7- Mi primer amor.

869 92 0
                                    

Se retiró y yo camine aun en shock hacía mis amigas.

— ¡¿Qué demonios fue eso?!

— ¿Tenias novio?

— Y no cualquier novio tengo que decir. ¡Parece modelo!

— ¡Habla!

— Pues, si, es por eso que no quería que Marlon me invitara al baile, sería vergonzoso para ambos.

Nadie daba crédito a lo sucedido, mucho menos yo. Tal como dijo cada día en la noche venía a platicar conmigo, ya había notado también que las chicas "populares" intentaban ligar con él, claro sin suerte siempre las apartaba o decía que simplemente no le interesaban porque no eran yo. Si estaba viviendo un sueño sin duda era el más hermoso de todos. Cuatro días habían pasado, los momentos pasaban tan rápido que deseaba congelarlo todo; Marlon ya no me hablaba pero eso era lo último en mis prioridades, lo primero sin duda era Meikel, en tan poco tiempo había llegado y despertado sentimientos que no sabía que podía tener por alguien, me hacía sentir bonita e importante, definitivamente en estos momentos corría el gran riesgo de enamorarme de él.

— Hey, mentiste.

— ¿En qué momento? —Estábamos sentados en una banca a unos metros de mis compañeros de clase quienes bailaban alrededor de una fogata.

— El primer día claramente recuerdo que mencionaste un lago o algo así, un lugar mágico.

— Ahora lo recuerdo, no mentí al respecto.

— Entonces ¿Por qué aún no lo conozco? —Sonrió, de esa forma en la que solamente él podía, una ligera alteración en sus labios.

— ¿Te puedo persuadir a ir ahora mismo?

— ¿Ahora?

— ¿Por qué no?

— No pensé que lo dirías así, tan rápido.

— Bueno, si esperas que las cosas pasen a su tiempo, éste último podría agotarse y no tendrías la oportunidad de gozar el momento que ofrece el destino.

— No puedo discutir eso.

Así como él dijo, había un lugar mágico oculto, una enorme roca lo cubría, por eso nadie lo había podido ver, el azul oscuro reflejaba perfectamente la luna y estrellas.

— Es hermoso.

— Aguarda unos segundos.

De pronto me llevé las manos a la boca para evitar un grito de sorpresa, pequeñas... ¿Hadas? Flotaban sobre el lago, de diferentes colores con una tenue luz como rastro de sus delicados movimientos, parecía una presentación de ballet.

— ¿Qué es...?

— Hadas de agua y aquellas, las que son un poco más grandes, con tono de piel en color morado y azul, son ninfas.

— ¿Cómo?

— La magia existe.

Era tan maravilloso que no sabía si era real o estaba soñando, se movían tan coordinadas en un baile mágico, de pronto pequeños fuegos artificiales aparecieron decorando con su luz todo el lago, Meikel solamente sonrió, parecía tan tranquilo.

— Es hermoso.

— Tienes razón.

Él me observaba, no se refería al mágico espectáculo, hablaba a mí, mi corazón latía más rápido.

— ¿Qué?

— Lo lamento, es imposible no admirar tu sonrisa adornada por esos seres mágicos.

— Y los fuegos artificiales.

— ¿Te gustan?

— Me fascinan, es algo que adoro, desearía poder verlos todos los días.

— Son lindos, sin duda.

Se acercó más, sus misteriosos ojos me veían con detenimiento, intimidando y de alguna forma extraña brindándome seguridad. Una brisa repentina desacomodo mi cabello, él retiró cuidadosamente el cabello de mi cara y dejo su mano en mi pómulo, sonrió y yo hice un intento por devolver la sonrisa. Dio un paso más en mi dirección, ¿intentaría besarme? Eso me ponía nerviosa, no había besado a nadie antes, jamás... no quería avergonzarme frente a Meikel.

— ¿Ocurre algo malo? —Él seguía sujetando mi mejilla y observándome, me asustaba un poco cuando parecía leer mis pensamientos.

— No. Bueno, yo...

Y no pude decir más, en un rápido movimiento sus besos estaban junto a los míos, sentí una descarga de adrenalina, emoción, nervios... todo al mismo tiempo. Sus labios eran dulces, amables, su otra mano me atrajo más a él. Estar tan cerca de él me hacía sentir cómoda, pasé mis manos por su cuello, nuestros labios bailaban a una misma tonada, sin error, sin prisa y sin miedo.

Finalmente nos separamos, yo me negaba a abrir mis ojos y darme cuenta de que todo era un sueño, su respiración sonaba con la mía, entonces me di cuenta de lo tonta que era. En menos de una semana me había enamorado y había dado mi primer beso, seguramente ahora que lo consiguió dirá que ya no me quiere y que solamente se burló de mí, eso sería más creíble.

— Ahiry...

— Lo sé, sé que todo era una mentira y que ya no te intereso más —pude ver su sorpresa.

— Lamento decir que no estás en lo correcto. Lo único que pretendía decir es que me gustas Ahiry, te quiero e incluso tengo el descaro de decir que me estoy enamorando de ti.

— ¿Qué?

— Si, acaso no soy correspondido y...

— ¿Bromeas? ¡Es decir eres el sueño de toda chica, eres técnicamente perfecto!

— Eso no es relevante, solamente me interesa saber si pudiera ser tu sueño o perfecto para ti... —Casi podría jurar que se sonrojo un poco.

— Lo eres, sin duda.

Me abrazo, su abrazo era tan protector y honesto.

El resto de los días fue maravilloso, todo era risas, buenas pláticas y uno que otro beso; era la envidia de todas las chicas y yo era la persona más feliz.

Nos despedimos el último día pero aun así fue a verme durante toda una semana, dijo que tendría que salir del país por un tiempo por asuntos personales, la despedida fue realmente difícil, pero el día finalmente llegó.

Sentí mucho su ausencia y más con el paso de los días. Después de un mes comprendí que no regresaría, que mi felicidad ya había llegado a su fin.

Entre en depresión toda una semana, después mi amiga se convenció de que necesitaba salir, fuimos a una fiesta y su primo, que era gay me pidió que fingiera ser su novia ya que había una chica que no dejaba de intentar ligar con él. Así que accedí.

Pasaron años después de eso y Meikel no regreso.

Desperté asustada por el recuerdo.

— ¡Mierda!

¡Meikel! ¿Cómo no recordé ese nombre? Primero en aquella playa... y ahora... ahora sé que él fue mi primer amor, mi primer beso y mi amor platónico.

2-Un nuevo inicioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora