Estaba en la playa, tenía 7 años, me aleje de mis padres, comencé a buscar conchitas, un niño ligeramente más grande que yo se acercó, cabello desordenado, ojos profundos, usaba una camisa de manga corta y un pantalón, no podía distinguir detalles, todo estaba borroso, en blanco y negro como una película antigua.
— Hola. —Dije haciendo ademán con la mano, ¿no es raro que un niño use ropa formal en la playa?
— Hola. —Dijo a la defensiva.
— ¿Quieres recolectar conchas de mar conmigo?
— ¿Qué utilidad tiene?
— Bueno, es divertido y son hermosas ¿no crees?
— Si, son lindas. —Comenzó a recolectar conchas de mar, las veía y seleccionaba cuidadosamente.
— ¿No tienes calor? ¿Por qué usas esa ropa en la playa?
— No, es adecuado y elegante, es la ropa que suelo usar. —Comenzó a ver su ropa.
— Eso es aburrido, yo solo uso esa ropa para las fiestas.
— Ya veo.
— No sales mucho, ¿verdad?
— Si, salgo bastante, no solo... claro. —Frunció el ceño, me daba risa como se veía, era como ver un adulto pequeño.
— ¿De qué te ríes?
— ¿Cuántos años tienes?
— Nueve, ¿eso qué tiene que ver?
— Nada, es solo que pareces un adulto, ven vamos a caminar por el mar. —Me puse de pie sacudiendo la arena.
— ¿Hablas enserio? —Señaló su ropa, toque mi barbilla pensando y sonreí ante una idea.
— ¡Lo tengo! —Comencé a doblar sus pantalones, para que no los mojara.
— ¿Qué haces?
— Ahora solo quítate los zapatos y calcetines. —Me observo un momento pero accedió.
— ¿Estás segura?
— No creo que te regañen, ¿Quieres que pida permiso a tus padres?
— No. —Bajó la vista— No tengo padres. —Me sorprendió mucho escuchar eso, no dije nada más, lo tomé de la mano y comenzamos a caminar.
— ¿No se siente bien? Podría hacer esto toda mi vida, amo el mar.
— ¿De verdad? Conozco una playa más hermosa que esta, tiene arena completamente blanca con rosa y un mar en todos los tonos de azul.
— ¿Eso realmente existe? Tienes que mostrármela alguna vez.
— Claro. —Sonrió ampliamente, su sonrisa era cálida y esos hoyuelos te hacían sonreír de vuelta— cuando seamos más grandes sin duda te llevare.
— ¿Es una promesa? —Unimos los meñiques.
— ¿Ahiry? —Mi mamá se acercó gritando mi nombre.
— Es mi mamá, por cierto, ¿Cómo te llamas?
— Yo soy... ¿Eso es importante?
— Mucho, ¿de qué otra forma te podría recordar y buscar para que me enseñes esa playa tan linda que conoces?
— Tienes razón...
— Entonces... ¿Cómo te llamas?
— Meikel, soy Meikel.
— ¿Meikel? Es raro, pero me agrada.
— ¡Ahiry! —dijo nuevamente mi mamá.
— Me tengo que ir, adiós Meikel.
Desperté muy agitada y ansiosa, ¿Meikel? ¿Había conocido a Meikel cuando era pequeña? No, solamente fue un sueño. Si, un mal sueño.
Logré relajarme después de ese raro sueño, disfrutaba tanto tener el jardín dentro de Solun, podía ir y venir sin problema, Axel y Max me acompañaban de vez en cuando pero principalmente era para molestar. El tiempo pasó rápido, cuando me di cuenta estaba desayunando y Meikel llegó, no me di cuenta en qué momento estaba de regreso en Solun.
— Buenos días, ¿descansaste? —Siempre la misma pregunta, amable y monótona.
— Si, gracias. —Un silencio incómodo como siempre llegó, después recordé su acción, el haber traído mágicamente aquella biblioteca— Gracias, por cierto.
— ¿Gracias?
— Por traer el jardín...
— Oh, ¿Estás molesta?
— ¡No! Para nada, todo lo contrario, me gusta que esté aquí...
— Me alegra, eso significa que valió el sacrificio.
— Deniel dijo que era algo de magia o esas cosas raras... supongo que fue difícil.
— Un poco, por cierto... Aun no tomas clases de magia, ¿verdad?
— No.
— Eso no es aceptable. Hoy inician las clases.
— Ok, pero recuerda que Maoki fue a visitar a su tía.
— Entonces tendré que enseñarte las bases.
— ¿Tú?
— Claro, ¿Por qué no?
— No se... es raro.
— Es más raro que seas la princesa y no puedas dominar la magia.
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2-Un nuevo inicio
FantasíaLa vida de Ahiry había cambiado de una forma que solamente en sueños se podría imaginar. Ahora, como esposa de Meikel, princesa de Elder y los 11 mundos, sin amigos y alejada de Emek; Ahiry tiene que decidir qué hacer con su vida. El pasado de am...