11- La cabaña.

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Llegamos empapados a la cabaña, Lena estaba en la entrada guardando unas sábanas, contuvo un grito de susto, abrió la puerta y nos dejó pasar.

— Llévenlo a la habitación ¡Rápido! —Lena cerró la puerta e hizo lo que parecía un hechizo detrás de la puerta— Es para ocultar el rastro de sangre del príncipe.

— Gracias.

— No es nada, vamos. —Asentí, deje el maletín en la mesa y entramos a la habitación, ya habían puesto a Meikel en la cama, Lena se acercó a revisar qué tan grave era, todos mirábamos expectantes.

— ¿Y bien? —dijo Dante.

— Las heridas son profundas, está perdiendo mucha sangre, tiene fiebre y la herida del brazo parece que tiene veneno, tenemos que actuar rápido. Tú, ve por más leña y vendas al almacén que está detrás —le dijo a Dante.

— Sí.

— Tenemos que quitarle la ropa, está empapada —los tres me veían.

— ¿Qué? —Pregunte ya que nadie parecía explicar la situación.

— Solo la princesa puede despojar de su ropa al príncipe. —Dijo Caly encogiéndose de hombros con una sonrisa pícara.

— ¡Por favor! Está al borde de la muerte y ¿aun piensan seguir esas estúpidas reglas?

— Por no seguir las reglas estamos en guerra. —Lena tenía razón, pero... ¿No resultaba esto extraño?

— Yo lo hago. —Dijo Emek dando un paso al frente.

— No... —De cualquier forma así estaríamos empatados ¿no?, seguramente estoy tan confundida que pienso cosas sin sentido... no sería raro... es decir está a punto de morir... después de todo sigo siendo su esposa— Yo voy a hacerlo.

— Bien, ¿pueden esperar afuera? Un poco más de comida y agua caliente estaría bien. —Dijo Lena, Caly salió en el momento, pero Emek dudo, lo podía sentir aún estábamos unidos.

— Esta bien Emek, puedes ir afuera. —Cerré la puerta detrás de él, sentí un nudo en la garganta al decir su nombre tan fácilmente, suspire hondo, me acerque y comencé a desabotonar la camisa de Meikel, me sentía extraña, después de todo era su esposa ¿no?

— Déjame ayudarte... —Dijo Lena, levantó un poco el cuerpo de Meikel para que pudiera quitar la camisa, me agache un poco lo que causó un enorme dolor pero mi mano rozo su piel, estaba muy caliente por la fiebre, eso no tenía que ser bueno, retire por completo la camisa y note las dos heridas e infinidad de moretones en su cuerpo, reprimí un grito al ver tanta sangre, la herida del brazo se estaba poniendo negra por el veneno y la del costado parecía muy profunda, no había visto su torso bien formado ¿Desde cuándo hace ejercicio? El pensamiento causo que me sonrojara... ¿Cómo podía pensar en su bien definido abdomen cuando estaba desangrándose? Acomode un mechón de su cabello que tenía en la cara, sus facciones eran rígidas supongo que por el dolor. Comencé a desabrochar el cinturón, mis manos temblaban, a pesar de la situación no podía dejar de pensar en lo raro que esto resultaba.

— Ahiry... —Lena me sacó de mis pensamientos— No será que... tú y el príncipe... —Se llevó las manos a la boca, estaba completamente pálida y me veía con sorpresa; ella lo sabía, sabía que Meikel y yo no consumamos nuestro matrimonio, negué con la cabeza muy preocupada.

— No, no se lo puedes decir a nadie. —Suplique nerviosa por lo que podría causar si más personas lo sabían.

— ¿Pero... cómo es que...?

— Júralo, por favor...

— Lo juro. —Puso una mano en el corazón y chispas de color verde saltaron, había jurado desde su corazón, Axel y Max me habían explicado eso... espero que estén bien; ahora me sentía tranquila, Lena no diría nada— Entonces, supongo que el príncipe no se molestara si te ayudo...

— Gracias. —Mis manos no dejaron de temblar, me había acostumbrado al dolor y me resultaba más difícil disimular, retiramos su pantalón, por suerte Lena dijo que no era necesario retirar la ropa interior, así que intercambiamos su pantalón por un pants que encontró Lena. No había estado tan avergonzada desde el día en que por accidente Meikel me vio en ropa interior, durante nuestra luna de miel en Tamanty, él pensó que yo estaba en los jardines, así que entró al baño sin tocar. Muy vergonzoso.

— Ahora llamare a las ninfas, mandaré a Nara en busca de algún sanador en los alrededores, espero después saber... lo que está pasando con ustedes.

— Está bien, pero...el príncipe... Meikel se recuperara... ¿Verdad? —Se puso de pie y tomó mis manos, no me di cuenta en qué momento comencé a llorar.

— Vamos a hacer todo lo posible por salvarlo. Puedes poner compresas de agua para ayudar con la fiebre.

— Si. —Comencé a poner las compresas de agua en la frente de Meikel.

Después de unos minutos regreso Lena con algunas ninfas que entraban y salían, preparaban algunas pociones, fui a la cocina por más agua, tocaron a la puerta, Emek y Dante sacaron sus armas, Caly abrió lentamente.

— ¿Quién es? —Preguntó Caly.

— Soy Kenzo mago y brujo de Elder. —Caly abrió con cuidado y el señor entró, era un hombre un poco extraño, con una larga barba y un abrigo enorme que lo hacía ver robusto, ojos color gris, de más de cincuenta años, traía un cetro negro con una especie de vela azul ¿Todo en Elder es azul?, sin decir nada más se acercó a la habitación pero antes hizo una reverencia dirigida a mí.

— Princesa Ahiry Stesha Anwar, hija de la luna y guía de Elder, es un verdadero honor. — Sentí un escalofrío ante la mención de mi nombre seguido del apellido de Meikel, desde nuestra boda no lo escuchaba tan seguido.

— Gracias señor Kenzo, por venir.

— Aún no agradezca princesa, ¿Quién necesita mi ayuda?

— Acompáñeme.

— ¡Por la luna y el sol! ¿Es el príncipe Stephen?

— Así es señor, por favor ayúdelo, tiene que ayudarlo.

— ¿Puedo? —Me recargue en la pared frente a la cama dando espacio a Kenzo.

— Tenemos listas algunas pociones para dolor y ayudarle a regenerar la sangre perdida —dijo Lena.

— Esto será más tardado, la herida es profunda requerirá unos 3 días si todo sale bien y la herida del brazo tiene enterrada una cápsula con veneno, la tenemos que sacar antes de que llegue al corazón, necesitaremos más de esas pociones.

— No perdamos más tiempo. —Lena salió para informar a las ninfas sobre las pociones, Kenzo sacó un maletín y comenzó a sacar diferentes artefactos extraños.

— Ahiry, déjalos hacer su trabajo. —Dijo Emek desde la entrada de la puerta.

— No lo puedo dejar.

— Está bien, Ahiry puede ayudar a poner compresas en su frente para la fiebre.

— Bien. —Lo vi alejarse, me sentía en conflicto, no había visto a Emek desde antes de la boda pero sentía que tenía que estar con Meikel.

Kenzo hacia hechizos en la herida del brazo, dijo que tenía que abrir más la herida para sacar la cápsula, Meikel comenzó a hacer expresiones de dolor.

— Kenzo, Meikel... ¿está despierto?

— Está inconsciente por la debilidad, supongo que el dolor es mucho... y aún falta extraer la cápsula, posiblemente despierte por completo y después se desmaye por algunos días.

— Está bien. —Tomé su mano izquierda, Lena ponía algunas gotas de pociones en la herida, Meikel comenzó a quejarse y moverse, tomó mi muñeca y comenzó a ejercer presión, dolía, pero estaba consciente de que el dolor que él sentía, sin duda era mil veces mayor. Después de minutos de mucha tensión, Kenzo finalmente sacó la cápsula y efectivamente Meikel se desmayó después de eso, mi muñeca quedó completamente roja, lo que me recordó la herida en mi costado, presione un poco para saber si seguía sangrando, así era.

— Ahora realizare algunos hechizos para ayudar a sanar la parte interna y tendremos que rogar que funcione.

— Está bien, voy por más agua. —Me puse de pie con dolor, cruce la puerta y todo dio vueltas, no recuerdo más.

2-Un nuevo inicioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora