Amigo mío

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Apenas Le Fey terminó de leer, el teléfono de Pietro vibró.

- Hola.

- ¡Maldición, Pietro! ¡Eres un imbécil!

Pietro salió de la habitación. Durante varios minutos mantuvo una fuerte discusión con la persona que le había llamado. Comenzó a llover. Lubbo y Theodore mantuvieron un silencio tenso, sin mirarse. Pietro regresó.

- Munsi, ¿eh? – exclamó Pietro sin meditar.

- Curiosa historia. Un éxodo de los seres feéricos y Munsi en búsqueda de nuevas tierras.

Lubbo cerró sus ojos y sonrió. Aquel relato citaba a su clan y otros muchos. Clanes independientes. Sin un arraigo en común.

- ¿Qué ocurre? Tienes una voz rara- preguntó Le Fey.

- Quieren que regreses a Dublín. Visitas. La semana próxima -dijo Pietro-. Estarán en los alrededores unos nueve días. Podría ir, si quieres.

- ¿Ocurre algo con mi familia? ¿Con Susana?

Al oír ese nombre, Lubbo se acercó a Pietro, sin disimular su preocupación. Le Fey siguió con su interrogatorio.

- ¿No? ¿Qué sucedió? ¿Debo pagar la fianza de Ronald o mi cuñado de nuevo?

- -Oh, no. No.

- -¿Es el Concejo? -preguntó Theodore.

Pietro titubeo.

- No. Pero parece que han vuelto.

Dejó de llover. Una leve bruma se extendió como alfombra en los alrededores de la casa.

- -No hay mucho viento- dijo Lubbo.

- -Hay bastante. Entra por la ventana. Mira las cortinas. Habrá tormenta- exclamó Pietro sin interés-. Te puedo acompañar a tu casa.

- -Oh, no. Gracias de todos modos. Son apenas unos kilómetros, gracias. Ocupo estirar piernas. Además, quieres mi opinión. ¿No es cierto? Para mí, es una buena historia.

- No bromees.

- En serio. Pero si esta historia se conoce en el seno del Concejo, las relaciones entre las Casas, hasta dentro de los mismos clanes, pueden verse afectadas. Muchos solicitan Libre Albedrío para vivir fuera de las comunas feéricas. Si se conociese esto...

- Los grupos más radicales buscarán independizarse del Concejo.

- Sublevarse, dirás- respondió le Fey.

Neblina. De pronto llegó un sonido del exterior.

- Mi esposa Susana solicitó Libre Albedrío para los miembros de su clan – prosiguió Le Fey.- Y muchas familias de Inmortales, Híbridos y Munsi defienden su deseo de vivir entre los humanos. No comparten la ideología de las familias de alcurnia y los viejos políticos que guían los clanes y las Grandes Casas. Existe temor entre los Exiliados y no quieren encontrarse en un ataque cruzado en caso de que estallen conflictos entre las Casas o bien contra invasores indeseables. Susana y yo supimos que fungías como consejero de la "un- mia" que nos representará ante el Concejo.

Zeihan calló un instante. Fijó su vista en Le Fey. Ojos rasgados, calvicie que amenazaba sus últimos cabellos desaliñados, barriga incipiente. Ropa elegida a ciegas, sin gusto alguno. Zapatos tipo mocasín, más grandes que los pies de su dueño. Gafas reparadas con cinta adhesiva. Un libro descuadernado y arrugado bajo el brazo.

- Los O' Grady ya no poseen influencias ni credibilidad ante el Concejo. Muchas veces han desacatado sus mandatos y pululan los vagabundos, locos e idealistas que pasan por esta vida sin pena ni gloria. Como ese paria de David- expresó Zeihan mientras entrecerraba sus ojos, consciente del efecto de sus palabras.

Acquaviva: La Piedra del ReyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora