9- Viernes de salida

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Miraba el techo de su habitación mientras tarareaba una canción. Las de Arjona se le habían pegado bastante. Hoy tenía el día libre del trabajo por lo que deseo quedarse en cama hasta más tarde, lo único interesante que tenía para hacer era cuidar a su prima.

Sus padres se encontraban en un viaje de trabajo y optaron por que se quedara con sus tíos. Si bien era un chico de dieciocho años le costaba hacerse cargo de sí. Pero a él no le molestaba la decisión mientras menos cosas hiciera mejor.

No crean que es un chico vago, sólo que las cosas como cocinar, lavar o hacer las compras no van con el, con el niño mimado, ponía más empeño y dedicación a lo que le gustaba. Al terminar la escuela consiguió un trabajo por las mañanas en un bar del centro, tomaba las órdenes y controlaba la caja, era bueno con los números. Por las tardes se dedicaba a la música,  estudiaba un pequeño curso en el Instituto de la ciudad, quizá luego se profesionalizaria, no tenía apuros.

Agus! Necesito que vengas- y la paz que lo acompañaba acababa de abandonarlo.

-¿Qué querés molesta?- se apoyó en la puerta de Karol cuando llegó hasta ésta.

-Atiendeme bien, neta eres el peor enfermero- sólo rodó los ojos ante los comentarios de su prima- Alcanzame las playeras de ese cajón- ¿y ahora que tramaba? Sin oposición obedeció a su pedido.

-Gracias- comenzó a sacarles fotos con su celular.

-¿Vas a venderlas? - se sentó en la punta de la cama.

-No como crees... son fotos para Caro, hoy va a salir y la ayudo a elegir la ropa perfecta- eso lo tomo por sorpresa ¿A dónde saldría Carolina? ¿Con quién?

-¿Tiene una cita?- se animó a preguntar lo que le rondaba en la cabeza.

-¿Te importa?- preguntó divertida.

-Por supuesto que no, es... es curiosidad- hablar de ella lo ponía nervioso- Voy a preparar algo para desayunar- se excusó para salir de la situación.

-Ahorita bajo Romeo- le gritó cuando ya había abandonado la habitación.

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Caminaba hasta su casa a la salida del colegio. Carolina recibió todas y cada unas de las fotos que su amiga le envió pero ninguna de las blusas que le mostraban la convencian. No es que sea una chica muy top, pero quería usar algo que reflejará su estilo. Quizás usaría algo de lo que ya tenía, hace unas semanas compró algo de ropa con su tía y su prima. Valentina tenía un buen estilo y un gran look no quería desentonar con su nueva "amiga". Por suerte hoy no tenía danza y podría arreglarse tranquila. Aunque no hay mucho que hacer.

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El celular sonaba incesante.

-Hola- más dormida que nunca Carolina respondió- Si Karol... estoy despierta- explicaba a su amiga- Si, son las diez. ¡Son las diez!- se levantó de un saltó- Amiga me dormí sólo me queda una hora... claro que te mando fotos, te quiero, gracias -

El cansancio semanal le pasó factura y la dejó dormida unas cuántas horas,  por suerte ya había elegido lo que usaría: una camisa blanca con detalles, un jean azul y unos mocasines, más accesorios que su amiga le había insistido. Se alistó lo más rápido que pudo y partió a casa de Valentina.

-Cari, bienvenida - le dio pase adentro de la casa- Estabamos esperandote-  La verdad que tenía una casa muy bonita- Chicas llegó Cari, vamos- ordenó y dos muchachas bien lookeadas aparecieron.

A las once y media ya se encontraban entrando a un bar. Símplemente no era lo que Carolina esperaba. Un poco sucio y con personas algo grotescas. Las mujeres con aspecto fácil y los hombres uno más ebrio que el otro. La verdad que no se sentía cómoda.

-Yo... creo que.. mejor me voy- le dijo a Valentina levantando la voz por la música.

-Tranquila, recién llegamos vamos a sentarnos- y eso hicieron. Tomaron lugar en la barra dónde le sirvieron un trago a cada una.

-Yo no tomo Valentina- estaba comenzando a sentirse mal, el lugar no le agradaba.

-Vamos Cari, para brindar solo un trago inofensivo- levantó su vaso y lo chocó con el de Carolina.

Luego de ese brindis inofensivo, sirvieron un trago más y otro y otro y otro.

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Había quedado en encontrarse con sus amigos en el bar de siempre, iba un poco retrasado pero tenía que hacer una parada en su casa. Necesitaba cambiarse y recoger algo de dinero, por suerte sus padres le habían dejado el auto.
Una vez listo partió al encuentro de sus amigos.
Entró al bar, que no era de los mejores pero si donde acudían para pasar un buen rato.

-¿Viste la hora?- Ruggero siempre lo regañaba

-Son las una- revisó su reloj para confirmarlo.

-¡Las una Agustín!- estaba exasperado.

-Se me hizo un poco tarde- se sentó luego de saludar a sus dos amigos- No te alteres- se burló de Rugge

-Si, déjalo tranquilo, ya sabes como es- Maxi era la tranquilidad del grupo.

-Bueno, pero ya sabes que no me gusta la impuntualidad- era lo típico entre ellos. Pidieron unos tragos y comenzaron a charlar, no chismoseaban, ellos charlaban.

Una hora después, más o menos, Maxi se acercó entusiasmado a la mesa de sus amigos.

-No saben... No saben... el show que se está mandando la chica de allá- con razón se había tardado tanto, el baño no quedaba tan lejos.

-¿Cómo está?- preguntó algo interesado Ruggero.

-Y... vamos a darle ocho puntos amigos- se levantaron casi corriendo dejando a Agustín sentado sólo. Que babosos eran sus amigos. Desde su lugar pudo escuchar como los gritos aumentaban a cada segundo y al final la curiosidad pudo más. No pasaba nada si miraba un poquito.

Se acercó despacio y el show que se mostraba esa noche definitivamentoe no le gustaba. Y aunque estaba enojado no concidia con su amigo, para el eran once puntos.

Eres Lo Que Necesito | AguslinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora