Capitulo XLVII

243 38 4
                                    

47




"Pero en mis sueños sigues sonriendo, incluso ahora sigues haciéndolo..."





El regreso a Inglaterra para todos había sido cansado, pero estimulante.

Los ángeles Keller y Natsu habían dejado a un lado esa ambición de querer el bien a su alrededor, no poder conservar el libro era obvio, ellos no tenían el poder ni el derecho de resguardarlo de una forma segura, en cambio, los Shinigamis eran la balanza universal como habían especificado hace tiempo.

Cuando Keller y Natsu llegaron con noticias nuevas a su escuadron, muchos de sus compañeros quedaron insatisfechos, les reprocharon su actitud y casi fueron castigados.

—Ese libro no le pertenece a nadie—aclaró Keller de mala gana.

Uno de los ángeles que era calvo y llevaba más tiempo viviendo sobre la tierra, el reclamó.

— ¿Y por qué los Shinigamis si?

— ¿Acaso han visto algún caos provocado por ellos?—intervino Natsu, defendiendo a su hermano—. A ellos no les interesa el poder del libro, que además, este ya no es útil para absolutamente nada.

— ¿Y por qué?—cuestionó otro ángel de cabello rubio cenizo.

—Al parecer—comenzó a explicar Keller—, Aileen tuvo un último contacto con el poder del libro.

— ¿Y eso que significa?—volvió a hablar el calvo.

—Significa que, ella logró controlar el poder del libro. Fue poseída por unos minutos, pero los roles cambiaron tal y como debieron ser; ella fue la ama, y supongo que deseó algo para salir viva de eso. Inclusive, Ciel Phantomhive vuelve a ser humano.

— ¡¿De qué hablas?!—se escucharon al unisonó varios más ángeles que estaban en el salón. La flama de la chimenea encendida se alboroto con violencia—. ¿Ciel Phantomhive...?

—Así es. El libro le concede deseos a su amo.

Todos quedaron en un incomodo sonido. Los ángeles cuchicheaban entre sí preguntándose el cómo eso era posible. Keller sonrió con pocas fuerzas.

—El demonio que cuidaba a la pequeña, murió.

— ¿Y él que tiene que ver con esto? También estaba obsesionado con el libro, ¿cierto?

Keller miró a Natsu, para que este continuara.

—No era un obsesión de poder solamente, ese demonio era un hibrido con humano. Su padre era el creador del Vitam et Mortem.

Más sonidos de impresión se presentaron por toda la sala. Muchos ángeles tomaban té muy nerviosos.

— ¿Y cómo murió?

Keller se encogió de hombros.

—Yo... Yo iba a matar a la pequeña para que no se acercara al libro. Ese demonio, la defendió.

El calvo hizo un movimiento de cabeza, en señal negativa.

—Soy un cobarde—admitió al final Keller—. No pude disculparme con ella como es debido.

Se sentó pesadamente sobre una silla que había en una esquina, y se puso ahí a pensar a solas. Ya no había marcha atrás, Natsu pedía que ambos fueran castigados por sus actos, pero al final, nadie quiso imponerles nada.

Kuroshitsuji: Vitam Et Mortem IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora