Capitulo IX

1.2K 133 76
                                    

Del otro lado del teléfono, mamá estaba llorando...




Por más que le doy la orden a mis piernas que se muevan, no responden. Un sujeto de apariencia aparentemente "normal", se coloca a mi lado observándome con la cabeza un poco inclinada. Su cabello es algo largo, parecido al de Sebastian, pero en color marrón. Ciel se ha quedado en pausa, a medio camino dirigiéndose hacia acá.

—Guarda silencio, recuerda que es una biblioteca—sonríe de forma expresiva. Unas cuantas arrugas se forman alrededor de sus ojos.

Su mano se va hacia mi cabeza y me da unas cuantas palmaditas. Se escucha de inmediato como fuertes pasos vienen hacia acá. Kotaro me jala a él y empuja al sujeto de mala gana. La fiebre en mi cara aumenta.

—Disculpa, no quería que te pusieras en esa forma—repone el hombre.

Observo la cara de Kotaro. Sus cejas casi están por unirse.

—Hace mucho tiempo que no tenía huéspedes—hace una ágil reverencia hacia nosotros—. Bienvenidos a la antigua Biblioteca Carrol.

Nadie le responde. Yo aprovecho para examinar su vestimenta; no lleva algo llamativo, solo un par de pantalones de vestir y una camisa blanca (algo amarillenta). Sus grandes ojos azules son atentos, pero no irradian alguna chispa. Totalmente apagados.

— ¿Vives aquí?—Le pregunta Ciel.

— ¿No es más que obvio?

Tonto Ciel.

—Veo que la tormenta se aproxima—el hombre saca una caja de fósforos y con solo uno se encarga de ir encendiendo algunos candelabros cercanos—. Por favor, tomen asiento—nos apunta hacia unos feos sillones cercanos a una chimenea (con el fuego ya extinguiéndose).

Kotaro me carga para llevarme a reposar ahí. Ciel y Sebastian son los más oscuros y serios, parecieran no tenerle verdadera confianza al... ¿Bibliotecario?

— ¿Cómo es que te llamas?—Formula Sebastian.

—Arnold Davenport.

— ¿Y qué haces aquí?

—Oh, bueno, es algo también muy obvio—se ríe con pesadez—. Yo cuido este lugar.

Arnold gira un poco su cara y se enfoca en Ciel.

— ¿Usted es el Conde Phantomhive, no es así?

¿Eh? ¿Conde? ¿Qué es un conde? ¿Un demonio es un conde? ¿Es millonario acaso? Notablemente, Ciel se tensa.

— ¿Y a quién le importa?—Replica.

Arnold queda sorprendido. Nuevamente vuelve a sonreír.

—Supongo que... A nadie—su voz cambia de contexto. Se oye mucho más ronco. No sé si asustarme pero creo que una buena idea es regresar al bosque—. Jamás pensé en lidiar con seres como ustedes, y claro que, no me molesta su presencia. Son completamente bienvenidos aquí.

Acaso... ¿Sabe que todos ellos son... Demonios? ¿EHHHHH? Me quiero ir a dormir, esto es rarooo.

—Y me sorprende que una niña pequeña como ella esté con ustedes—se acerca al centro de la sala para mirarme fijamente—. Ella y yo conocemos algo que, sin duda a los humanos les atemoriza toda la vida—vuelve a fijarse en Ciel—. Podría incluirlo a usted también, conde, pero no lo pienso así.

¿Qué significa eso? Cierta inseguridad me invade. Los labios me tiemblan pero no es por querer hablar. Un aura frio nos envuelve cuando él se acerca. Tengo miedo. Kotaro vuelve a cargarme de forma posesiva, con dos zancadas grandes se aleja hacia lo que es otra zona con más sillones.

Kuroshitsuji: Vitam Et Mortem IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora