Capitulo XLI

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¡Termine! Escribí este capitulo por casi dos meses y ahora, ya lo he terminado y pasado a la computadora ¡Yey! 彡゚◉ω◉ )つー☆*

Hola! xDDD ((o('∀`)o))

Espero les agrade el capitulo uwu (POR FIN LA MALDITA CONTINUACIÓN DESDE OCTUBRE!) 

┻━┻ミ\(≧ロ≦\)

Me alegro que reciban con cariño este jodido fanfic, ¡mil gracias por los apoyos! ヽ(o♡o)/

¡Disfruten su lectura! ('•ω•'๑)

Kuraudia-senpai! (σ゚∀゚)σ





"Te di todo..."





El viento se congelo como una burbuja giganta atrapado en el tiempo donde solo los que estuvieran maldecidos podrían percibir el aroma a muerte y peligro. Ciel Phantomhive en a plazoleta del gran centro de Ville de Rouen respiraba jadeante solo viendo Aileen a los pies de Elizabeth Midford. No parecía gravemente lastimada, pero eso no calmaba al demonio de ojos azules.

—Lizzy... Tú...

Desde otras sombras, el Sepulturero apareció riendo apaciblemente. En su boca llevaba tres galletas en forma de hueso, masticándolas lentamente.

— ¿Me extrañaste, Ciel...?

Los grandes ojos abiertos de Ciel pronto asecharon al Shinigami sonriente.

— ¡Qué hiciste!—le reclamó enfurecido.

—Nada, nada, Conde Phantomhive, ellos me encontraron.

Elizabeth se movió de su lugar por fin. Camino sin detenerse hasta Ciel y ahí lo tomó de las manos con un aura oscura y misteriosa. Sus manos heladas sobresaltaron al demonio, algo tramaba y no tenía idea si era ir en contra de él o vengarse por cualquier cosa estúpida. Por tan solo cinco centímetros, Phantomhive le ganaba ya en estatura.

— ¿Me extrañaste, Ciel...?

—Tú ya no eres Lizzy—arrugó la nariz—. No...

—Lo soy, ¡lo soy! Admítelo, estás tan sorprendido que no quieres dejarte llevar. No quieres creer que te he estado buscando...

Detrás d Elizabeth, Sebastian tomó en brazos a la pequeña Aileen. Ésta última ya había despertado poco a poco.

Lizzy notó la atención infortunada de Phantomhive hacia la niña y no pudo evitar entrar en explosión.

— ¡DEJA DE MIRARLA! ¡Puedo matarla y lo haré si ella se lo merece!

Ciel la detuvo por una de las muñecas antes de que lo golpeara intencionalmente. La mirada de la bruja rubia era perdida, fuera de su propio control entrando en una locura. El Sepulturero miraba paciente el espectáculo. Sebastian de igual forma, quería aprovechar un momento exacto de las distracciones.

—Tú nunca harías esto, Lizzy, deja de ocasionar más problemas.

— ¡LO HAGO POR TU ABANDONO! ¡POR TU EGOISMO!

Sus gritos retumbaban como eco en esa pequeña parte de la ciudad. Increíble que no estuviera ya nadie más a los alrededores.

— ¡Ni siquiera pude tenerte! Te fuiste sin despedirte, jamás volví a saber de ti, ¡creí que en verdad habías muerto!—comenzó a llorar con amargura—. Sólo lo hago por ti y para nunca dejarte ir otra vez.

Kuroshitsuji: Vitam Et Mortem IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora