31- ¿Celos?

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Pasamos la tarde totalmente genial, en ningún momento recordé el peso de ser princesa y estar en un planeta totalmente diferente. En la noche Dante y Amy se ofrecieron a escoltarme.

— Las espero afuera, les doy su momento de chicas. —Reí ante el comentario de Dante.

— Gracias cariño —dijo tiernamente Amy mientras entrábamos—. Y... ¿Estás bien con lo de Emek?

— ¿Así que tú también lo sabías?

— Sí —dijo mordiéndose el labio.

— Estoy bien, quiero que él esté feliz, uno de los dos tenía que serlo.

— Vamos ya hablamos de eso.

— Lo sé, pero no puedo evitar pensarlo.

— Mejor piensa lo que te dije, es lo mejor para ti y para Emek.

— ¿Por qué para Emek? —Pregunte curiosa, pero una puerta cerrándose de golpe nos sobresaltó, en ese momento Meikel apareció, muy serio se dirigió a nosotras, Amy hizo una reverencia, la cual Meikel ignoro.

— Retírate. —Sabía que se dirigía a Amy, aunque me observaba a mí, ella parecía confundida al igual que yo, este no es el comportamiento usual de Meikel.

— ¿Oh? Si claro, Ahiry te veo después.

— Princesa Stesha, no lo olvides, estamos en Solun. —Me sorprendía ver a Meikel tan severo e insensible, Amy se disculpó y me volteó a ver con mirada nerviosa, dudando si dejarme aquí o escapar conmigo, relaje su sentir asintiendo.

— Príncipes. —Una última reverencia y salió de Solun, comencé a caminar hacía las escaleras cuando él me detuvo del brazo, con más fuerza de la normal.

— No es correcto para una princesa estar fuera tanto tiempo.

— Vamos, no me vengas con las reglas de etiqueta y todo eso.

— Solamente se toman como reglas cuando no son tu estilo de vida.

— Tienes razón, no estoy acostumbrada a esto, ¿es acaso eso una pena de muerte en Elder?

— Posiblemente debería serlo.

— Así como debería de ser pena de muerte tratar mal a alguien como ocurrió hace un rato con Amy.

— Simplemente impedí que se hablará de infidelidad en un lugar tan sagrado para la realeza como Solun.

— ¿Infidelidad? ¿De qué rayos hablas?

— Es verdad, no es tema nuevo, solamente te repito que no es correcto que estés fuera tan tarde. —Me moleste que me tratara como una niña, ni a mis padres permitía esas cosas.

— Así como no es correcto invitar a la ex novia del príncipe a hospedarse en un lugar sagrado como Solun —Intentó interrumpirme pero me solté de su agarre que ya me estaba lastimando y continúe—. Usar a la princesa como actriz pública, actuar como un idiota ante una de sus más fieles admiradoras que por cierto es amiga de la princesa, eso, no es correcto. — Comencé a subir las escaleras, él me alcanzó y me tomó más fuerte del brazo, ¿cuándo hizo tanto ejercicio?

— Me lastimas. —Mi voz salió más alta de lo que pensaba.

— Así que yo te lastimó, ¿pero ese idiota de Emek no?, que conveniente, justo lo que él dijo. —Me sorprendió mucho el poco cuidado de su lenguaje, ¿había dicho "idiota"?

— En primera no es un idiota, el único que actúa como uno eres tú y no sé de qué rayos hablas.

— Eso fue lo que él dijo —seguía sosteniendo mi brazo y comenzaba a doler más—. "No te atrevas a lastimarla" —citaba la frase.

— No sé de qué hablas, de verdad me estas lastimando.

— Que curioso justamente fue eso lo que le dije que no podría hacer, pero aquí estoy haciendo justo lo contrario.

— Meikel, ya fue suficiente no sé de qué hablas, ¿estuviste bebiendo? —No podía notar olor a alcohol desde esa distancia.

— ¿Yo? ¿Desde cuándo te doy explicaciones? —Escuché pasos, probablemente sea Deniel.

— Meikel ya fue suficiente.

— En eso estamos de acuerdo, ya fue suficiente el ser su motivo de risa.

— ¿Meikel? —Cerré mis ojos con frustración al escuchar la voz de Velia asomándose a las escaleras.

— ¡Justo a tiempo! Supongo que esto es correcto en el libro de reglas. —Se quedó sorprendido cuando me jale con todas mis fuerzas y subí las escaleras, ignorando a Velia, me encerré y lloré, últimamente es algo normal que termine mis días llorando de frustración, sigo sin entender porque sigo aquí. Pasaron 20 minutos y escuché que alguien llamaba desesperadamente mi puerta, no contesté así que golpearon nuevamente.

— Ahiry, soy Meikel, sé que no estás dormida abre la puerta. —Su voz era más grave de lo normal, ¿el príncipe de Elder podría estar borracho? — ¡Ahiry abre la puerta!

Me puse de pie limpiando las lágrimas y abrí la puerta.

— ¿Qué es lo que quieres? —Mi voz sonó amarga, con odio.

— No terminamos de hablar estoy cansado de... —No lo deje terminar y las frases salieron una tras otra así como las lágrimas llenas de amargura.

— ¿Y qué pasa conmigo? ¿No crees que también estoy cansada? Odio vivir en éste horrible castillo, tu no dejaste una vida atrás, dejé mi mundo, mi familia, amigos, todo lo que conocía se desmoronó, sí, me enamoré de Emek y aun así deje ir ese amor por estar encerrada aquí, bajo el mismo techo que mi supuesto esposo el cual se la pasa con su ex novia, estoy cansada de ser un juguete y sobre todo de ser tu marioneta —comencé a llorar más.

— Yo sé que dejaste atrás todo eso, no reclamó nada al respecto, pero cuando yo soñaba con casarme con la mujer destinada a mí, tú soñabas con escapar de la mano con otro, no me dejas entrar a tu mundo y yo trato de mostrarte el mío, pasó tiempo con Velia porque es cómodo sentir el cariño de alguien, así como tú buscas ver a Emek, pero estoy tan cansado de ser nadie para ti, efectivamente estoy muriendo de desesperación.

— ¿Cómo quieres que me acostumbré a algo que no pedí? sobre todo, que no busque a personas conocidas cuando no me casé por amor —vi su mirada congelarse.

— Qué lástima escuchar eso, yo me casé queriéndote y esperando llegar a amarte. —Me sentí la peor de las personas, pero esto ya estaba jodido, no tenía solución, no existía forma de reconstruir el daño.

— Meikel... —Negó con la cabeza y se tambaleó, lo sostuve, al principio se negó y luego aceptó, se recostó en mi cama, suspiró y dijo.

— Déjame conocer tu mundo déjame entenderte.

— No tiene sentido forzar esto por más tiempo. —Mi voz fue más baja de lo que pretendía, no podía de pronto decirle que fue mi amor platónico por mucho tiempo y que después de todo Emek ya no era para mí algo más que un buen amigo.

— Aún me debes una cita.

— Tienes razón pero...

— Dejemos que sea nuestra cita de despedida.

Se quedó dormido, ¿cita de despedida?, ¿quiere decir que nuevamente me ofrecerá la posibilidad de un divorcio?, eso sería bueno para los dos, aunque ¿qué pasaría con Argrem?, ¿se casaría con Velia?, sentí una punzada en el estómago y de pronto vi la imagen de Velia y Emek juntos como príncipes de Elder, eso me molesto.


2-Un nuevo inicioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora