Capítulo 3.

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Es por la mañana del día siguiente. Kimberly está en el coche, camino al aeropuerto. Escucha música. Adele, Turning Tables. En parte, tiene miedo. Miedo de ser una pringada. Vale, en España ya lo era, pero tenía a Marco. En Irlanda tiene a su prima, Dacota, pero puede que sea una completa idiota. No quiere ir, y a pesar de habérselo hecho notar a Anne poniendo toda clase de excusas e impedimentos, su madre se ha negado rotundamente a que su hija se quede en lo que para ella es su hogar. Hay una cosa que le molesta a Kim demasiado. Su tabla de surf. Anne no le ha dejado llevarla. Odia a Anne. Apoya su cabeza contra el cristal del coche. Piensa en Marco, en qué va a hacer él sólo. Piensa en su prima Dacota, y en los veranos que pasaban juntas en Crosshaven, el pueblo en el que Kim va a vivir por un año entero. Recuerda la casa de Crosshaven. En la playa, literalmente. Era bajar una escalera de madera, y pisabas la arena. Pero a Kim le gusta Barcelona. Crosshaven es un pueblo pequeño, en el que todo el mundo habla, y ella va a ser la nueva, siempre se habla de la nueva. Su madre para el coche. En el asiento del copiloto está Mike. A Kimberly le encantaría salir corriendo, dejarles las maletas y huir, quedarse en Barcelona. Pero no es de esas que huye de los problemas. Se quita los cascos, y para la reproducción de una de sus canciones favoritas. Autumn Leaves, de Ed Sheeran. Las ruedas de sus dos maletas suenan por el piso de mármol del aeropuerto. El imbécil de Mike sonríe con suficiencia. Está contento de que la adolescente calladita y borde se marche. Está más que contento, casado con una empresaria que, ahora, no tiene hija. Llegan a la puerta de embarque. Una azafata revisa el ticket de Kim, y lo pasa por el ordenador. La invita a despedirse de su "familia", y más tarde a entrar en el avión.

-. Cuídate, come mucho, abrígate por las noches, hazle caso a tía Darcy, cuidado con el mar y con los chicos, escríbe mucho, estudia...- Nunca le ha hecho caso, y de repente vuelve a tener instinto maternal. Mike la interrumpe.

Marco está tirado en el sofá de su casa. Le duele la cabeza. Kim no puede marcharse. Anne no tiene el derecho de cambiarle la vida, así, de repente. Encima no le deja ir al aeropuerto. Pero, ¿por qué? En vez de calmarse, se enfada más. Sus padres están dormidos. Coge sus llaves, y su skate, y decide ir al aeropuerto. Nunca antes había ido tan rápido. Llega a la estación de autobuses, el aeropuerto está lejos.

Mike y Anne están en frente de Kim, que espera cualquier milagro para quedarse.

-. Cariño, tiene que irse.

-. Adiós, hija.

-. Adiós, Anne.- Kim no se despide de Mike. Lo había planeado la noche anterior. Ese bastardo no merece ni un "adiós". Kim mira al fondo del aeropuerto. Marco no ha venido, eso le duele. Le dijo que no fuera, pero Marco no es de esos, que hacen caso a todo lo que le dicen.

La azafata guía a la chica a su asiento, al lado de la ventanilla. "Buen vuelo". 

Marco llega al aeropuerto cansado. Mira los vuelos, el que va a Dublín no ha salido aún. Corre hacia la puerta de embarque. Está cerrada. Kim se ha ido. La ha perdido. Joder.

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