2- ¿Meikel?

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Estaba en la playa, tenía 7 años, me aleje de mis padres, comencé a buscar conchitas, un niño ligeramente más grande que yo se acercó, cabello desordenado, ojos profundos, usaba una camisa de manga corta y un pantalón, no podía distinguir detalles, todo estaba borroso, en blanco y negro como una película antigua.

— Hola. —Dije haciendo ademán con la mano, ¿no es raro que un niño use ropa formal en la playa?

— Hola. —Dijo a la defensiva.

— ¿Quieres recolectar conchas de mar conmigo?

— ¿Qué utilidad tiene?

— Bueno, es divertido y son hermosas ¿no crees?

— Si, son lindas. —Comenzó a recolectar conchas de mar, las veía y seleccionaba cuidadosamente.

— ¿No tienes calor? ¿Por qué usas esa ropa en la playa?

— No, es adecuado y elegante, es la ropa que suelo usar. —Comenzó a ver su ropa.

— Eso es aburrido, yo solo uso esa ropa para las fiestas.

— Ya veo.

— No sales mucho, ¿verdad?

— Si, salgo bastante, no solo... claro. —Frunció el ceño, me daba risa como se veía, era como ver un adulto pequeño.

— ¿De qué te ríes?

— ¿Cuántos años tienes?

— Nueve, ¿eso qué tiene que ver?

— Nada, es solo que pareces un adulto, ven vamos a caminar por el mar. —Me puse de pie sacudiendo la arena.

— ¿Hablas enserio? —Señaló su ropa, toque mi barbilla pensando y sonreí ante una idea.

— ¡Lo tengo! —Comencé a doblar sus pantalones, para que no los mojara.

— ¿Qué haces?

— Ahora solo quítate los zapatos y calcetines. —Me observo un momento pero accedió.

— ¿Estás segura?

— No creo que te regañen, ¿Quieres que pida permiso a tus padres?

— No. —Bajó la vista— No tengo padres. —Me sorprendió mucho escuchar eso, no dije nada más, lo tomé de la mano y comenzamos a caminar.

— ¿No se siente bien? Podría hacer esto toda mi vida, amo el mar.

— ¿De verdad? Conozco una playa más hermosa que esta, tiene arena completamente blanca con rosa y un mar en todos los tonos de azul.

— ¿Eso realmente existe? Tienes que mostrármela alguna vez.

— Claro. —Sonrió ampliamente, su sonrisa era cálida y esos hoyuelos te hacían sonreír de vuelta— cuando seamos más grandes sin duda te llevare.

— ¿Es una promesa? —Unimos los meñiques.

— ¿Ahiry? —Mi mamá se acercó gritando mi nombre.

— Es mi mamá, por cierto, ¿Cómo te llamas?

— Yo soy... ¿Eso es importante?

— Mucho, ¿de qué otra forma te podría recordar y buscar para que me enseñes esa playa tan linda que conoces?

— Tienes razón...

— Entonces... ¿Cómo te llamas?

— Meikel, soy Meikel.

— ¿Meikel? Es raro, pero me agrada.

— ¡Ahiry! —dijo nuevamente mi mamá.

— Me tengo que ir, adiós Meikel.

Desperté muy agitada y ansiosa, ¿Meikel? ¿Había conocido a Meikel cuando era pequeña? No, solamente fue un sueño. Si, un mal sueño.

Logré relajarme después de ese raro sueño, disfrutaba tanto tener el jardín dentro de Solun, podía ir y venir sin problema, Axel y Max me acompañaban de vez en cuando pero principalmente era para molestar. El tiempo pasó rápido, cuando me di cuenta estaba desayunando y Meikel llegó, no me di cuenta en qué momento estaba de regreso en Solun.

— Buenos días, ¿descansaste? —Siempre la misma pregunta, amable y monótona.

— Si, gracias. —Un silencio incómodo como siempre llegó, después recordé su acción, el haber traído mágicamente aquella biblioteca— Gracias, por cierto.

— ¿Gracias?

— Por traer el jardín...

— Oh, ¿Estás molesta?

— ¡No! Para nada, todo lo contrario, me gusta que esté aquí...

— Me alegra, eso significa que valió el sacrificio.

— Deniel dijo que era algo de magia o esas cosas raras... supongo que fue difícil.

— Un poco, por cierto... Aun no tomas clases de magia, ¿verdad?

— No.

— Eso no es aceptable. Hoy inician las clases.

— Ok, pero recuerda que Maoki fue a visitar a su tía.

— Entonces tendré que enseñarte las bases.

— ¿Tú?

— Claro, ¿Por qué no?

— No se... es raro.

— Es más raro que seas la princesa y no puedas dominar la magia.

2-Un nuevo inicioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora