31. Tu padre.

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-ELYZA

Mi madre y yo nos retiramos a una esquina, para poder hablar tranquilamente. -¿Que pasó?- le pregunté rápidamente, necesitaba saberlo. Ella suspiró, se apoyó en la pared y se dejo caer hasta quedar sentada, con la mirada perdida en algún punto del salón. Posó su mano en el suelo, haciéndome el gesto para que me sentara. Imité su forma, quedando a su lado.

-Nos encontramos con varios de este edificio por el camino, nos unimos a ellos. Estuvo bien, llegamos aquí, algunas personas se resistieron a aceptarnos... Lo que desencadenó algunas peleas... Ya sabes como era tu padre, líder nato. Luchó por que tuviéramos este lugar -la escuchaba atentamente-Luchó y lo pagó con su vida- seguía sin saber lo que pasó, mi madre estaba empezando a emocionarse, no quería que lo pasara mal pero necesitaba saberlo -¿Que le pasó?- insistí. -Lo ejecutaron a cambio de este refugio -"¿Que clase de lógica tiene eso?" -No lo entiendo- me moví en mi sitio, mi madre se limpió una lágrima que empezaba a caerle por la mejilla -Digamos que en las peleas, mató a bastantes de los que estaban aquí, los que anteriormente estaban a favor de aceptarnos se lo pensaron mejor, y tu padre perdió los papeles... Ya sabes como era, vivia por y para la protección del resto del mundo menos para la suya propia- asentí con una sonrisa nostálgica.

-Estoy orgullosa de el, pero en parte hizo cosas...-mi madre me agarró de la mano sin dejarme terminar la frase -Elyza, quédate por como lo recuerdas. Te quería con locura- sonreí, abracé a mi madre y ella respondió el abrazo. Era mi madre al fin y al cabo.

-¿Vamos a ver a Alicia?- me preguntó levantándose. Asentí y me tendió la mano para seguirla.

-ALICIA-

-Lexa, no me voy a quedar sentada viéndote morir- una rubia con la cara manchada de una sustancia negra, era Elyza, me gritaba. Estaba en una estancia, parecida a la de alguno sueños que ya había tenido. Lexa era yo... Un hombre parecido a un monje se acercó a mi -Es la hora- asentí, yo estaba ahí como mera espectadora, no era yo la que dirigía el cuerpo, ni la que hablaba... Sólo pensaba.

Abrí los ojos poco a poco. La claridad me obligó a volver a cerrarlos. Tenía la boca seca y la cabeza me ardía y palpitaba. Me incorporé. Enseguida noté una mano sobre mí, haciendo que me echara hacia atrás -Acuéstate, estás debil- escuché su voz. -Elyza- susurré. La garganta me dolía -Agua- dejé de notar su tacto en mi pecho. Abrí los ojos y la vi. A la mujer a la que quería. Me dió un vaso con agua y lo acercó a mi boca. Cayó algo de agua sobre la manta. -No te preocupes, se seca enseguida- yo seguía bebiendo. Miré mis brazos, tenía una vía en el derecho que estaba conectada a un gancho con suero -¿Cuanto llevo así?- pregunté con la garganta bastante mejor. Elyza se sentó a mi lado -Dos días, debíamos dejarte descansar- asentí y sonreí. -¿Me das un beso?- me preguntó la rubia -¿Que clase de pregunta es esa?- tumbada en la cama, se inclinó sobre mí y me besó.

Al sentir sus labios sobre los míos, una especie de recuerdo sacudió mi memoria "Mi lucha se ha terminado. No, no la aceptaré. Tenías razón Clarke, la vida es más que sobrevivir. En paz debes abandonar esta orilla, encontrarás el amor en la siguiente. Pase seguro para nuestros viajes en el último hacia la tierra. Que nos volvamos a ver." Un dolor invadió mi abdomen. -¡Joder!- Elyza se retiró asustada. Retiró la manta que me cubría y subió mi camiseta. Tenía un moraton gigante en el estómago -¿Qué es esto?- escuché que murmuraba Elyza. Pronto apareció una señora castaña, que se situó a su lado. 

-¿Se ha golpeado con algo?- negó -Nos estábamos...besando- miró a la señora, yo me moría del dolor, no paraba de gritar -¡Haced algo por favor!- me estaba quedando sin respiración. Todo se nubló.

-ELIZA-

-¡Alicia!¡Alicia!- mi madre me agarró del brazo -Dejame a mi- me retiró con suavidad. Le abrió los ojos para ver la actividad de sus pupilas y le tomó el pulso -Se ha desmayado, nada más. Voy a por algo de comida para ella y vengo. No la pierdas de vista, eso del estómago no me gusta nada- asentí. Volví a bajarle la camiseta y le cubrí con la manta. Le desconecté el suero y me tumbé a su lado. Su cabello seguía oliendo bien, a ella. -No puedo perderte- susurré.

Apocalipsis. Soulmate. #Lexark.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora