I.
¿Qué les digo? Me sorprendí cuando sólo había pasado un mes desde que la publiqué y ya tenía cuatrocientas leídas. Todo llegó rapidísimo, y en mi vida me había sucedido algo así con alguna obra.
No me lo pensé mucho para publicarla (y creo que lo han visto ustedes en el primer apartado de la historia), por lo tanto, escribí primeramente porque me gustó, y luego por ustedes.
No hay mucho; si escribo más, sólo serán miles de maneras para darles las gracias. Le dieron una oportunidad a la obra, y siempre voy a estar muy agradecida por eso. Gracias a quien le concedió un primer voto, a quien le regaló el primer comentario; gracias a quienes simplemente leyeron, a quienes votaron toda la historia, a quienes expresaron su sentir en los comentarios. Gracias a quienes continuaron leyéndola, aún cuando aquel terrible bloqueo me impidió escribir durante varias semanas. De verdad, gracias. Es lindo saber que esta obra haya sido bien recibida.
II.
Así que, por todo esto (y también porque quizá algunas personas se liaron al intentar comprender la extraña trama), a continuación expondré cuál fue la idea.
En el epílogo, intenté atar todos los cabos que quedaron sueltos a lo largo de la historia. Pero, aún así, aclararé aquí todo.
*
Millaray tuvo tres hijos: Bandit, la mayor, de cinco años; y dos mellizos, Grace y Nathan, ambos de un año y medio.
Valeska era su hermanastra, pero ambas se criaron juntas, por lo que se consideraron toda la vida hermanas al cien por ciento. En cambio, Lindsay y ella sí tenían los mismos padres, pero su relación nunca llegó a ser tan cercana como la que tuvo con Valeska.
Valeska y Milla tenían por costumbre salir juntas los fines de semana, o al menos cada quince días, y siempre llevaban a sus hijos con ellas. Valeska tenía una niña de seis años llamada Gintare.
Una tarde de noviembre, luego de haber tenido una buena cena, suben al auto de Milla, ponen a sus hijos en los asientos de atrás y se dirigen a casa.
Quizá ya estén teniendo una ligera idea de lo que sucedió.
Fueron embestidas..., por delante, y por detrás también.
Por delante fueron dos autos, y por detrás, tres.
Si calculamos las edades y la resistencia de cada cuerpo para aguantar un golpe, o en este caso, más de setenta y cinco kilogramos encima de sí mismos...
Los seis cuerpos pararon en el hospital del centro de la ciudad. Durante el camino, la hemorragia fue demasiado para uno de ellos. Al ser puestos en las camillas para trasladarlos a la sala de operaciones, otro perdió todo el oxígeno existente en su sistema y la hemorragia atacó de nuevo.
Hemorragias, hemorragias, hemorragias. Demasiada sangre perdida, demasiado jóvenes, demasiado inocentes.
Esas palabras rondaron las cabezas de sus jóvenes madres por bastante tiempo. Una tardó menos, y decidió someterse a una terapia. Las pesadillas y constantes pensamientos negativos fueron mucho para ella, y, sin más, se alejó de su ciudad natal para comenzar a superar la muerte de su primogénita.
El esposo de Valeska, Morgan, fue hallado muerto por ella misma cuando volvió a la ciudad.
Sobredosis, señalaron los especialistas.
Milla se enfrascó en los recuerdos, pastillas para dormir y droga que ella jamás consideró algo más que medicamentos.
Trece meses.
Gerard estuvo para ella. Pidió a todos sus familiares y amigos que fingiesen ser lo que Milla creía que eran.
Esto es insano, Gerard. Para ella y para ti. Para todos, dijo Isabella.
Y no soportó más. Fue demasiado para ella ver a su hija destrozarse a sí misma, viviendo una mentira, culpando a personas que jamás tuvieron culpa alguna de los golpes que la vida le dio.
Le dolía. En lo más profundo del alma.
Veintinueve meses.
Milla comprendió. Lo hizo.
Abrió los ojos.
Y es ahí donde la verdad es revelada. No tan clara como a ella le hubiese gustado, pero al pasar el tiempo, la tenía cada vez más definida: Sabía qué había sido de ella antes de ser internada en un Instituto de Rehabilitación.
La verdad y nada más que la verdad.
Perturbó sus pensamientos. Afligió su alma. Su vida padeció un cambio radical.
Las cosas no fueron lo mismo.
Se hubiese mentido a sí misma si afirmase haber superado la muerte de sus preciosos hijos.
La batalla fue dura.
Y, a pesar de ello, Gerard no la abandonó.
Milla agradeció eso hasta en final de sus días.
También, algunos hechos realmente sucedieron. Por ejemplo, cuando en un capítulo Bandit cae del balcón, y al siguiente Milla afirma que Bandit subió a un trineo, quizá crean que me equivoqué, pero no es así. Milla imagina que Bandit cayó del balcón, cuando en realidad salió herida de un parque de atracciones navideño. Sólo hay cierta similitud, (es decir, el que Bandit haya terminado en el hospital) para que se sepa de la conexión de los hechos.
Milla sabe qué pasó, pero no cómo, así que su mente se encarga de idealizarlo.
Algunas otras veces, sabe qué pasó, pero no en qué terminó. Esto lo puedo explicar con Donna. Ella y Milla pelearon una vez antes de accidentarse, así que, como fue el último recuerdo de ella, cree que Donna la ha tratado mal de toda la vida.
Hay una razón para cada hecho. Si tienen duda de algún embrollo más, pueden preguntármelo. No me extiendo más porque sería demasiado tedioso leerlo todo.
*
Así que, ahí tienen la explicación. Muchísimas gracias por leer. Dentro de un tiempo, puliré los detalles y corregiré si es necesario. Mientras tanto, ésta es la versión original.
Tengan un buen día<3.
-Sofía.
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Mine | Gerard Way
Fanfiction❝Yo..., yo no sé con precisión qué diablos somos, pero sí, que tú eres mía.❞