Capítulo 19

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Cassandra

- Tienes que encargate de llamar la atención de la policía. - Ella me miraba preocupada. - No quiero que mi padre salga herido en esto, Cass.

- Malia, sabes que la única forma que pueda distraer a tu padre mientras pasan todas estas cosas es que me meta en problemas judiciales. - Ella asintió. - Lo haré. - Lo dije con una pequeña sonrisa. - Siempre he querido ir a la cárcel.

- ¿A la cárcel? - Jane se acercó rápidamente. - No irás sola ahí.

- Pues vendrás conmigo. - Le sonreí levemente.

- ¿Qué?

Miré a Jane quién asintió cerrando sus ojos, cuando pensé que cometeriamos un crimen no pensé que sería este. Yo tomé la mano de Jane con fuerza antes de que ella reventara el vidrio de una patrulla con su puño que inmediatamente empezó a sangrar. La alarma sonó y apenas noté como ella estaba cicatrizando le enterré un vidrio.
- Mierda, ¿Y eso?

- Si el vidrio se queda ahí no cerrará, lo siento, pero no estoy dispuesta a que te descubran y que te alejen de mi, o algo. - Dije nerviosa viendo como el padre de Malia se acercaba con una mirada aterrada.

- ¡Chicas! - Él miró el vidrio y luego la mano de Jane. - ¿Qué ha pasado?

- Me he enfadado y se me ha pasado la mano. - Murmuró adolorida la rubia.

- Ese vidrio era a prueba de balas, ¿Cómo lo rompiste?

- El ejercicio ha dado resultado supongo.

- Debo llamar a sus padres, acompañenme. - Ambas asentimos con la cabeza siguiendolo hacia la comisaría. Había funcionado. - Donald, procura asistir a esta chica y llama a sus padres, tengo un operativo. - Diablos, no. No podía dejarlo ir así como así, al menos no mientras ellos están en el bosque haciendo Dios sabe que.

- Lo siento. - Murmuré y Jane me miró confundida. - ¡No puedo creer que me hicieras eso, Jane! - La empujé haciéndole tambalearse hasta caer sentada en una banca. - ¡Sabes en los problemas que me estás metiendo por tu culpa! - Fruncí el ceño ante la miradas confundidas de todos ahí. - ¡Rompiste un puto cristal! ¡Además te atreves a hacerme algo como lo que me hiciste!

- Jane, no creo que sea el momento para... - El padre de Malia trató de relajarme, pero yo me alejé rápidamente.

- Es que no lo entiende, Señor Lynch. - Oculté mi rostro con mis manos fingiendo frustración. - ¡Ella se ha aprovechado de mí!

- ¿Qué? - Ambos dijeron sorprendidos, ups mejor eso no.

- Digo, ella se aprovecha de mis sentimientos para tenerme donde quiere pero va y se besa con cualquiera.

- Yo no creo que Jane sea así... - Murmuró mirando a la británica que me miraba aún sorprendida.

- Usted de seguro creía que nada rompería sus vidrios y ahora ve a esa chica ahí con su mano sangrando. ¿Dónde está el botiquín?

- Cierto, su mano. Será mejor llevarla a un médico, se ve muy mal. - Ambas asentimos. - Chicos, retrasaré el operativo para llevar estas chicas al hospital. Luego al llegar contactaremos a sus padres. - Los pocos oficiales que estaban ahí asintieron.

Logramos distraer al padre de Malia y a la policía lo suficiente hasta que mi mejor amiga me dio la señal. El sheriff nos perdonó esto por la conducta intachable de Jane y por la mía, claro que sería un secreto entre nosotros, él me había salvado de un gran castigo.

Cuando volvimos a casa de Zara podía ver como muchos se iban agotados, no tenía idea de que habían hecho hoy, pero al parecer Jane estaba muy inquieta buscando a nuestras amigas. Ella me miró antes de guiarme al sótano y me sorprendí al ver como Gwen y Zara parecían estar en una guerra de miradas.

- ¿Hacían esto mientras casi me llevan a la cárcel? - Malia se sorprendió al verme.

- Llevan todo el día así.

- ¿Y qué se supone que están haciendo?

- Intentan controlar la mente de la otra, hemos hecho un torneo para crear un ranking para saber quienes son los mejores con sus habilidades de control mental y resulta que terminaron estas dos. - Joe se encogió de hombros mientras anotaba algo en su libreta.

- ¿Control mental?

- Es mi idea. - Malia seguía con su mirada atenta en su novia. - Si podemos controlarles, podemos hacer lo que queramos sin la necesidad de la violencia.

- ¿Pero como sabrán que funcionará?, ellas dos son las más fuertes, pero solo pueden controlar una persona a la vez. - Hablé analizando la situación. - Además, los demás son Alfas, y ellas dos son las Alfas más fuertes que tenemos acá, no sabemos como son los demás. - Ellos intercambiaron miradas.

- Bueno, podemos intentar controlar mentalmente a la mayor cantidad posible y los entragaremos al consejo, con el resto tendremos que usar la violencia, pero el número seguramente será inferior a lo que era antes. - Jane pasó sus brazos sobre mis hombros abrazandome.

- Gané. - Gwen dijo con una sonrisa mirándonos.

- Entonces, Gwen es la más fuerte. - Murmuré.

- No, es Zara. - Me contestó Jane. - ¿No es así, idiota? - Gwen asintió.
- Soy bastante hábil en esto. - Las dos dijeron al mismo tiempo, okay eso fue raro y dio un poco de miedo.

- ¿Creen que pueda hacer que se urge la nariz? - Todos soltamos un suspiro, Zara siempre iba a hacer así de idiota al parecer.

- Tenemos otro problema. - La madre de Zara bajaba las escaleras con calma. - Esto implica un desgaste mental muy grande, así que tendremos que elegir a los mejores para crear un equipo, claramente debemos seleccionarlos muy bien pues tampoco podemos dejar a nuestros mejores guerreros fuera de guerra.

- Desearía que Kiara estuviera aquí... - Gwen murmuró antes de desmayarse.

- Zara. - Malia la miraba de una manera extraña y al ambiente se puso tenso, ¿Notarán si escapamos de ahí?

- No me malinterpreten, pero la manada de Kiara es una de las más fuertes y ella es un Alfa excepcional.

- Pero el trato para que yo participara era dejar a mi hija fuera de esto. - El padre de Kiara se cruzó de brazos mirándola seriamente.

- Lo sé, pero tiene que empezar a pensar en la opción de que necesitaremos a su manada. - Zara se levantó y se marchó dejando un silencio algo incómodo, miré a Malia quien sólo tenía su mirada en el piso.

- ¿Está todo bien? - Pregunté y ella tan solo asintió antes de seguir los pasos de su mate. - Estaremos bien, ¿No? - Pregunté mirando a Jane.

- Lo estaremos. - Ella abrazó mi cintura transmitiendome seguridad. - Pase lo que pase, tú estarás bien. - Murmuró. - Te lo prometo.

Hija de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora