Día 19: '¿Vuelta a la normalidad?'

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Hoy, me he levantado de mal humor. ¿Mi problema? He soñado con el maldito de Potter. Sí, tal y como lo oyes. Y también hoy hacen diecinueve días desde que Potter y yo hicimos esa absurda apuesta. Si te preguntas por qué tengo los días contados, ni yo lo sé. La opción más obvia es porque quiero que ya finalice todo y bla bla bla. Pero justo ahora, que estoy aturdida tras ese sueño, no se siente así. Mi cabeza se llena de todo lo que ocurrió ayer. Hago un repaso mental de lo que hice y me arrepiento después de ello. James se dio cuenta de que tenía mi chaqueta pero no de que estaba rota, ¿se lo habrá dicho Remus? Lo dudo, él es el más fiel desde mi punto de mi vista de todos los merodeadores aunque Potter es uno de sus mejores lugares, y si yo estuviera en su lugar, se lo diría a cualquiera de mis amigos. Si James no menciona hoy nada, le debo un favor a Remus. 

Suspiro y miro a ambos lados de mi cuarto. Como suponía, mis amigas ya no están aquí. Suelen ser más madrugadoras que yo, y con eso me refiero a que ellas no son unas vagas perezosas que en un futuro lejano quieren casarse con su cama. Viendo que se me hace tarde, pegó un gran salto fuera de la cama. Me arrepiento en cuestión de segundos ya que fuera de esta hace un frío horrible, y además, yo la inteligente Lily, duermo en invierno sin calcetines. Corro hacia el baño y me visto corriendo. Salgo de la habitación mientras me recojo un moño con lo único que tengo a mano, mi varita. La imagen que debo de estar dando debe de ser catastrófica. Además tengo unas horribles y profundas ojeras debajo de mis ojos por haberme desvelado durante la noche. 

Me asomo con cuidado al Gran Comedor. Todo parece normal dentro de lo que cabe. Los merodeadores van a lo suyo y Chloe y Nymphadora están sentadas lejos de ellos. El único problema era pasar desapercibida por delante de Potter y dudo que con las pintas que llevo hoy pueda hacer eso posible. También podría arrastrarme por debajo de la mesa hasta llegar a mi sitio, así él no me vería. Niego la cabeza al recordar lo que ocurrió el día que empezó todo esto. Salí de la habitación de los merodeadores arrastrándome debajo de las camas y al final quedé peor de lo que hubiera quedado si hubiera salido como una persona normal. Decido que es hora de enfrentarme a mis problemas y a lo que me da vergüenza cuando escucho mi estómago rugir. Sin duda, la comida hace milagros tales como el que voy a ser capaz de estar en la misma sala que James sin salir corriendo. Sólo me tengo que limitar a no mirarle.

Camino lentamente hacia donde están Chloe y Nymphadora. Antes de poder llegar a mi destino donde un suculento plato lleno de tostadas me espera, una voz me detiene.

—Oye Evans. —grita lo suficientemente alto haciendo sobresaltar a algunos de alrededor.

Genial, genial y genial. El hambre se me quita de golpe a la vez que doy media vuelta y vuelvo sobre mis pasos a toda prisa. Escucho a lo lejos que el muy maldito sigue llamándome a gritos, haciendo que los demás piensen que estoy loca al verme huir de él. Seguro que la gente se preguntará: ¿Qué está pasando con estos dos?, ¿Primero van al baile juntos y ahora ni se hablan?, ¿Por qué ya no pelean como antes? ...
Que digan lo que quieran. Soy consciente cien por cien que las cosas entre Potter y yo están algo tensas y que yo trato de evitarlo lo más posible. Siento como poco a poco se van colocando esos ladrillos en el muro que estaba dispuesta a construir entre nosotros y también como cada vez hablamos menos entre nosotros. A veces, me siento algo nostálgica cuando recuerdo toda esas peleas que teníamos el año pasado y el principio de este. Las cosas así estaban más que perfectas, o al menos ahora pienso esto. La Lily de hace un año diría lo contrario, que nada era perfecto cuando Potter merodeaba a su alrededor. Pero yo, creo que prefiero que me moleste e insulte a que todo esté tenso e incómodo cada vez que nos quedamos solos.

Hay algo que me he preguntado en estos dos días eternos desde que fue el baile. ¿Qué hubiera pasado si en vez de ir me hubiera quedado durmiendo en mi habitación? ¿James y yo estaríamos igual de esa manera? A veces quisiera tener una máquina del tiempo, para regresar a ese día en el que desperté al lado del peor merodeador y en una habitación que resultó ser la suya.

—¿Por qué estás huyendo? ¡Por las barbas de Merlín! Tenemos que hablar sobre mi chaqueta.

Freno en seco en mitad de las escaleras. No había notado que el descerebrado de Potter me había estado siguiendo hasta aquí por lo que mi paso cada vez se volvió más lento, situándonos a ambos al lado del otro.

—Quiero de vuelta mi chaqueta. —repitió.—Mi padre me matará si no se la devuelvo.

Espera un momento, ¿¡Es de su padre!? Oh James, prepárate porque ya eres hombre muerto.

—No te la puedo dar ahora.

—¿Por qué no?

—Aggh, tú sólo ven mañana por la mañana a mi cuarto por tu estúpido pasadizo y te la daré. Pero hoy no.

—¿Pero por qué hoy no? —vuelve a preguntar.

—Porque no y punto. Adiós.

Salgo de allí, otra vez corriendo. Si alguien me pagara por todas las maratones que he hecho yo en Hogwarts durante el curso, sería millonaria. Siempre acabo escapando de casi todo. Y en la mayoría de los casos, de Potter.

Ahora, sólo me quedaba pensar en cómo iba a arreglar la estúpida chaqueta del padre de Potter.

...

Soy idiota, tonta y estúpida a la vez. Despistada y sobre todo torpe. Cuando consulté con Chloe lo de la chaqueta se me quedó mirando como si fuera la persona con menos luces de este planeta. Y es que vamos, la respuesta estaba más que clara. Debía de usar el hechizo Reparo y todo listo. Menos mal que mi rubia amiga estaba aquí para abrirme los ojos. En momentos así, no sabría que habría hecho sin ella.

—Listo. —me dió la chaqueta ya arreglada del todo. Estaba como nueva. Hubo un momento de silencio mientras yo la doblaba, luego ella volvió a hablar.—¿Por qué tienes la chaqueta de James?

Mi cara se vuelve roja como un tomate cuando veo la cara que mi amiga está poniendo. Algo me dice que voy a tener que contárselo sí o sí.

Miro la puerta de reojo, analizando las distintas posibilidades que tengo para huir de aquí. La cosa es que eso sólo me llevaría a otra posibilidad de encontrarme por Potter y eso a otra vez huir. Todo sería una cadena de sucesos que de verdad no tengo ahora ganas de aguantar.

—Cuenta, cuenta. —insiste.

—Pues verás, el otro día en el baile...

Holaaa.
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Adiooó

30 días para enamorarme (Jily) (Editando) #MundialesQD2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora