Capitulo L

225 36 1
                                    

50

  'Solo quiero decirte "Todavía te quiero" '



El Sepulturero se encargó de llevarme él mismo hasta la habitación en donde había dormido la noche anterior. Nadie se dio cuenta de que me escape unas horas en lo que reflexionaba con él en la biblioteca de los Dioses de la muerte.

Pero, sin duda alguna, algo que también me ha bajado el ánimo hasta ahora es que, Ciel no ha venido a buscarme. ¿Se encontrará bien?

Rondo por la habitación haciéndome preguntas sobre él.

Ya siendo humano esto debe ser difícil. ¿Cometería un error? Quiero que hablemos, antes de partir a la visita con mi padre, pero no aparece.

De pronto, de uno de los conductos del aire cercanos al baño por donde estoy rondando, sale la cabeza de Ronald de manera inesperada. Caigo sobre mi trasero mucho muy sobresaltada. Ronald se limita a reír. Sale con muchísimo esfuerzo de aquel pequeño lugar comparado a su tamaño y estatura.

— ¿En dónde andabas, pequeñuela? —se acomoda las gafas de forma estratégica. No llega a acercarse mucho, pero parece bastante curioso—. ¿Estás lista?

Nota mental: no ser grosera con Ronald... PERO, esto está colmando mi paciencia. ¿Por qué piensan que estaría alegre?

—No...

—Será mejor que te des una ducha—dice mientras se aleja a la puerta con la intensión de salir. Pronto, su expresión cambia a una más triste—. Will quiere que te vayas preparando...

Tan rápido como puedo visualizarlo, abre la puerta, sale y la cierra. De algún modo, quiso evitarme para no caer (lo más probable) en absurdas explicaciones de lo que nos espera en este mediodía. En una silla observo que me han dejado ropa limpia y calzado nuevo.

Me pregunto si ellos escucharían alguna petición mía, sin poner de por medio a mi padre.


*****
Antes de las diez de la mañana, Sebastian se encontraba en un comedor vacío a excepción de la presencia de Ciel Phantomhive, desayunando vagamente. Ni él tenía hambre, pero hacia un esfuerzo por adaptarse nuevamente a los sabores y esencias que por muchísimo tiempo eran inexistentes para él. Un par de tostadas con mermelada de fresa eran más que suficientes para ese regular apetito humano; pero no solo tenía ese problema de hambre por falta de costumbre, sino que, el caso de Aileen lo traía sin cuidado.

—Más jugo, por favor Sebastian—hablo un poco con la boca llena. Tenía la ansiedad de acabar pronto, por eso, se limitó a llenarse la boca como loco.

El mayordomo de sonrisa carismática, le acercó la jarra con cuidado para que el mismo se sirviera.

—No olvide los modales, joven amo...

Ciel tragó con fuerza. Luego, lo miró cansado.

—Estoy estresado—justificó encogiéndose de hombros.

—Lo entiendo.

Ciel en su mente pensó "si, como no".

—Me parece absurdo que los Shinigamis tomen esa decisión tan a la ligera.

Sebastian no respondía nada de lo que escuchaba, asentía atento y prefería dejar sus comentarios para otra ocasión. Pero no tardo mucho cuando empezó a argumentar algunas cosas "incomodas"; Ciel ya no siendo un niño, si no que su apariencia era la de un adolescente yendo a su fase de adultez comenzaba a experimentar cosas que claro, siendo demonio no habría sido muy consciente del todo.

Kuroshitsuji: Vitam Et Mortem IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora