—Milla —susurró.
Me removió hasta que por fin abrí los ojos.
Y vi su sonrisa apenas lo hice.
—Íbamos a cenar, cariño. ¿Recuerdas?
Quise tallar mi cara con las manos, pero una de ellas estaba siendo aplastada por el cuerpo inerte de Bandit.
—¿Uh?
Mi mano, todo mi brazo en sí, estaba entumecido y sentía la impetuosa necesidad de hacer aguas menores.
—Sí, sí. Lo siento. Bandit y yo estábamos viendo una serie. Iré al baño —tiré suavemente de mi brazo y logré sacarlo sin que mi hija se inmutase—. Despiértala, ¿quieres?—Él asintió—. Ahora vuelvo.
Eché a andar hacia el baño, hice lo que tenía que hacer y volví a la recámara, donde Gerard ya vestía a una adormilada Bandit.
—Mamá.
—¿Qué pasa?
Se talló los ojos y me miró.
—¿Cómo ha terminado el capítulo?
Sonreí.
—Ya lo has visto mil veces, cariño. Sabes lo que pasa perfectamente.
Me acerqué y acaricié su cabeza suavemente. Se giró a verme repentinamente.
—¿A que es buena?
—Sí, Bandit —pasé mi mano por su mejilla—, lo es.
Volvió a su postura normal para que Gerard terminase de vestirla y yo cepillé su cabello, que estaba más enmarañado que nunca.
—¿Cómo te ha ido hoy?
Gerard me miró a través del espejo en el tocador mientras se ajustaba la corbata.
—Bien. Todo ha ido mejor que nunca, y las ventas siguen subiendo, ¿puedes creerlo?
Asentí satisfecha y le respondí:
—Me alegra mucho, cariño.
Se acercó con la corbata ya puesta y me besó en la comisura de los labios.
—¿Ya?
—Casi, espera un poco más.
Cepillé una última vez su cabello y solté un ''ya está'' con el que Bandit saltó como resorte.
—¿Listas?
—Claro.
—Sí.
Abrió la puerta y, mientras él cerraba, tomé la mano de mi hija y echamos a andar hacia el auto.
—Entra, cariño.
Saltó graciosamente para entrar y cerré la puerta para luego entrar yo en la parte de adelante y hacer lo mismo.
—Cinturones.
—Listo —afirmó Bandit.
Encendió el auto y comenzó a conducir tranquilamente mientras hablaba de un sujeto que encontró por la calle y que dejaba diez dólares a toda persona que viese pidiendo limosna.
—¿Pondrás música?
Él asintió y abrió la guantera.
—¿Qué quieres que ponga?
Divagó un poco antes de responder:
—Queen, ¿quieres?
—Sí.
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Mine | Gerard Way
Fanfiction❝Yo..., yo no sé con precisión qué diablos somos, pero sí, que tú eres mía.❞