Jane
Estaba bastante avergonzada por el repentino baile que habían decidido hacer los gemelos, no avergonzada porque ellos habían hecho el ridículo, sino avergonzada por el hecho de que ellos no dejaron de presumir sus abdominales esta noche bailandoles a algunas chicas, par de idiotas. Mis ojos se volvieron a dirigir a Cassandra que hablaba con un grupo de chicas alegremente, ella se veía hermosa esta noche, bueno siempre se veía hermosa. ¿Cómo no me había fijado antes?
- No logro entenderlo, yo ya le había visto. - Él asintió siguiendo con su trabajo en el gato rabioso. - Eso nunca había pasado.
- ¿Cómo lo sabes? - No respondí. - Eso creí. A veces cosas así pasan.
- ¿Por qué?
- Porque quizás ya te estabas fijando en ella de otra forma y su diosa Luna ha decidido que ella debía ser tu verdadera mate.
- ¿Y qué hay de mi anterior mate? - Él me miró.
- Quizás no había uno. - Murmuró.
Tomé un poco del líquido del vaso rojo haciendo una mueca, solíamos tomar alcohol, pero aún no me acostumbraba al sabor. Estaba pendiente del líquido de mi vaso cuando Zara se sentó a mi lado, sonreí divertida al ver su rostro.
- Me gusta como te queda ese tono de labial.
- Yo no uso labial. - Dijo confundida.
- Oh, que raro porque tienes el labial de Malia en tus labios. Y un poco en tu cuello. - Ella se ruborizo y yo no pude evitar reír.
- Deja de molestar, Jane.
- Tú no me lo dejas fácil si me das todo este material. - Ella sólo sonrió.
- ¿Por qué estás aquí y no con Cassandra? - Yo suspiré.
- Pensé que lo mejor era mantenerme alejada.
- Ella no pareciera quererlo. - Miré a Cassandra quien rápidamente desvió la mirada de nosotras. - ¿Piedra, papel o tijeras? - Yo asentí.
- Piedra.
- Papel.
- O tijeras. - Y perdí, estúpida roca.
- Okay, ve con ella. - Yo suspiré antes de entregarle mi vaso, fui en su dirección sintiendo mis manos temblar por los nervios.
Mientras me acercaba noté que había llamado la atención del grupo de chicas, pude reconocer a algunas animadoras entre ellas.
- Hey, ¿Cómo están? - Sonreí integrandome al grupo, pero mi mirada estaba en una sola chica.
- Ahora bastante bien. - Una castaña me sonrió jugando con su pelo. - Creo que no nos han presentado debidamente, soy Ashley.
- ¿Nos dejan a solas, chicas? - Sonreí sintiendo rápidamente el aroma de los celos de Cassandra. - ¿Qué intentas? - Habló rápidamente cuando ellas nos dejaron.
- ¿De qué hablas?
- ¿Venir a coquetear con mis amigas?
- ¿Qué diablos?, sólo les he dicho hola. - Reí divertida, pero eso empeoró las cosas, ella empezó a alejarse empujando a más de un chico ebrio que se atravesaba en su camino, sería buena defensa de soccer. - Eh, Cass. - Le seguí mientras nos alejabamos de la fogata. - Detente, te perderás si sigues caminando así. - Tomé su brazo deteniendo su paso. - ¿En serio estás celosa?
- Ashley es una zorra. - Ella bufó. - Coquetea con todo lo que tenga pulso.
- Uhm, gracias. - La miré casi ofendida. - De todas formas ella no me interesa, Cassandra. Si yo me acerqué a tu grupo fue por una sola chica ahí, y era tú. - Ella se alejó levemente. - Demonios, no te entiendo.
- Lamento ser tan difícil. - Ella habló con ironía. - Lamento no dejar que simplemente me beses y yo caiga a tus pies.
- Ni siquiera tiene sentido lo que estas diciendo. - Bufé molesta. - ¿Sabes?, mejor te hablo después.
- Pues vete, no te quiero cerca. - Gruño, yo sentí mi corazón contraerse. Su mirada cambió rápidamente. - Yo... Jane, yo no quería...
- ¡Jane! - Escuché la voz de Malia y yo respiré profundamente para evitar llorar. - Es Zara, tienes que venir. - Y ahí estaba yo, corriendo en busca de mi mejor amiga dejando a mi insensible mate en el bosque. Cuando llegué junto a Zara la vi con una gran sonrisa y apestaba a alcohol. - Estoy segura que esto no es normal.
- Y no lo es, hay que llevarle a la veterinaria. - Di un suave silbido y los gemelos ya estaban ahí. - Llevenla con Garret, algo raro está pasandole, ella físicamente no podría estar ebria. - Los gemelos tomaron a su hermana. - Yo...
- Jane, deberías quedarte. - Murmuró y la miré confundida. - Lamento haberte interrumpido, pero el miedo me había ganado y no sabía a quien más llamar.
- No, está bien. - Suspiré. - Fue lo mejor alejarme un poco. Necesitaba esto y aunque no es la mejor forma, era la mejor opción que tenía. - Malia me miró seriamente.
- Escuchame, si te digo esto es porque sé que ella te gusta y quiero ver a mi amiga feliz una vez mas. Cassandra es muy insegura, incluso cuando no lo demuestra, ella lo es y suele herir a las personas que quiere a causa de sus miedos. - Ella tomó mis hombros. - Tú puedes con esto, Jane. Hemos cruzado por cosas peores, ¿No?
- Si, algo así. - Sonreí a medias. - Iré a buscarle antes de que algún animal salvaje le encuentre. - Malia sonrió divertida. - Informame de todo, incluso si ella no quiere, ¿Bien?
- Cuenta con eso.
Caminé de vuelta al bosque siguiendo su olor, se había alejado bastante del grupo. Seguí su aroma hasta el lago, cuando llegué ahí estaba sentada sobre una roca tirando piedrecitas.
- ¿Cómo es que sigues aquí? - Ella ni siquiera se volteó a mirarme, pero su voz sonaba rota.
- No pensaba dejarte sola en el medio del bosque cuando esta lleno de adolescentes ebrios y animales salvajes rondando por el lugar. - Me apoyé sobre un árbol.
- Lo lamento. - Murmuró. - Yo... estaba enfadada. Bueno, en realidad si estaba celosa. - No pude evitar sonreír levemente.
- Si, eso pude sentirlo. - Le molesté, ella se giró a verme. - Puedo olfatear algunas emociones.
- Eso es nuevo.
- Nunca pensé que fuera relevante en una conversación entre nosotras. - Me encogí de hombros. - Entonces, si estás celosa significa que si te importo. - A pesar de la oscuridad pude ver como sus mejillas se sonrojaban. - ¿A qué le temes, Cassandra?
- A ti y a mis sentimientos.
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Hija de la luna
RandomZara tiene una nueva oportunidad para ser un Alfa y poder llevar una vida normal junto a su mate, o al menos intentarlo. Los rumores empezaron a circular en el mundo sobrenatural haciendo que nuevos ojos se pusieran en la Alfa tan conocida, trayendo...