Capítulo 18

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Malia

Zara se mantenía alejada de mí casi todo el tiempo, en su momento poco le tomé atención pues estabamos tratando a los heridos por la pelea que hubo en el bosque y luego algunos de los betas más fuertes junto a miembros del consejo se llevaron a los seguidores de Castiel. Luego de todo cada uno fue a descansar mientras otros tomaban guardias para mantenerse alerta de cualquier movimiento, en mi casa decidí volver a casa a pesar de la tensión que había con mi hermana desde lo que había pasado con Gwen, quien se quedaba dormida entre las ramas del árbol asegurándose que nadie pudiera atacarla.

- Gwen, ¿Quieres algo de comer? - Me asomé por la ventana mirándola.

- Ya he comido, gracias de todas formas, Malia. - Sonrió, pero aquellas sonrisas no llegaban a sus ojos desde que mi hermana la había alejado luego de descubrir la verdad.

Gwen me preocupaba, si mi hermana rechazaba sus sentimientos hacia ella, sus poderes serían como los de Zara en este último tiempo, pero la diferencia es que su corazón se podía romper y dejar de latir. El pelo claro de la Alfa ya no tenía el brillo de antes, y eso que sólo han pasado unos días, me preocupaba lo que le pasaría si en unos días mi hermana no decía ni hacía nada.

- ¿Zara no está contigo? - Negué.

- Ella se ha quedado con su familia y algunas personas de su antigua manada, - Me encogí de hombros. - supongo que esta emocionada de verlos luego de tanto y presumir su poder.

- Claro. - Respondió cortamente. - ¿Tú no estás herida?

- Sólo es algo superficial, mañana por la mañana estaré bien. - Miré las heridas en mis brazos que poco a poco iban cicatrizando. - ¿Qué hay de ti?

- Eran sólo Betas. - Por primera vez vi una sonrisa algo arrogante de su parte. - Soy una de las Alfas más fuertes, por eso Castiel me reclutó y llegué a estar en su mesa redonda, bueno no era redonda y él era el líder... Como decía, soy lo suficientemente fuerte para vencer a cualquier beta, hoy no he hecho mucho porque a mi me entrenaron para matar, no para dejarlos así y luego curarlos. - Ella bajó su mirada. - Nadie debe pasar sobre un Alfa, eso significa una expulsión, un castigo o tu muerte y así me lo enseñaron hasta que Castiel me hizo matar a mi Alfa, él me enseñó que yo era más fuerte que cualquier y quien pensara lo contrario merecía la muerte. Me gusta que las cosas sean así ahora, nunca me sentí bien matando a todos.

- A mi también, Gwen. - Ella levantó su mirada para ver por la ventana de mi hermana, escuché como ella cerró su ventana y cerró sus cortinas. - Sólo dale tiempo.

- Eso trato de hacer.

Bajé a la cocina para buscar algo para comer, desde que me había vuelto una mujer lobo mi apetito había aumentado considerablemente, entonces entendí porque Zara comía tanto. No me quejaba, no era algo que me molestara cuando parecía no engordar.

- Lo entiendo Dereck, pero te he dicho que por la mañana investigaremos que ha pasado, ¿Bien? - Mi padre suspiró mientras hablaba por teléfono. - Si, no hay problema. - Lo miré antes de sacar un paquete de galletas.

- ¿Pasa algo?

- Sólo son quejas por lobos en el bosque. - Me detuve rápidamente. - No sabía que habían tantos en Georgetown.

- Si... - Murmuré.

- Bueno, iré a dormir. Mañana por la mañana debo ir con una patrulla al bosque.

- ¡No! - Me apresuré a decir. - Digo, no puedes matar a esos lobos. - Él literalmente no podía.

- Tranquila, cariño. No los mataremos, sólo veremos que no hayan hecho un lío y veremos si es necesario llamar a control animal. - Él me lo dijo como si aquello me tranquilizara.

- No, papá no lo entiendes.

- ¿Qué debería entender? - Mi padre me miraba confundido.

- Nada. - Murmuré desviando la mirada, encontraría una forma para mantenerlo alejado del bosque.

- Bueno, que descanses. - Él besó mi frente. - Y últimamente estás comiendo mucho, si Zara no fuera chica estaría preocupado.

- Sólo son los nervios por los exámenes finales.

- Bueno, aceptaré eso. Descansa. - Él subió a su habitación mientras yo me terminaba el paquete de galletas. Tomé un vaso de agua antes de subir a mi habitación, pero me detuve fuera de la puerta de mi hermana escuchando débiles sollozos. Cerré con fuerza mis ojos y solté un suspiro, debía darle su espacio.

Cuando entré a mi habitación me cambié la ropa que estaba sucia y me puse mi pijama, lo mejor sería dormir, algo me decía que mañana sería un día más agotador. Mis ojos se estaban cerrando cuando una sombra entró por mi ventana, encendí la luz rápidamente viendo a Zara limpiando su ropa. La miré bien y nada parecía extraño, desde lo que había pasado con Kiara siempre me aseguraba de alguna forma de que ella sea la verdadera Zara.

- Hey. - Dijo con una sonrisa. - ¿Dormías?

- Eso intentaba, ¿Y tú que haces despierta?

- Había salido con mis viejos amigos, te hubiera divertido estar ahí, cariño. Joshua literalmente derribó un árbol cuando corrimos por el bosque. - Ella habló divertida.

- Me alegra saber que la has pasado bien. - Le dije con sinceridad.

- ¿En serio? - Asentí. - Pensé que estarías molesta.

- ¿Por qué debería estarlo?

- Pues porque antes pasabamos todo el tiempo juntas y quizás pudiste sentir que ahora te he dejado de lado o algo así. - Ella jugó con su cabello, estaba nerviosa.

- No estoy enfadada ni molesta, Zara. Cada una debe tener sus espacios, es normal en una relación. No quiere decir que no me gustaría estar a tu lado cada momento, pero tú tienes responsabilidades que cumplir y lo entiendo. - Ella sonrió.

- Te amo, lo sabes, ¿No? - Asentí.

- Pero me gusta escucharte decirlo. - Ella se quitó la ropa quedando en ropa interior haciéndome abrir mis ojos a tope. - ¿Qué haces?

- Quiero dormir contigo y mi ropa esta sucia, ¿Qué piensas?

- La última vez que estuviste en ropa interior cerca mío aquello no duro mucho.

- Pues porque tu hermana descubrió a Gwen. - Ella se abrazó a mi rápidamente. - Acerca de eso, ¿No hay nada diferente? - Negué la cabeza.

- Ella sigue igual.

- Yo podría hablar con ella.

- ¿Crees que te escuche?

- Puedo intentarlo, además siempre podemos controlar su mente.

- Claro que no, Zara.

- Okay.

- Espera, ¿Podemos hacer eso?

- Joe y Garret pueden. - Ella me miró dándome una idea. - ¿Qué piensas?

- ¿Nosotros igual podemos ser controlados? - Ella estuvo pensando un rato.

- Requiere de mucho poder para eso. ¿Por qué?

- Sé como hacer que los humanos no se vean involucrados en todo esto y quizás ganar todo esto.

Hija de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora