Epílogo

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Decir que estoy nerviosa creo que se queda corto para lo que siento. Mis manos tiemblan y el pulso me va a mil.

Cuando escucho varios golpes en mi puerta casi me da algo allí en medio. Era la hora y yo tenía miles de atuendos puestos en la cama y no sabía cuál escoger. Por suerte me he peinado antes mientras veía si alguien me iluminaba y me daba un consejo de que ponerme pero para mi mala suerte, Chloe se había escapado a Hogsmeade para comprar yo no sé que y Nymphadora había quedado con Remus, sin ninguna intención amorosa de por medio, sólo como amigos.

Mi pánico aumento al escuchar que efectivamente era James el que me llamaba del otro lado de la puerta y yo solo estaba envuelta en una toalla, con el pelo aún mojado y mirando con los ojos llenos de pánico hacia la ropa.

¿Qué se supone que debo ponerme para mi primera cita con James?

Podría hacerme la tonta y decir que me quedé dormida. Al menos eso no me avergonzaba tanto como decir que me quedé media hora parada delante de la cama y muriendo de frío.

—Lily abre la puerta o la derribo. ¡Vamos a llegar tarde!—escucho tras la madera.

Tengo que inventar alguna excusa cuanto antes porque si decide entrar y me ve así la situación va a ser de todo menos cómoda para mí.

—¡Ya voy! ¡No encuentro...mi varita! —grito mientras me pongo una falda de cuadros.

—¡No hace falta que te traigas la varita! ¡Sal ya!

—¿¡Dije varita!? ¡Quería decir eh...botas! ¡No puedo ir descalza!

Me pongo una blusa blanca a la velocidad de la luz y me calzo con las botas que supuestamente he perdido. Cepillo mi cabello por segunda vez y me arreglo más rápido que el Correcaminos.

Una vez lista o más o menos abro la puerta encontrándome a James recargado sobre la pared de en frente. Creo que si él no estuviera estudiando mi cuerpo con su mirada de seguro que ya estaría derramando babas. Llevaba una camisa blanca puesta que no dejaba mucho a la imaginación y unos pantalones negros. Su pelo, para variar, estaba desordenado y desde la distancia en la que estaba podía notar que se había pasado con la colonia.

—Estás muy guapa. —me sonrojo.

—Tú también. —digo en apenas un hilo de voz.

James pone la mano a un lado como toda una diva y con voz aguda dice:

—¿Yo también estoy guapa?

Río al recordar esa escena de nosotros hace tiempo donde dijimos exactamente lo mismo.

Todo el nerviosismo de antes se fue en el momento en el que James me sonrió. Siento buenas vibraciones para esta cita.

(...)

El cumpleaños de James es dentro de dos días y yo ya tenía el regalo perfecto. Tras comerme la cabeza un buen tiempo, decidí gastar una buena parte de mis ahorros para comprarle el último modelo de escoba de Quidditch. Como yo no tenía ni idea sobre cual comprarle, tuve que convencer a Black para que me acompañase y elegir la adecuada.

Decidimos que hacerle una fiesta sorpresa en la Sala de Menesteres era una buena idea. Sería una fiesta sólo para los amigos más cercanos y no sería de esas enormes fiestas con música y alcohol. Tengo malas experiencias con este último.

Chloe está terminando de colgar algunos adornos y Black y Remus, para mi sorpresa, se habían encargado de hacer el pastel ellos mismos. Al principio temí y les rogué que mejor que lo hicieran los elfos pero tras probar una muestra que me dieron me di cuenta de que los había juzgado mal. Los muy malditos sabían cocinar bien cuando yo ni siquiera podía freír un fuego sin incendiar el lugar.

30 días para enamorarme (Jily) (Editando) #MundialesQD2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora