10- Canta para mí

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No podía ser, cerró sus ojos como cinco veces seguidas pero seguía todo igual. El ambiente se puso tenso o eso sentía él. Del asombro pasó a la furia y más aún cuando un grupo de hombres se acercaban peligrosamente a la chica que bailaba arriba de la mesa.

Venía con intenciones de sacarla de su cabeza y justo se la tenía que cruzar aquí y en ese estado. Corrió enloquecido a bajarla, apartando a todo aquel que se quería sobrepasar con ella.

-Carolina ¿Qué haces así?- le preguntó cuando logró bajarla y taparla con su campera.

-¡Agus!- le gritó ella entre risas- Vamos a bailar- comenzó a moverse como podía ya que estaba muy borracha.

-¿Con quién estás?- la seguía interrogado cuando sus amigos se acercaron. Al parecer a los hombres del lugar no les gustó para nada las medidas que tomó Agustín.

-Con mis amigas- quizo voltearse a buscar a Valentina y su clan pero ya ninguna estaba. Comenzaron a empujar a Agustín y a gritar babosadas para Carolina, ese ya no era lugar para ninguno.

-¿Te vas?- preguntó Maxi mientras él arrastraba a Carolina hacía la salida.

-No la puedo dejar así - señaló a la susodicha.

-¿La conoces?- Maxi y sus preguntas en este momento inoportuno.

-Es obvio que la conoce- intervino Ruggero pícaro -Salí rápido dale- lo apuró. La multitud se acercaba a ellos.

Agustín sacó a Carolina de ese horrible lugar y ni bien llegaron a la puerta ella sintió un revuelo en su estómago por lo que corrió a un costado a vomitar. ¿Cómo llegó a éste estado? Se acercó y recogió su cabello. Seguramente era la primera vez que tomaba de tal forma.

-¿Querés un chicle?- le ofreció una vez que ella pudo reincorporarse

-Quiero dos- era menos tímida en ese estado. Le alcanzó los chicles y la guío hasta su auto, tenía que llevarla a su casa. ¿Y su padre? Según lo que le contó Karol era muy serio, quizás se enojaba si la veía así ¿Dónde la llevaba? A lo de su prima no podía ser, sus tíos de darían cuenta y pensarían mal de ella. Su casa era una buena opción, no había nadie y allí podría descansar hasta que le pasará la borrachera.

-Cambia esa cara- tenía una risa contagiosa. El enojo ya se le había olvidado y comenzó a reírse con ella- A ver la sonrisa de Agus, muestre esos dientecitos- cada vez la carcajada era más fuerte, la miró y sonrió como se lo pedía.

-Ya tranquilizate- trató de ponerse serio.

-Tenés una sonrisa preciosa y unos ojos más preciosos, pero estás tan serio como mi padre- echó la cabeza para atrás dejando de reír ¿Eso pensaba de él? No le parecía mal, le gustó escuchar eso de su boca.
El resto del camino se la pasó bailando en el asiento lo que la radio proponía, él sólo disfrutaba.

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-Chófer está no se parece a mi casa- Agustín ayudó a que bajará del auto -Pero da igual prefiero ir a cualquier lado- al parecer se iba a reír cada vez que hable.

-No puedes ir a tu casa en éste estado- abrió la puerta y la dejó pasar primero.

-No estoy a la altura- suspiró ella. No entendió su comentario y lo dejo pasar.

- Vas a quedarte hasta que se te pase un poco- la guío por las escaleras.

-¿Acaso no te gusta mi estado?- le dedico un sexy desfile, poniéndolo aún más nervioso.

-Estás borracha Caro- cambio de tema al instante. Abrió la puerta de su habitación y le indicó que pasará -Acostate mejor- le indicó mientras buscaba una frasadas.

-Esto está mojado- se quejó como nena chiquita. Y si, en su baile descontrolado se tiró un par de tragos encima. Comenzó a sacarse la ropa y quedó en ropa interior.

Carraspeó su garganta cuando la vio- Vas... vas a... te podes resfriar- no quería mirarla demasiado. Había visto a muchas chicas con ese look pero verla a ella le generaba muchas cosas- Ponete esto- le acerco una de sus remeras.

-¿No te gustó así?- preguntó ella acercándose a él,  tomandolo por la nuca. Agustín comenzó a respirar cortado, ella estaba muy cerca de su boca- Canta una canción para mi- le pidió ella en susurro muy cerca de sus labios. Acomodó la cabeza en su pecho.

-Caro... ya...- casi no podía hablar.

-Canta para mí por favor, baila conmigo- parecía una súplica. Comenzaron a balancearse lentamente y él acomodo sus manos en su cintura.

Nada, nada, nada es como tú,
ni la luna llena ni el atardecer.
Nada es tan perfecto como tú,
nada ha sido nunca como tú

Cantó en susurro y pausado, no podía creer. Acariciaba su piel dejándose llevar.

Nada, nada, nada es como tú,
ni la mar en calma ni la tempestad.
Nada es tan perfecto como tú,
nada ha sido nunca como tú

La canción que dio vueltas todo el día en su cabeza ahora era entonada para el público que jamás pensó.

Nada, nada, nada es como tú,
ni la lluvia fresca ni el amanecer.
Nada es tan perfecto como tú,
nada ha sido nunca como tú

La canción se reproducía en su cabeza y su boca cantaba lo que quería decirle.

Te encontré siendo invisible
como nunca imaginé,
natural, tan imposible,
como un sueño que soñé

Disfrutaba del momento, cerró sus ojos y continuaron bailando para el silencio, abrazados, necesitandose el uno al otro.

Eres Lo Que Necesito | AguslinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora