10- El ataque de Argrem.

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— ¡Meikel! —Comenzamos a bajar las escaleras corriendo, supongo que aún seguían en el primer piso, cuando llegamos vi mucha sangre y cuerpos inertes, no sé en qué momento Meikel sacó una espada, Caly me había explicado que sus espadas eran de un metal especial que solamente venía de un lugar oculto, las pistolas y otro tipo de armas que usamos en la Tierra no funcionan aquí.

Dieron la vuelta dos tipos y Meikel comenzó a pelear, los sujetos tenían ojos color rojo y eran lo doble de corpulentos que Meikel. Estaba estática sujetando fuertemente el barandal y el maletín. Un par de movimientos más de espadas bastaron para que Meikel terminará con los dos, estaba recuperando el aliento, pero apareció uno más a la derecha, comenzaron a hacer movimientos con las espadas apenas visibles, un chico corpulento que se parecía a Sr. Damon se ascreo por la izquierda, Meikel no lo noto porque estaba ocupado con el otro sujeto, así que decidí ser útil.

— Meikel, ¡cuidado! ¡Detrás de ti! —Por suerte reaccionó y esquivo un golpe, comenzó a combatir con ambos, pero el primer sujeto logró golpearle la quijada haciéndolo caer lejos, ambos rieron pero él se puso de pie y continuó, logró hacer una herida al segundo sujeto justo por debajo del hombro, éste se quejó de dolor y respondió dándole un fuerte golpe en el estómago, solté un grito ahogado y comencé a bajar lentamente las escaleras, tenía que hacer algo.

Meikel enterró su espada en la pierna del primer sujeto, éste lo arrojó contra la pared, Meikel comenzaba a sangrar por las comisuras de su boca, a pesar del dolor se puso de pie y volvió a herir al mismo sujeto quien intentó golpearlo pero Meikel lo rodeo, el otro sujeto llegó a mí, yo no sabía qué hacer, tenía la espada del sujeto en mi cuello, la elevo para hacer más fuerza, pero Meikel llegó y lo empujo, corrió hacia él para herirlo pero el sujeto fue más rápido y clavó su espada en el costado izquierdo de Meikel, contuve un grito esperando que desviaran la atención hacia mí, pero el otro sujeto en un movimiento hizo una herida en el brazo izquierdo de Meikel, el primer sujeto con un golpe en el estómago lo arrojó a las escaleras, baje los pocos escalones que quedaban y me puse en cuclillas junto a Meikel, estaba sangrando, nuestros ojos se encontraron, pero vi que uno de los sujetos se acercaba así que tomé su espada y en un movimiento rápido la enterré en el sujeto, quien cayó al suelo, el otro sujeto corrió en mi dirección y como pude me puse de pie amenazando con la espada.

¡Había matado a un ser vivo!, detuve las lágrimas por el miedo y sin saber qué hacer intenté atacarlo pero él esquivó fácilmente, vi un movimiento de su espada y sentí como atravesaba mi costado derecho, contuve el grito de dolor intentando defenderme, vi una espada atravesarlo y sin duda no era la mía, el sujeto cayó al suelo y pude ver que era Emek, ¡EMEK! detrás de él llegaron otros cuatro guardianes, quería correr a sus brazos en ese momento pero me dejé caer al suelo junto con Meikel quien comenzaba a toser, las dos heridas estaban sangrando mucho, también la mía y dolía mucho, pero no era tan importante como las de Meikel, estaba en peligro de muerte.

— Ahiry... —Dijo mi nombre con dificultad y comenzó a cerrar sus ojos.

— ¡No! ¡Meikel! ¡MEIKEL! —Mi vista se nublo por culpa de las lágrimas, giré violentamente cuando sentí una mano en mi hombro.

— Tenemos que salir de aquí, no tenemos más de tres minutos. —Tomé el maletín que Meikel me había dado y asentí.

— Perdone príncipe, pero es lo más rápido, ¡Caly! ¡Dante! —Emek los llamó se unieron a nosotros, hicieron algunos signos imaginarios con sus manos y un líquido azul comenzó a correr por su brazo, parecía doloroso por sus expresiones. Emek y el otro tipo, Dante, cargaron a Meikel con cuidado.

— Cierra tus ojos Ahiry. —Obedecí a Caly, sentí un viento muy caliente y después frio. Abrí mis ojos, estábamos en un bosque, en Terra. Me sentí mareada y débil, un deja vu... que raro.

— ¿En dónde estamos?

— Canadá, Tierra. —Dijo Emek.

— ¡Meikel!, tenemos que llevarlo a la cabaña de Lena, está perdiendo mucha sangre. —Aún tenía los ojos cerrados, su camisa blanca era totalmente roja, bañada por la sangre y un moretón comenzaba a formarse en su pómulo, camine en su dirección y sentí el dolor en mi costado, puse mi mano, tenía que disimular el dolor.

— Tienes razón, ve adelante con Caly. —Asentí, Emek y Dante lo tomaron con cuidado y comenzamos a avanzar.

— Sé que no es la mejor situación, pero me da gusto verte de nuevo Caly. —Ella sonrió, no quería que notaran la herida, Emek se preocuparía y lo importante ahora era Meikel.

— Lo sé Ahiry, también me da gusto verte. ¡Oh! Perdón, princesa, princesa Ahiry. —Dijo sonriendo.

— Ni lo menciones, sigo siendo yo.

— Si, solo que con una tiara y hermosos vestidos.

— Esto no es precisamente hermoso. —Mi vestido azul y gris estaba manchado con la sangre de Meikel y la mía, me encogí de hombros.

— Y ahora lucirá peor. —Señaló al frente, genial había un pedazo de casi dos metros de ancho completamente enlodado

— Rodeemos —sugirió Dante.

— Olvídalo, el príncipe necesita cuidados urgentes, tardaremos mucho.

— Crucemos entonces. —Mi comentario hizo sonreír a Emek, fue un sentimiento raro, desvié la mirada.

— ¿Princesa, quiere que la ayudemos? —el comentario de Dante hizo reír a Caly.

— No soy una inútil, podre parecer una princesa, pero créeme... no soy una muñeca de porcelana.

Comenzamos a caminar con cuidado de no tropezar, llegue con mucho esfuerzo al otro lado, la herida comenzaba a doler mucho, pero me enfoque en Meikel. Si no me equivoco falta muy poco para llegar, pero como si mi mente me odiara, en ese momento comenzó a llover.

— ¡Genial!

— Solamente apresuremos el paso.


2-Un nuevo inicioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora