Capítulo 29 (Final)

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Zara

Miré las casas publicadas en Internet mientras las demás manadas preparaban sus cosas para irse, pero no duró mucho pues Garret me estaba llamando. Bajé al sótano y ahí estaba mi tutor junto a Kiara, oh debía cumplir con mi compromiso.

- Bien, ¿Empezamos? - Garret parecía tener todo listo para romper el vínculo que tenía Kiara en mí.

- Espera. - Él me miró confundido, miré a la otra alfa antes de suspirar. Besé su mejilla suavemente. - Gracias por todo, Kiara. - La abracé fuertemente, a ella le costó un poco corresponderme, pero lo hizo.

Garret nos hizo beber una rara sustancia que no sabía para nada bien, yo no sentí nada, pero lo agradecí porque pude contener a Kiara mientras pasaba por eso. Por fin ella libre de nuestro vínculo. Ella había caído inconsciente luego de un triste aullido, la tomé en mis brazos para llevarla arriba.

- ¿Ya has hablado con Malia? - Negué con la cabeza mientras subíamos las escaleras.

- No, aún no. Pero me gustaría que todos los de la manada estén presentes.

- Una vez que todos se vayan nos reuniremos. - Asentí.

- Aquí tiene a su hija. - Le entregué al padre de Kiara el cuerpo de su hija. - Despertará en unas horas.

- Esta bien, muchas gracias por tu ayuda con esto. El consejo nunca lo olvidará. - Yo asentí desinteresada, el consejo no me agradaba , pero al menos ellos no querían asesinar a todo el mundo.

Cada miembro de cada manada se despidió de mí, algunos decidieron quedarse con nosotros. La última manada en irse fue la de Kane.

- Estoy muy orgulloso de ti, de todos ustedes. - Sonreí. - Me alegro por ti, Zara Quinn. Algún día te convertirás en una de las mejores Alfas, y ese día me sentiré afortunado de decir que yo entrené a esa niña que se convirtió en una mujer. - Él revolvió mi pelo. - Si necesitas ayuda no dudes en pedírmela.

- Muchas gracias, Kane. - Sonreí, su opinión siempre había sido muy importante para mí pues él era como un segundo padre para mí.

- Bueno, es hora de volver. - Mi padre pasó su brazo por mi hombro. - Pero primero quiero hablarte acerca de algo.

- Claro. - Él me alejó de todos. - ¿Qué pasa?

- Solo quería decirte que con tu madre nos sentimos orgullosos de lo que has hecho en todo este tiempo siendo tan joven. Nos hubiese gustado quedarnos con todos ustedes, pero tenemos una deuda gigante con Kane, - Yo asentí. - pero espero que nos visites o nos recibas en un tiempo más.

- Claro que sí.

- Me agrada Malia, me alegro que hayas encontrado a una chica como ella para que te acompañe por el resto de tu vida. - Sonreí dándole una mirada a mi mate quien se despedía de los niños de las manadas. - Yo tenía tu edad cuando encontré a tu madre, sinceramente estaba jodidamente asustado de todo. Se suponía que sería el heredero de tu abuelo, pero yo sabía que eso no sería posible, yo no estaba hecho para ser un alfa, fue por eso que no dude ni un segundo en ofrecerle mi poder a la Diosa Luna para que salvara a tu madre, no hay ningún día en el cual me arrepienta de eso pues me ha dado la fortuna de tener a una familia excelente. Pero ese no era tu caso, tú recibiste la bendición de ser un Alfa y no cualquier alfa, una verdadera alfa que resultó ser hija de nuestra Diosa. Tú recibiste un castigo por renunciar a todo por ella, lo cual debiste decirnos, - Él me miró seriamente y yo hice una pequeña mueca. - no vuelvas a hacer algo así. Tú por sobretodo eres una Alfa y hay un montón de personas que dependen de ti.

- Ya lo sé, he aprendido de mi error.

- Eso lo tengo claro, ella te ha perdonado y estoy agradecido por eso porque yo no sabría vivir sin la niña de mis ojos. - Aquello provocó un nudo en mi garganta. - Tú siempre serás mi pequeña lobita y cada vez que necesites ayuda quiero que sin dudarlo cuentes conmigo, para lo que sea. - Yo abracé a mi padre fuertemente mientras mordía mi labio para evitar llorar.

- Papá, tenía tanto miedo. - Murmuré siendo sincera con él. - Yo no quería que nada de esto pasara, ni que nadie resultara herido por mi culpa. - Solté un sollozo sin poder resistirme más. - No sabía que hacer.

- Hey, tranquila cariño. Lo has logrado todo, tú no estas sola en esto, ahora tienes una manada que te apoyará. - Él acarició mi cabello con cuidado. - En serio lo siento por todo lo que has tenido que pasar siendo tan joven. - Él tomó mi rostro para limpiar mis lágrimas. - Pero eres una niña fuerte y yo te enseñé a patearle el trasero a cualquiera que dijera lo contrario. - Él besó mi frente. - Demuestrale al mundo de que estamos hechos los Quinn.

Por la tarde la casa ya había quedado mucho más vacía que los días anteriores, extrañaba un poco a los niños que siempre jugaban por todo el lugar. Todos los de mi manada nos sentamos en un circulo en mi patio, debía darles un comunicado.

- Quiero empezar dándole la bienvenida a nuestros nuevos miembros. - Miré a todos los nuevos betas que se habían sumado. - Y darle las gracias a Gwen que fue la primera en apoyarme en todo. - Ella sonrió. - Todo lo que ha pasado aquí creo que nos a marcado a todos de diferentes formas y me alegra poder decir que vencimos a Castiel logrando salvar a toda nuestra especie y seguramente a los humanos. - Miré a Taylor que era la única humana presente. - Pero el consejo me ha pedido que nos fuéramos de este pueblo, debemos encontrar un nuevo lugar para seguir como una comunidad. - Malia me miró rápidamente. - Tengo apenas 18 años, y muchos de ustedes también son jóvenes. Muchos estuvimos viviendo en una comunidad externa a cualquier contacto con humanos, otros fueron humanos. - Suspire. - Es por eso que tome la decisión de mudarnos a Washington Dc, el consejo me dio una recompensa bastante grande así que compré un edificio completo para que cada uno viva con sus familias en este, quiero que seamos una manada, pero también quiero que tengan una vida como la que muchos soñamos, es por eso que los ayudaré a conseguir algunos trabajos con conocidos y a quienes desean asistir a una universidad hablaré con el decano de la universidad George Washington. ¿Alguien tiene algún comentario? - Todos se quedaron en silencio, pero Gwen alzó su mano.

- Tengo una pregunta. - Asentí. - ¿Puedo unirme a su manada? - Aquella pregunta me dejó confundida.

- Pero tu eres un Alfa también.

- En ninguna parte dice nada de que una manada puede ser dirigida por dos Alfas. - Miré a Garret quien se encogió de hombros. - Yo cubriré los gastos de mi manada si eso es un problema.

- En absoluto. - Ella sonrió tomando la mano de Taylor. - Estupendo.

Hija de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora