35- Día 3

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Tomamos otro vuelo, con destino a México, llegamos a Guadalajara, la ciudad en que viví mis últimos días como humana y no como hija de la luna.

— Es un lugar muy agradable, me gustan sus construcciones.

— Sin duda lo es, disfrute vivir aquí, fue el lugar en el que me encontraron Caly y Emek, mi último hogar en la Tierra, fue donde todo terminó y comenzó algo totalmente diferente, no había venido desde ese día, aún lo siento tan hogareño.

Lo llevé a conocer el centro, después fuimos a comer, reíamos como nunca, él ya había olvidado su pose de príncipe y yo había olvidado lo incómodo de mi situación.

— Se ve hermoso, ¿qué es?

— Es un parque, ¿vamos?

— Sin duda. —Corrimos a un parque repleto de pasto y plantas, había personas haciendo ejercicio, no me importó y me deje caer al pasto, como amaba hacer esto, él me siguió, estábamos tan cerca que podía escuchar su respiración.

— Realmente me sorprende la Tierra, no había tenido tiempo de conocer más de lo que sabía por los libros —alzó su mano tapando el sol—, que diferente es el sol aquí, se ve tan lejano y fuerte.

Mi cuerpo se movió sólo, me di cuenta que estaba imitando su movimiento con mi mano muy cerca de la suya; después de unos segundos él movió su mano poniéndola detrás de la mía, tapábamos el sol; sentía el calor de su mano, deseaba dejar de sentir esa distancia, giré mi mano y nuestras palmas quedaron frente a frente, sentía mi corazón acelerarse, finalmente junté mi mano con la suya, él entrelazo nuestros dedos creando un puño que impedía el paso a los molestos rayos del sol.

El contacto se sentía tan bien, tan correcto que cuando después de unos minutos él se separaba, no pude evitar sentir un vacío interno. Me sorprendió su acción, se dio la vuelta recargándose sobre sus codos, su rostro estaba sobre mí, me sentía intimidada y feliz.

— Sabes qué Velia nunca será tan importante como tú, ¿verdad? —Mi corazón estaba a nada de explotar, sentía su aliento y su voz golpear mi rostro, su mirada profunda y esa barba apenas visible.

— ¿Qué sentido tiene eso ahora? Todo va a acabar pronto. —Deje que mis pensamientos salieran por mi boca, había pensado en voz alta y vi la cara de seriedad en Meikel.

— Disfrutemos el día y medio que aún nos queda. —Me sorprendió aún más cuando giró nuevamente y dejó su cabeza recargada en mi estómago, tarde unos minutos en reaccionar, él tenía sus ojos cerrados; moví lentamente mis manos hacía su cabello y comencé a juguetear, era agradable sentir su cabello dorado entre mis manos, sentí su rigidez desaparecer y casi podría jurar que sonrió, sólo espero que no escuché mi corazón o pensará que estoy al borde de un ataque cardíaco.

Pasamos varios minutos así, me sentía tan bien, pero mi estómago rugió, Meikel río.

— Creo que alguien tiene hambre —dejó salir un largo suspiro.

— Eso creo — se puso de pie y me ofreció su mano para levantarme, accedí, quedando frente a él, sonreímos los dos.

— Vamos por algo de comer. —Al primer paso nos detuvimos automáticamente, no habíamos soltado nuestras manos, nos soltamos y caminamos como si nada hubiera pasado. ¿Por qué siento tanta necesidad del contacto con su mano?, ¿por qué siento un vacío al saber que sus ojos no me observaban?, ¿por qué aún sigo escuchando su respiración?

«Porque te gusta Meikel» dijo mi subconsciente, tonterías, le tengo cariño, solamente eso.


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2-Un nuevo inicioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora