Día 20: 'Mi primer beso.'

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Oigo como llaman a la puerta. Sé perfectamente quien está detrás de ella y eso sólo consigue que me ponga más nerviosa. James Potter acaba de llegar para recoger su chaqueta. Esta se encuentra perfectamente doblada en una de las sillas de la habitación esperando a volver con su dueño.

Repaso un momento mentalmente lo que llevo puesto. Llevo la túnica encima y la falda. Mi pelo está hecho un desastre así que me cojo un moño alto algo deshecho. ¿Por qué mierdas estoy arreglándome?

Enfadada conmigo misma, me dirijo hacia la puerta y la abro de un tirón. No me dejó pensármelo dos veces ya que sería capaz de dejar a Potter ahí afuera y no abrirle la puerta nunca.

James lleva una camisa blanca puesta junto con unos pantalones largos. No veo nada de uniforme de Gryffindor en él y eso me hace recordar que hoy no tenemos clases en todo el día. Bien, Lily, te pones el uniforme cuando no hay clases, muy inteligente de tu parte.
Su pelo, como siempre, está totalmente desordenado pero aún así se ve bien.

—¿Te vas a quedar ahí parada todo el rato o me vas a dejar entrar? —dice de malhumor, haciendo que yo vuelva a la realidad un poco desorientada.

Me aparto de la puerta y dejo que entre a mi dormitorio. A diferencia de las camas de mis amigas, la mía está totalmente desordenado y sin hacer. Hay algunas prendas de ropa por encima y un sujetador. ¡Espera! ¿¡Qué!? En acto reflejo me tiro encima de la cama y sin que me vea lo escondo justo debajo de la almohada. Si Potter hubiera llegado a verlo me hubiera muerto de la vergüenza y si no llegara a morirme yo misma me hubiera tirado desde la torre de Astronomía. Bueno, tampoco llegaría a ese extremo pero lo que quiero decir es que sería otra situación bochornosa para mi lista de ‘Cagadas épicas de Lily Evans’.

—¿Qué demonios haces?

Bien, es momento se buscar una excusa.

—Pues ya sabes... Estoy haciendo la cama.

—¿Tirada encima de ella?

Me doy una bofetada mental por mi estupidez. Me levanto corriendo y tiró las mantas hacia la almohada.

—Listo. —levanto los dedos pulgares en signo de aprobación y vuelvo a acercarme hasta Potter. —Tu chaqueta está justo allí...

El escritorio donde supuestamente debería estar la chaqueta está completamente vacío. No hay apenas rastro de que estuvo ahí antes. Me acerco corriendo y aparto la silla desesperada. En el suelo, detrás del escritorio, en los cajones...¡Nada! Bien, busquemos un plan de escapada. Salir por la ventana de mi habitación sería muy arriesgado, más bien una muerte segura. Por la puerta no puedo salir ya que Potter me impide el paso.

¿Quieres dejar de huir y enfrentar tus problemas?

Tomo una bocanada de aire y clavo mi vista en los ojos de Potter.

—No sé que ha pasado... Estaba aquí hace un segundo...

—¿Entonces no la tienes?

Agachó la cabeza avergonzada—No, lo siento.

—Está bien. Pues esta tarde iremos tú y yo a Hogsmade a comprar una. Y no puedes negarte ya que tú me la has roto y luego perdido.

En parte James tenía razón y por mucho que no quisiera ir a ningún lado con él tenía que hacerlo porque se lo debía.

—Esta bien. —accedo.

—A las cinco en la Sala Común.

Dicho eso, salió de mi cuarto.

James' pov.

Creo que he sido un poco cruel al engañar a Lily. La verdad es que no tenía nada planeado pero cuando la vi tirada encima de su cama aproveché el momento y con un hechizo hice la chaqueta más pequeña y me la guardé en el bolsillo. El resto se me ocurrió sobre la marcha y la verdad que ha sido una genial idea. Gracias a esta tarde daré un paso más en nuestra relación y con eso me refiero a que voy a besar a Lily Evans. Si sigo así creo que tarde o temprano ganaré la apuesta y Lily y yo dentro de poco seremos novios. He de admitir que al principio de todo esto Lily sólo me atraía pero con el paso de los días he logrado conocer un poco más de ella y al final ha logrado engatusarme. Tampoco voy a decir que la amo, porque para eso hace falta tiempo, pero no puedo negar que me gusta.

—Vamos idiota. —sonrío de medio lado cuando escucho su voz. Siempre molesta con todo, o más bien molesta conmigo.

Lleva puesto el uniforme de Gryffindor y el pelo lo tiene atado en una trenza hacia al lado. La verdad es que Evans siempre ha sido guapa.

Saco el mapa del merodeador y empiezo a andar hacia el pasadizo que nos lleva directamente a Hogsmade. Estamos en completo silencio durante todo el camino y no es hasta que llegamos al pueblo nevado cuando hablo.

—Deberías haberte traído algo más puesto, te vas a morir del frío.

Lily rueda los ojos restándole importancia y luego mete las manos en su bolsillo para buscar algo de calor.

—Terminemos de una vez con esto.

Comienza a caminar en dirección a la tienda de trajes. Tengo que hacer algo antes de ir allí ya que sino no podré hacer lo que quiero.

—Vamos antes a tomar algo para resguardarnos del frío. —le agarro del brazo y la arrastro hasta el bar. Es divertido cuando Evans se enfada ya que se pone a murmurar un montón de insultos hacia mi persona como si fuera una niña chica.

Nada más que entramos se hace presente el bullicio de la gente. Hay demasiada gente aquí como para que se aún día normal. Evans me mira algo confundida, al parecer está pensando lo mismo que yo. Levanto mis hombros y le quito importancia. Cuando nos acercamos a la barra, nos damos cuenta el por qué. Un gran cartel indica que hoy si tomas algo te regalan toda la cerveza de mantequilla que quieras. Veo como Lily sonríe ante esto. Sé que le encanta la cerveza de mantequilla y a juzgar por lo que veo no recuerda nada de lo que está bebida le hizo pasar la última vez. Por eso, en menos de dos segundos, Evans ya se ha terminado la primera.

Diez minutos y dos cervezas después, Lily ya no está sobria. Es increíble el poco aguante que tiene Evans cada vez que toma alcohol.

Es cuando veo a Lily con intenciones de subirse a una mesa y ponerse a gritar cuando decido que es hora de irnos.

—Nos vamos ya. —digo lo más serio posible aunque por dentro me esté muriendo de la risa. Cuando Evans sepa a vuelto a emborracharse y más estando conmigo su cara va a ser todo un poema.

—Peeeroooo, yo-yo quieroo...quedarmeeee un raaato maaas...

Como sé que va a ser imposible convencerla opto por el plan B: arrastrarla como un saco de patatas hacia la salida.
Una vez afuera, Lily comienza a dar saltitos y a jugar con la nieve como si fuera una niña pequeña. En algún momento la he oído incluso hablando sola. Estoy podría ser muy gracioso si no estuviera arruinando mi plan inicial: besar a Evans. Porque si ella no está sobria no se va a acordar después y además no puedo aprovecharme de su situación.

Veo que está oscureciendo y creo que lo mejor será volver ya al castillo. Justo cuando voy a proponer volver, una Lily borracha se acerca, demasiado cerca, hasta dónde estoy y dice:

—Sé que estando sobria me arrepentiré de esto, pero, quiero que seas mi primer beso.

Y segundos después, ella corta la poca  distancia que hay entre nosotros.

Heyy!

Siento llevarme un mes sin actualizar. Es más, ahora debería estar estudiando y no escribiendo... Jejeje. Bueno, espero que os haya gustado el capítulo y que votéis y comentéis. Espero no tardar tanto en subir el siguiente.

Besos! Byee!

30 días para enamorarme (Jily) (Editando) #MundialesQD2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora