Capitulo XXXVIII

393 69 13
                                    


La abuela de Ciel se llama Claudia Phantomhive... JAJAJAJA.. ja.. ja.. ¿Por qué nadie me lo dijo :'v? *le arrojan una chancla explosiva*

bai ( ̄x ̄;)







"Siempre te estás riendo..."


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.





Aileen tuvo una reacción, y ésta definiría su bienestar tras recuperar sus memorias perdidas. Podría quedar mal, podría... Quizás no despertar, todo influía. Sus pequeñas manos nunca soltaron a la pequeña flor, y tanto la cadena guardapelos la protegía con muchas energías. El Sepulturero había acertado en su plan. Ciel la sostuvo como la cosa más preciada de su via y acarició con cuidado sus rosados labios que habían quedado entreabiertos por el profundo sueño en el que cayó. Una parte de él, temía que algo mal saliera con ella.

—Regresa, por favor—apegó su frente con el de ella y la miró más de cerca.

La lluvia se detuvo. El sol solo salía en pequeñas partes expuestas de las nubes, cayendo en débiles rayos de iluminación. Tambien, los relámpagos eran muy bien vistos y creaban una preciosa imagen de la carretera de Massy, Francia. Ya poco les quedaba por llegar al destino final.

—Aileen, por favor no te vayas—le murmuró como un deseo.

Volvió a besarla, sosteniéndola amablemente por su barbilla para no lastimarla. Sus sensaciones se iban volando al sentirla, no como demonio, sino como humano. Comer almas no había sido algo de gran satisfacción, comparado con lo que sentía en esos momentos. Se apartó para volver a admirarla. Quien sabe desde cuando, ni siquiera cuando era humano, se sentía verdaderamente pleno, con júbilo. Le era tan extraño poder derramar lagrimas, solo por Aileen.

Comenzó a abrir los ojos unos cinco minutos de permanecer observándola. Su ojo café y verde volvían a lucir como antes, sin importar el contrato del pentagrama en uno de ellos. Su carita cambió de estar palida a un color vivo con sus mejillas ruborizadas.

—Ciel...—dijo en cuanto entró en razón—. Ciel...

Se rompió. Lloraba con melancolía y felicidad. Intento incorporarse para abrazarlo, pero Ciel no se lo permitió. Él la había abrazado primero.

—Aileen—la voz del demonio se quebró. Sus manos temblaban demasiado.

—Si—afirmó ella y se consumió más en su llanto—. Yo soy Aileen, no Audrielle. Me-me llamo Aileen.

Kuroshitsuji: Vitam Et Mortem IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora