Malia
- Él es mucho más fuerte que yo. - Presté toda mi atención a la voz de Zara al otro lado de la casa. - Y no hablo de Castiel.
- Bruce fue creado para ser un asesino. - Garret tenía una voz algo preocupada. - Y sabemos muy bien que él es capaz de dar la vida por Castiel, ni siquiera quiero imaginarme que clase de bestia es para tener un control tan grande sobre aquellos alfas.
- Para peor, apenas se tuvo que esforzar.
- Aún te estás recuperando al cien por ciento de todo. No tienes que preocuparte por ti.
- No lo hago, me preocupa Malia y la manada con el hecho de que él pueda derrotarme con tanta facilidad.
- Encontraremos una solución, puedes estar tranquila.
Mis ojos se abrieron lentamente notando la oscuridad de mi habitación, mi visión rápidamente me dejó una mejor vista. Pude escuchar un suave susurro venir de mi ventana que se encontraba abierta. Mantuve mis latidos con un pulso suave como si siguiera durmiendo.
- Luna, sé que puede ser mucho pedir luego de todos nuestros conflictos, pero necesito de tu ayuda. Eres la única que puede ayudarnos. - Zara. - Sé que no sueles intervenir directamente en problemas de aquí abajo, pero en serio necesito que me eches una mano. Todo esto no lo hago por mi, lo hago por Malia para que ella pueda volver a tener aquella vida normal a la cual había renunciado para estar conmigo, a las manadas que le temen a Castiel y viven con el miedo de tener que quedarse sin su alfa por culpa de ese ambicioso inútil y también por los humanos, ellos no tienen la culpa de nuestras diferencias. - Podía sentir perfectamente su respiración pesada y la presión que sentía en su interior.
Me levanté con cuidado y me acerqué a ella en mi balcón, tomé asiento a su lado y le abracé fuertemente mientras ella se aferraba a mi como si necesitara aquello para sobrevivir. Cuando se separó levemente tomé sus labios entre los míos y uní nuestras manos.
- Necesito que hagas algo por mí. - Yo la miré fijamente esperando que siguiera. - Necesito que me marques, sé que no es la forma en la que queríamos todo, pero necesitamos unirnos para lograr vencerlos. Sé que queríamos estar listas para esto, pero...
- Zara, lo haré. Tú eres el alfa de una manada excelente, pero yo soy su luna y siempre seré quien ayude a su alfa en todo lo que necesite. - Besé su mejilla con suavidad. - Pero me debes dejar escoger el lugar.
- Será en donde quieras. - Besé la palma de su mano antes de que mis besos empezaran a bajar con lentitud hasta detenerme en su brazo y mordelo con suavidad.
Cuando desperté era tarde y debía aparecerme en la escuela al menos un rato hasta que Garret consiguiera algún clon o algo por el estilo. Zara se había ido luego de la marca a pesar de no querer hacerlo se debía a su manada. Estaba preocupada por la salud mental de mi mate, ella era un Alfa pero eso no quitaba que apenas tuviera 17 años, me hubiese gustado tener una vida un poco más normal con ella a mi lado.
Entré a la escuela viendo a todos esos estudiantes que parecían estresados por los exámenes finales, noté a lo lejos a Zara anotando algunas cosas en su libreta antes de cerrar con fuerza su casillero. Abracé su cintura y apoyé mi mentón sobre su hombro.
- Hey, tranquila. - Murmuré en su oído y ella soltó un gran suspiro.
- Seguramente sin ti no podría soportar todo esto.
- Lo harías de todas formas porque eres una de las mujeres más fuertes que conozco, pero yo te hago un poco más bonitas las cosas. - Besé su mejilla haciéndole sonreír. - ¿Has arreglado tus asuntos?
- En eso estoy.
Estaba sobre un árbol tomando el turno de una de las chicas pantera cuando sentí a Zara acercarse rápidamente. Oh no, ella venía enojada, sabía que esto sucedería cuando tratase de ayudar.
- Malia, ¿Qué haces aquí? - Ella subió hasta la rama en la que estaba recostada.
- Ella necesitaba comer algo, así que tomé un rato su lugar. - Me encogí de hombros esperando que aquello pudiera ayudarme a hacer menos tensa la situación, pero Zara tenía una mirada bastante pesada y sus ojos brillaban de un fuerte rojo. - Hey, tranquila. Hay un montón de lobos y mujeres guepardo por los alrededores por si necesito ayuda.
- Si, pero tu lugar está conmigo en casa. - Toqué su frente relajando su ceño fruncido.
- Mi lugar está junto a nuestra manada, cariño. - Sonreí levemente. - Sé que me extrañas adentro, tonta.
- No lo entiendes. - Ella me miraba preocupada. - No puedo perderte, no a ti.
- Hey, soy fuerte.
- Yo mucho más y no pude contra ellos. - Cuando miré sus ojos estos derramaban lágrimas y rápidamente ella buscó refugio en mi. - No pude vencerlo. - Sollozó.
- Pudieron ganar una batalla, pero no ganarán la guerra. - Acaricié su cabello buscando tranquilizarle un poco. - Eres muy fuerte, aún estas recuperandote y pronto volverás a tener toda la fuerza que solías tener.
- ¿Y si aquello no pasa?
- Buscáremos otra solución, pero no nos dejáremos vencer por nada. - Ella asintió. - ¿Me lo prometes?
- Es nuestra promesa. - Juntamos nuestros meñiques y yo me preocupe de limpiar sus lágrimas. - ¿Podemos quedarnos aquí un rato?, no quiero que los demás me vean así.
- Claro.
Ella apoyó su espalda sobre mi torso y nos acomodamos en la rama para observar el bosque juntas. Zara parecía atenta de cada movimiento a nuestro alrededor y mi mente sólo estaba en ella, mi mate evidentemente estaba preocupada por lo que venía y sinceramente yo también, por ahora sólo nos quedaba esperar, pero si algo sabía era que yo no me quedaría de brazos cruzados, como muchos otros yo también me prepararía para este gran combate que se acercaba más de que los demás pudieran imaginar. Mi cuerpo sólo tenía una sensación desde hace días.
Se acercaba la muerte.
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Hija de la luna
RandomZara tiene una nueva oportunidad para ser un Alfa y poder llevar una vida normal junto a su mate, o al menos intentarlo. Los rumores empezaron a circular en el mundo sobrenatural haciendo que nuevos ojos se pusieran en la Alfa tan conocida, trayendo...