Capitulo XLV

276 41 7
                                    

Capitulo 45 pues :v




  "Si no te hubiese conocido, ahora no me sentiría tan triste ..."







Es como si flotara en la nada, no hay algo que pueda decirme en donde pisar fuerte y firmemente. Yéndome a un vacío donde yo quizás ya tampoco existo. No abro los ojos, por el mismo miedo que permanece en mí. Es el mismo miedo que tuve cuando morí.

Escucho en la lejanía una voz angelical cantando una canción de cuna.

Perche sono qui?
Insonnia...

Increíblemente, me parece familiar.

Primero abro uno de mis ojos. Todo es azul... Claro, y como era de esperarse, estoy flotando sin ninguna ayuda. Hay árboles gigantescos aproximándose a los lados. Luciérnagas blancas salen a a mi encuentro en cuanto cruzo uno de los arboles más majestuosos que se pueden ver.

Dove voglio andare?
La risposta non ce...

La calma y paz llegan a inundarme. Las luciérnagas se multiplican a miles y me siguen como unos súbditos que siguen a su rey. A lo lejos hay un sendero que lleva a una silla solitaria hecha con las mismas raíces de los arboles, y sentada en ella, hay una sombra débil. Las luciérnagas se separan de mi para ir hacia allá, y alumbrar a quien espera ahí.

Io ancora dormo
Ho un sogno felice...

Mi pecho se contrae ante la sorpresa. Con toda mi fuerza de voluntad, dejo de moverme y flotar. Bajo hasta una raíz gruesa y ahí poso mis dos pies exigiendo equilibrio. Quien en un principio mis ojos miraban en aquel trono de raíces, es a Julianne.

Mi querida hermana Julianne.

Canta otro poco pero en un abrir y cerrar los ojos, Julianne ya no está ahí. Ahora, un sujeto de belleza inimaginable me espera con una paciente sonrisa. Su cabello es largo, como el de Kotaro, con una tonalidad azulada y un brillo espectacular.  Sus ropas son simples, un largo abrigo es todo lo que se puede describir de él. Sus ojos son purpuras, yéndose casi a un carmín precioso. Sin haberme dado cuenta, continúe caminando hasta llegar a sus pies. Su sonrisa se ensancha en cuanto nos volvemos a mirar.

—Aileen, ¿cierto?

Sus colmillos resaltando me hacen validar de inmediato, que él es un demonio.

Asiento con la cabeza.

—Eres muy fuerte. Valiente, fuerte, determinada, única,

Se levanta del trono con un movimiento débil. Parece enfermo. Sus brazos se acercan hacia a mi para tomarme y cargarme junto a él. Desde aquí, el bosque azul luce precioso.

—Tú eres la única que ha dominado mi poder.

Es muy guapo. Singularmente, tiene un parecido con Kotaro.

— ¿Quién eres?—pregunto curiosa.

Solo sonríe.

— ¿Tienes sueño?

Kuroshitsuji: Vitam Et Mortem IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora