Capítulo 14

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Malia

- Ella se ve mejor, pensé que ella podría morir. - Admití mirando como Zara jugaba con algunos niños de las otras manadas. Ellos parecían adorarle.

- No lo dudaba de Zara. - Un hombre de unos 30 años se cruzó de brazos mirándole, él era Kane. - ¿Pueden decirle que ella sigue siendo un Alfa y debe estar en esta reunión?

- Relájate, Kane. - El padre de Kiara le dió una sonrisa mientras se sentaba.

- ¿Por qué hacemos esta reunión en mi casa? - Pregunté mirando a Garret.

- Es más acogedora que nuestra casa, no esperaba recibir visitas. - Él me sonrió como si aquello fuera una buena justificación.

- Ni yo.

- Bien, aquí está el mapa de las manadas que pertenecen a esa unión. - Gwen puso un mapa al medio donde habían dos marcas naranjas, una rosada y una roja. - La marca rosada es mi manada, se supone que aún soy parte de su unión. Las dos marcas naranjas simbolizan a las manadas de Bruce y Frederic, mientras que la roja es la de Castiel.

- ¿Por qué la diferencia de color? - Pregunté.

- Porque Bruce y Frederic solo son peones de Castiel, él es el verdadero alfa de esas manadas. - Jane se acercó mirando el mapa.

- Así es. - El padre de Kiara asintió. - Aunque cada uno se emcarge de entrenar y acondicionar la mente de un grupo de alfas, el que tiene el control es Castiel.

- ¿Qué hacen todos estas personas en mi patio? - Miré a Taylor que nos miraba asombrada. - ¿Gwen?

- Diablos. - La chica de cabello claro murmuró tratando de ocultar su rostro de mi hermana, yo sólo alcé una ceja.

- Gwen, mirame. - Ella me miró buscando ayuda, pero me hice la desentendida. - Dios, pensé que te había pasado algo. - Mi hermana le abrazó sorprendiendome, ella no era la persona más cariñosa y cuando se comportaba así con alguien lo hacía en serio.

- Que lindo es el amor de los jovenes. - Esa mujer hippie hablo mirando a mi hermana y Gwen de una forma risueña.

- Taylor, - Era hora de intervenir. - te pido que vuelvas a tu habitación. Ellos se irán en un rato.

- ¿Quiénes son todas estas personas?

- Somos la familia de Zara. - Los padres de Zara salieron a mi rescate. - Es un gusto conocerte, tu debes ser la hermana de Malia.
- ¿Les han hablado de mi?

- Si, esa chica no dejó de hablar de ti en todo el viaje. - Señalaron a Gwen quién se sonrojo violentamente.

- Gwen, si quieres puedes ir con tu chica. Luego te pondremos al día. - El padre de Kiara le dio una mirada y ella sólo asintió.

- Trata de mantener las manos lejos de mi hermana, hay niños jugando por todas partes. - Ambas se dieron una mirada algo tímida antes de caminar a la casa, pude notar que antes de entrar sus manos se entrelazaron.

- Zara, ven aquí. - Le llamó su padre, mi mate se acercó a nosotros con una leve sonrisa en sus labios. - Pon atención.

- Para eso estaba Jane aquí, la verdad es que quería descansar un poco...

- Los alfas no descansan en situaciones como estas, Zara. - Kane le miró seriamente. - Sobretodo cuando corre en riesgo su vida junto a la de la luna. - Kane parecía verdaderamente molesto. Zara pareció captarlo y sólo asintió antes de abrazar mi cintura y apoya su cabeza en mi hombro.

Luego de que conversaron acerca de toda la información que tenían acerca del peligro al cual nos enfrentamos decidieron descansar y verse mañana a primera hora para evaluar la situación y los planes que cada uno tuviera.

Cerré mi puerta con seguro cuando por fin pudimos estar solas, me acosté a su lado y ella envolvió mi cuerpo entre sus brazos devolviendome ese sentimiento de paz y armonía, ella depósito un suave beso en mi cabeza y yo sólo sonreí. Me encantaban esos pequeños gestos.

- Zara.

- ¿Mhh?

- ¿Kane te odia o algo así? - Le miré y ella parecía sorprendida por la pregunta tan repentina. - Es solo que parece verdaderamente molesto todo el tiempo, pero más contigo.

- No, Kane no me odia, eso te lo puedo asegurar, no te preocupes por eso. Kane es algo gruñón, pero tiene sus motivos sobretodo con un caso como este.

- ¿Un caso como este?

- No debería hablar de esto contigo. - Ella suspiró. - Cuando Kane era más joven tenía a su mate, Kane era un alfa fuerte al igual que su manada, son amigos con mi madre desde que son niños. - Su mirada se perdió en la ventana en donde la luna iluminaba el paisaje y la habitación. - El padre de Kane lo designó como el sucesor, mi mamá siempre me dijo que él estaba muy feliz de aceptarlo, y cuando lo hizo mis padres se conocieron trayendo los problemas a sus manadas. Cuando mi madre casi muere no estaba sola, estaba la mate de Kane, ella era fuerte y era una criatura exótica por así decirlo, quienes les atacaron tenían como objetivo a la mate de Kane, como siempre suele pasar con criaturas así. Kane logró sobrevivir a eso y manejó la manada de la misma forma, es un buen Alfa, algo gruñón pero bueno. - Ella sonrió. - Kane es sólo algo duro, pero con el tiempo aprendes a llevarlo.

- ¿Puedo preguntar que criatura era la mate de Kane? - Ella me miró.

- Una Banshee. - Murmuró. - Supongo que por eso se lo ha tomado tan personal. - Ella se encogió de hombros. - Te he extrañado. - Cambió el tema.

- Yo también te extrañé, demasiado.

Ella capturó mis labios entre los suyos en un beso suave, sus manos acariaron mi cintura. Su tacto era suave y yo me posicioné entre sus piernas a horcajadas. Cuando nos separamos tomé su rostro entre mis manos, quería apreciar cada detalle de su rostro.

- Te amo. - Sus ojos brillaron con su color rojo tan claro, sus ojos eran diferente a los de otros Alfas. Ambos eran de un tono rojizo, pero los de Zara no eran tan oscuros. - Te amo, Zara. - Repetí.

- Y yo te amo a ti. - Volvió a besarme, pero esta vez con algo más de desesperación.

La temperatura de nuestros empezó a subir y la ropa empezó a estorbar, ella quitó mi camisa y acarició mi abdomen haciendo que mis músculos se tensaran. Cuando le quité su camiseta mis besos empezaron a bajar por su cuello, cuando encontré su punto débil ella soltó un gemido. Bajé mis besos a su hombro y mis instintos aparecieron, mis colmillos mutaron a su forma animal y rocé su piel con ellos.

- Malia. - Murmuró. - Esto significa...

- Sé que significa, Zara. - Murmuré, sus manos acariciaron mi cabello.

Cuando estaba por moderle un fuerte ruido me detuvo, venía de la habitación de Taylor. Ambas nos miramos, poco me importó estar sólo con mi sujetador, yo corrí a su habitación y vi los vidrios rotos en el piso, alcé mi mirada a mi hermana que me veía con terror y miré a Gwen quien tenía sus ojos rojos, oh no.

Hija de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora