y parecía molesto.

-Buenas noches señor- saludo educadamente al gobernador- Soy Agustín un gusto- estrechó su mano.

-Te hice una pregunta Carolina- de verdad estaba enojado, Caro no podía ni mirarlo.

-Fuimos por un helado a la salida del Instituto- Agustín trataba de mentir para salvarla.

-¿No vas a responder? Ya te dije que es de mala educación no responder- su tono de voz se elevaba y las lágrimas de asomaban en los ojos de Carolina.

-Tranquilo señor, yo le juro que...-

-Si no te importa quiero hablar con mi hija- lo interrumpió haciéndole señas a Carolina para que pasara.

-Nos vemos Agus, gracias por traeme- le dio un rápido beso en la mejilla y pasó.

-Que tenga buenas noches joven- saludo el gobernador dejando lo finalmente sólo en la vereda.

Fue una de las situaciones más incómodas que le tocó vivir. Era su padre si, pero no tenía derecho a tratarla así. Sentía impotencia por no haber podido darle su merecido.

Eres Lo Que Necesito | AguslinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora