Capítulo 2.

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Ashton se levanta pronto. Baja las escaleras corriendo, como siempre y hace su desayuno. Café solo. Está solo en casa, supone que su madre y su hermana han ido a comprar, mientras su hermano, Steve, estará vomitando todo el alcohol de la noche anterior, en algún lugar perdido de este pueblucho. Da un trago a su café, y arruga su nariz. Demasiado amargo. Suena el timbre. Está sin camiseta, pero es Ashton. Cualquier cosa que sea lucir su cuerpo, le viene bien. Abre la puerta desganado. Al otro lado esta esa simpática vecina de su edad, Dacota O'Connor.

-. ¿Qué quieres, O'Connor?

-. Tú no eres más gilipollas porque no naciste antes.

-. ¿Qué te pica ahora? Quizás tu guapísimo novio te ha dejado, por pesada.

-. Tu perro es el puto problema. Tienes que dejarlo sin atar las noches, Gallagher, así se me cuela en la gatera, me rompe cosas, y hace de las suyas. Pero es tu perro, se parece a ti, no lo culpo.

-. Mira, querida vecina, mi perro es libre. No le gusta que lo aten. Tapa tu maravillosa gatera, y se acaba el problema. -Dacota bufa. No le da la gana. No esta vez.

-. Vale, escucha Gallagher, si no atas a tu perro, te aseguro que en veinticuatro horas, estará metido en una furgoneta, camino a la perrera.- La chica se da la vuelta, y se va a la casa de al lado. Su casa. Ashton cierra la puerta y mira a su perro. Sube las escaleras. Mañana atará a su perro, si no hay más remedio. Se tumba en la cama, y escucha música.

You make me strong.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora