25- Ser una princesa.

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No quiero decepcionar a nadie, decidí ser princesa y hacer mi mayor esfuerzo, pero no puedo cumplir el deseo más grande de la gente que confía en mí.

Me quede dormida por casi dos horas, cuando desperté ya estaba obscuro, dormir me ayudó a pensar y tomé una decisión. Cambie mi ropa para bajar a cenar, seleccione un vestido a la rodilla, tenía un poco de escote pero nada exagerado. Baje y me encontré a Deniel.

— Hola Deniel, ¿sabes si Meikel ya está listo para la cena?

— ¡Oh princesa!, él y lady Velia —aclaró su garganta—, cenaron hace una hora, me parece que el joven debe estar descansando en su habitación.

— Oh, bueno gracias —su mirada era preocupada.

— ¿Quiere que pida su cena en su habitación?

— No, así está bien, gracias.

Comencé a subir las escaleras, tomé un fuerte respiro cuando estaba frente a la habitación de Meikel, por suerte la habitación de Velia. Estaba un piso a bajo. Pero... ¿Y si estaban juntos? Borre ese horrible pensamiento y toque la puerta, después de tres segundo que parecieron eternos, Meikel abrió la puerta, estaba sorprendido, no pudo ocultarlo, tomé todas mis fuerzas y me obligue a entrar aún sin invitación de él.

Su habitación era amplia, en gamas de azul, supongo que es su color favorito, todo estaba ordenado, incluso tenía un librero junto a la cama. Cerró la puerta y me volteo a ver aún sorprendido y confundido. No me había dado cuenta que tenía la camisa gris desabotonada en los primeros botones, como no había buena luz, no pude distinguir si tenía alguna cicatriz por lo ocurrido antes.

— ¿Qué ocurre? —preguntó finalmente.

— Supe que ya cenaste. —Comenzó a desabotonar los puños de sus mangas, evitando verme.

— Sí, cené con Velia... Y no tengo porque darte explicación alguna. —Me acerque lentamente, estaba batallando con un botón, el momento perfecto, había decidió cumplir mi propósito en todo sentido, si todos esperaban un heredero, no los defraudaría.

— Déjame ayudarte. —Desabotone ambos puños, sentía su mirada en mi rostro, que suerte que la poca luz no le dejaba ver mi rostro totalmente rojo. Termine con los puños y tomé todo el valor que pude para comenzar a desabotonar lo que faltaba de su camisa, después comencé a retirarla lentamente, sin que él se opusiera.

— ¿Qué haces? —comencé a sacar de su brazo derecho la manga.

— Sólo te estoy ayudando. —Di un paso más en su dirección y retire la manga izquierda, dejaba que descuidadamente mis dedos rozaran su piel. Quite su camisa y la puse en una mesa que estaba cerca, sentía los nervios a mil, pero obligue a mis manos a dirigirse al cinturón, comencé a desabrocharlo y sentía mis manos temblar, cuando por fin logre desabrocharlo, Meikel me sobresalto con su tono de voz.

— Ahiry, basta —retiró mis manos de su cinturón, pero aun nerviosa, me puse de puntitas y bese su mejilla, comencé a bajar a su cuello— Ahiry...

— ¿Qué? —Pase mis manos por su cuello, acercándome más a él, podía oler su perfume impregnado en su piel, él seguía estático, pase mis dedos por su cabello, él me rodeo con sus brazos, comenzó a besar mi hombro y me llevó a su cama, el olor a canela me embriagaba, el contacto de sus labios en mi piel me causaba escalofríos; me recostó cuidadosamente, sentía mi corazón estallar, sabía que este era el plan, pero por alguna razón, no me sentía tan segura de la situación, tener sexo de esta forma no es precisamente lo que una chica sueña.

Siguió besando mi hombro y mi cuello, sentía su respiración pesada, yo moría de nervios, pero estaba segura de que eso es lo que tenía que hacer, no tenía muchas opciones.

— Basta Ahiry —se incorporó, me quede anonadada por su reacción, yo aún seguía acostada en su cama intentando encontrar mi error, él tenía las manos en la nuca y caminaba de lado a lado de la cama—, así no, no quiero esto.

— Lo siento. —Dije en un hilo de voz, ¿Qué rayos estoy haciendo?, me sentía totalmente avergonzada, fui rechazada por mi esposo, ¿existía algo peor para una mujer?

— ¿Que rayos intentas hacer? —Su voz sonaba molesta, dejo de caminar y me miró fijamente aun con sus manos en la nuca.

— Lo siento. —Dije nuevamente y las lágrimas comenzaron a salir, encogí mi cuerpo llevando mis piernas lo más cercano a mi pecho y cubrí mi rostro con mis manos, entonces comencé a sollozar.

— ¿Ahiry? —Me agarre de las sábanas para intentar encontrar la fuerza y callar mis sollozos, sentí como se hundió la cama cuando él se sentó, comenzó a acariciar mi cabello, yo aún tenía mi cara frente al colchón.

— Soy una tonta —dije entre sollozos.

— Claro que no. —Se acomodó a lo largo de la cama, su cuerpo estaba frente a mí a una distancia óptima, era una barrera para que no pudiera salir corriendo, de forma protectora e intimidante por la situación. Comenzó a acariciar mi espalda y acercó su pecho a mi cabeza dándome más privacidad, comencé a llorar más, ¿Qué clase de princesa hace toda esta escena?


2-Un nuevo inicioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora