Capítulo 6

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Malia.

Miré nuestras manos entrelazadas y sonreí, me gustaba no tener miedo a su lado. Estabamos en el almuerzo con los chicos, pero toda mi atención estaba en sus constantes caricias y mimos.

- Si no dejan de hacer eso voy a vomitar arcoiris. - Reí levemente antes de volver a comer mi almuerzo. - En serio, os detesto.

- No lo haces. - Revolvi su cabello un poco haciéndole rodar los ojos. - ¿Y Cassandra?

- No quiero hablar de eso.

- Deberíamos hablarlo. - Zara habló rápidamente llamando nuestra atención. - No sólo soy tu Alfa, soy tu mejor amiga y debería apoyarte en esto.

- ¿Y a ti qué te ha picado?

- Hablo en serio. Ustedes chicos deberían buscar a sus mates. - Los chicos se miraron entre sí. - Ustedes no pueden quedarse solos.

- Mmh... okay. - Finn le miró extrañado. - Ya llegará su momento.

- Pero saben que pueden contar conmigo para lo que sea, ¿No? - Miré a Jane que parecía tan confundida como yo.

- Esta bien. - Joe le sonrió.  - Ahora debo volver a mi clase.

- Y nosotros. - Los chicos escaparon y Jane sólo se quedó intercambiando miradas con Zara.

- Cassandra no me ha dicho nada. - Llamé la atención de Jane.

- ¿Cómo?

- Ella no me ha dicho que pasó con ustedes la noche de la fogata.
- Pues no pasó mucho. - Ella se encogió de hombros. - Bueno, en realidad si.

- ¿Se besaron? - Dije emocionada y ella negó rápidamente.

- No, ella me pidió que me alejara. - Vi como sus puños se apretaron y pude observar como el tenedor se doblaba un poco.

- ¿Le has dicho que es tu mate? - Zara le preguntó.

- No, no quiero agobiarle. - Ella se encogió de hombros. - ¿Eso está bien?

- Ya no sé que está bien con Cassandra. - Suspiré.

- ¿Podrías hablar con ella? - Miré a Zara algo confundida antes de asentir, definitivamente ella estaba muy rara.

- Puedo ir a hablar con ella antes de mi práctica con las porristas. - Me encogí de hombros.

El día ya había terminado y una vez más tenía puesto mi equipo deportivo, cuando iba al campo vi a Zara quien me sonrió, ella también estaba lista. Ahora mismo sólo tenía dos preocupaciones, la primera era lastimar a una de las chicas y la segunda era Zara, me preocupaba que en su estado actual pudiera pasarle algo. Vi a Cassandra sacando algunas fotos a los equipos que practicaban el día de hoy. Miré a la entrenadora quien aún miraba su tabla de instrucciones para el entrenamiento y aproveché el momento para ir hacia mi amiga.

- Cass.

- Oh, hola Malia. - Ella sonrió levemente, pero aquella sonrisa no llegó a sus ojos. - ¿No es genial volver a esto?

- No tienes que fingir conmigo, Cass. - Ella suspiró.

- ¿Tan mal actriz soy?

- No, pero te conozco desde que eramos niñas, no es difícil leerte luego de tanto tiempo. - Me crucé de brazos. - ¿Qué pasa?

- Tú y los demás deberían entender que yo no tendré una historia de amor como la tuya. - Ella gruñó.

- Eso espero, no me gustaría que pasaras por lo que he tenido que pasar. - Ella me miró algo arrepentida.

- No quería decir eso, sólo digo que yo no tendré un final feliz.

- La cosa es no tener un final. - Puse una mano sobre su hombro. - Tu historia de amor con quien quieras que sea sólo la escribes tú y de ustedes depende como saldrán las cosas.

- Ella algún día encontrará a su mate y me dejará. - Y aunque me tente en confesarle lo de Jane sabía que no podía hacerlo, al menos sabía que era lo que pasaba.

- No deberías rendirte por algo así. - Le regalé una sonrisa. - Si ella en serio te gusta inténtalo, ella es especial para ti.

- Ella en serio me gusta, pero no quiero terminar con el corazón roto. Prefiero esperar a que estos sentimientos se vayan antes de que sigan avanzando.

- ¿Por qué le temos al amor, Cass? - Y ella no pudo responderme pues la entrenadora había tocado el silbato. - Esto no ha terminado.

- Lo tenía claro.

Ella continuó sacándole fotos a los equipos deportivos y yo fui a mi primer entrenamiento, debía recordar todo lo que me habían enseñado y todo saldría bien, al menos eso esperaba. Pero al parecer las cosas no saldrían como yo lo esperaba, un silbato sonó atrayendo la mirada de todos y yo me sentí aterrada al ver a Zara en una crisis de asma. Corrí rápidamente a mi bolso buscando el inhalador de Zara, cuando volví al campo me detuve de golpe al ver como Zara ya respiraba mejor, Gwen estaba sosteniendola, ¿De dónde había aparecido?

- ¿Estás bien? - Me acerqué a ella y asintió levemente aún tratando de respirar con normalidad.

- Queen, ¿Qué te ha pasado? - Preguntó su entrenadora.

- Está algo enferma, ha sido muy testaruda y ha querido practicar de todas formas. - Le excusé.

- ¿En qué pensabas? - La entrenadora parecía mi madre enfadada.

- Por eso venía, un gusto soy Gwen, su prima mayor. - La chica se presentó estrechando su mano con la entrenadora. - Venía a ver como estaba, pero creo que será mejor llevarle a casa.

- Y a un hospital.

- No se preocupe, yo estudié medicina. - Ella sonrió antes de tomar a Zara en sus brazos sorprendiendome.

- Voy con ustedes, iré por sus cosas.

- No es necesario... - Empezó a hablar Gwen.

- Si, lo es.

La llevamos a su casa y ella se mantuvo en silencio durante todo el viaje en el auto, pero sabía la razón pues hasta yo podía sentir su ira. Y era rabia hacia ella y lo que le estaba pasando.

- Cariño... - Murmuré una vez que estabamos a sola en su habitación.

- Quiero estar sola.

- Zara. - Ella se tiró sobre su cama. - Amor...

- Déjame sola. - Suspiré al escuchar como ella empezaba a llorar, me acosté a su lado y la envolví en mis brazos. - Tengo miedo, Malz.

- Lo sé, Zara. Y lo entiendo, pero debes ser fuerte hasta que esto acabe.

- ¿Y cuándo acabará? - No supe responderle. - Exacto. Malia, ser una mujer loba es todo lo que conozco.

- No lo dejarás de ser, te lo prometo. - Ella me abrazó más fuerte. - Encontraremos la solución, pudiste traerme de la muerte, todo es posible.

- Gracias... - Murmuró y yo besé su frente.

Debía encontrar la solución a esto.

Hija de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora