Son las ocho de la mañana. Kimberly se levanta de la cama y apaga el despertador. Se viste desganada. Es el último día de clase. Se mira al espejo, y se cepilla el pelo. Coge su mochila y su skate. Está lista. Baja rápido las escaleras. Su madre está en la cocina. Bebe su café lo más rápido posible. Suena el timbre.
-. Adiós, Anne.
-. Adiós, hija.
Kim abre la puerta, y la recibe Marco, su mejor y único amigo. A parte de su vecino.
-.¿Preparada?
-. Sí. Vamos, es el último día en el infierno.
-. En el fondo vas a echar de menos todo esto.
-. Echaré de menos incluso cómo mi madre pasa de mi culo.
-. Ojalá mis padres pasaran de mí.
-. Ojalá tus padres fueran mis padres. - Marco baja la cabeza, piensa que acaba de cagarla. Hasta que Kim le da un puñetazo en su brazo. - Vamos, llegaremos tarde.- ambos suben en sus skates y dejan atrás su calle.
-. Irlanda no estará tan mal.
-. No lo sé. Hace siglos que no voy.
-. Y tu prima te sigue escribiendo, no sé un año, no estará tan mal.
-. Es que yo no quiero ir. Me jode, quiero quedarme. Un año es demasiado tiempo para una adolescente. - su conversación se ve interrumpida por el timbre de la primera clase. El maravilloso mundo de la Física y la Química.
La mañana se pasa volando. Tanto, que cuando Kim se quiere dar cuenta, está con Marco de camino a casa. No cruzan ni siquiera una palabra, hasta que llegan a la puerta de Kim.
-. El avión sale mañana por la mañana.
-. Te echaré de menos, Kim.
-. Anne no dejará que vayas al aeropuerto, así que esta es nuestra despedida. Yo si que te voy a echar de menos, idiota. - se abrazan. Ambos están a punto de llorar.
-. Un año es mucho tiempo, Kim, dime que me vas a escribir.
-. Te lo prometo.
-. Me tengo que ir, mi madre estará preocupada. Cuídate mucho, gili.
-. Lo mismo digo.- Kim abre la puerta de su casa y se derrumba. No puede más. No entiende por qué su madre y el idiota de su novio, han decidido por ella, que se tiene que ir a Irlanda un año con su tía y con su prima. Sólo las conoce de cuando tenía ocho años, y su prima, Dacota, sólo le escribe correos electrónicos cada mucho tiempo. Que sea de su edad no significa que les guste las mismas cosas, y que tenga que vivir de la noche a la mañana con ella. Sube a su cuarto rodeada de lágrimas. Está harta. Harta de que su nuevo padre mueva los hilos en esta casa. Harta de que su madre, al ser una rica empresaria, pase de ella. Kim es difícil, lo reconoce, pero no se merece eso. Lo peor es que la separen de Marco, de Barcelona. Da un portazo. Está sola en casa. Tiene ganas de gritar, de sacar toda la ira que tiene dentro, pero, para qué. Para darle una victoria a su "familia". Pone música. Sube el volumen de la canción de Little Mix, "Little me". Se tumba en la cama. Cierra los ojos. Cuando los vuelve a abrir, Anne y Mike han llegado a casa. Anne entra en su habitación, para decirle que la comida está lista, pero Kim no tiene hambre. A Anne le da igual que su hija coma o no coma, lleva prácticamente toda su infancia siendo una adolescente. Quizás ese es el problema de Kim. Maduró antes de tiempo. De un solo golpe, a los ocho años, se encontró sin padre, y prácticamente sin madre. Así que en el colegio la rechazaban por ello, y Marco, era el único que la entendía. La gente nunca hace un esfuerzo por conocer a alguien difícil.
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You make me strong.
Teen FictionLa madre de Kimberly la obliga a quedarse al menos un año en Irlanda, en el pueblo de su familia. Pese a que Kim no quiere dejar atrás Barcelona, y a su mejor amigo, acaba por ir. Allí se encuentra con un pueblo dividido en dos bandos, y un chico...