Capítulo 15

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Cassandra

- ¿Por qué se supone que tengo que ser yo quien hable con Taylor? - Me crucé de brazos.

- Eres la única humana. - Respondieron entre las tres.

- ¿Y eso qué?

- Eres a la única a quien no le teme. - Malia respondió y pude ver el dolor en su mirada, suspiré fuertemente en serio debía dejar de hacer absolutamente todo por esta chica.

- Bien.

- Nosotras debemos ir al jardín a esperar a los últimos invitados. - Zara miró hacia el jardín de Malia. - Te esperamos afuera.

- Okay.

Subí hasta la segunda planta y miré la puerta de Taylor, con ella no eramos grandes amigas pues de pequeñas no paraba de molestarme, pero supongo que tendré que explicarle todo lo que estaba pasando. Toqué la puerta, pero nada. Cuando giré el pomo esta estaba cerrada, como si aquello pudiera siquiera detenerme. Tomé una de mis llaves y busqué la más parecida a las que usaban en casa de Malia, me demoré unos dos minutos en lograr abrir la puerta.

Cuando vi aquella escena me dio algo de pena por Taylor, ella estaba bajo sus sábanas y desde mi posición podía escuchar sus sollozos.

- Taylor, soy yo. - Murmuré cerrando la puerta a mis espaldas. - Soy humana, tranquila. - Ella salió de su escondite para verme.

- ¿Tú lo sabías? - Asentí levemente. - ¡¿Por qué diablos nadie me había contado lo que estaba pasando aquí?!

- Hey, para empezar tranquila. No es algo que sea muy fácil de decir, créeme que si pudiera haberlo hecho te lo hubiera advertido, lamentablemente ya estás involucrada en todo esto. - La miré seriamente. - Ellas siguen siendo las mismas chicas que conociste, sólo que cuando quieren pueden ser más grande, fuertes, algo salvajes y... - Al notar su mirada dejé de hablar.

- Mi hermana, su novia y Gwen son unos monstruos.

- En realidad son criaturas sobrenaturales, específicamente licantropos. - Me encogí de hombros. - Y Jane también lo es, y casi todas las personas que ahora estan en tu patio tratando de evitar que maten a Zara y a casi todos los seres humanos de Georgetown. - Ella me miró asustada y yo suspiré antes de sentarme a su lado. - A mi también me costó procesar todo lo que estaba pasando. - Murmuré. - Pero logré hacerlo y pude conocer lo que siempre estuvo escondido ante nuestros propios ojos, dale una oportunidad a la nueva visión de mundo que se te presenta. - Tomé su mano dándole un ligero apretón. - No te arrepentirás.

- ¿Puedes dejarme sola?, creo que necesito pensar. - Yo asentí levemente.

- Claro, estaré abajo por si necesitas cualquier cosa.

Cuando volví al patio todos hablaban de cosas casuales, me acerqué a las chicas y Jane rápidamente me puso a su espalda, confundida le miré, pero ella sólo miraba hacía el frente. Dos mujeres que parecían modelos con muy poca ropa aparecieron mirando en nuestra dirección, nadie parecía estar alerta a excepción de Jane y Zara.
- ¿Quiénes son ellas? - Malia preguntó.

- Nuestras invitadas. - El padre de Kiara dijo con una sonrisa. - Bienvenidas, está es Zara Quinn. - Las dos mujeres le miraron y una de ellas tomó la cara de Zara y dejó un beso sobre sus labios.

¿Qué?

Luego la otra chica besó sus labios nuevamente, miré a Malia que parecía querer matarlas mientras Zara parecía sorprendida.

- Es su ritual. - Nos informó. - Ellas son las líderes de dos manadas de mujeres guepardos.

- Es un gusto conocerle. - Ambas hicieron una leve reverencia hacia Zara quien sólo asintió, parecía aún estar sorprendida. - Soy Rubí.

- Y yo Esmeralda. Somos las hermanas de la amazona.

- Ella es Zara. - Jane tomó los hombros de su mejor amiga. - Es algo tímida. - Le molestó. - Por cierto, yo soy Jane su beta. - Ambas se miraron y noté sus intenciones, rápidamente tomé el brazo de Jane atrayendola a mi cuerpo.

- Y yo soy su mate, no es necesario que hagan su ritual con ella. - Ambas asintieron y noté la gran sonrisa en la cara de Jane. - Y ella es la luna de la manada. - Señalé a Malia.

- Lamento mucho si se encuentra molesta, Luna. - Ambas se disculparon.

- Es parte de nuestra tradición.

- Ya. - Respondió cortamente, ella estaba molesta. Pobre Zara, tendrá problemas.

- Las hermanas han venido a ayudarnos, su especie es la más rápida y nos serán de mucha ayuda.

- Nuestras manadas se encuentran en el bosque preparándose para la batalla, estamos a su disposición alfa Zara.

- Si... - Murmuró Zara. - Creó que podríamos pagar todo el hotel esta noche.

- No es necesario, nosotras vivimos en la naturaleza.

- Okay. Les explicaremos cual es el plan que tenemos en mente. - Ella se puso seria. - Tenemos la información de que ellos se acercan, aproximadamente son 20 alfas junto a sus betas que deben ser al menos 50 por cada uno, es un gran número pero sabemos que no atacaran todos juntos.

- Así es, - Gwen se acercó. - su plan consiste en probar sus propias manadas antes de que los Alfas ataquen, claramente los tres que dirigen todo esto esperarán hasta el último momento para atacar. Quien más me preocupa es Castiel, es el Alfa más poderoso que conozco.

- Los mataremos con facilidad. - Zara negó rápidamente.

- No habrá muertes, - Aclaró y yo me sorprendí, esa parte nunca la había escuchado. - los capturaremos y los entragaremos al consejo, pero no habrán muertes. Incluso a Castiel.

Cuando cayó la noche Jane me llevó en su auto a mi casa, cuando se detuvo afuera noté la luz encendida y pude ver a mamá en el salón. Cuando me volteé a mirar a Jane ella rápidamente capturó mis labios entre los de ella.

- Jane... - Me alejé levemente y miré sus ojos.

- Cuando todo este drama termine, estaba pensando en que podríamos salir en una cita como las personas normalmente lo hacen. - Ella sonrió levemente.

- Creo que podríamos hacerlo. - Acaricié su mejilla.

- Así que... eres mi mate, ¿No?

- No pienses en molestarme, Jane. - Apreté su mejilla haciendo que se quejara.

- Okay. - Ella rio. - Te quiero. - Volvió a besarme.

- Y yo te quiero a ti.

Cuando entré a casa capté rápidamente la atención de mi mamá que tenía algunas carpetas sobre el sofá.

- ¿Por qué llegas a esta hora?

- Salí con una amiga.

- ¿Con Malia?

- No, con Jane.

- ¿Qué Jane?

- Si estuvieras más en casa la conocerías.

- Sabes que el hospital...

- Si lo sé, no lo decía en forma de reproche.

- Invitala a cenar un día, ¿Si?

- Claro.

Para cuando eso pasara seguramente yo ya sería la novia de Jane, al menos eso espero.

Hija de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora