Capítulo 28.

168 11 3
                                    

Kimberly abre los ojos y se revuelve en la cama. Le duele la cabeza. Demasiado. Intenta levantarse despacio, parece que le han pegado diez palizas en una noche. Mira por la ventana, Ashton no está en su habitación. Intenta recordar vagamente la fiesta, pero es imposible. A partir de un punto, su mente parece emborronarse y es incapaz de descifrar lo de anoche. Se viste como puede y baja las escaleras. La casa está sumida en un completo silencio. Llega a la cocina. Antes de abrir la nevera, se da cuenta de que tiene una nota pegada.

Kim, he salido a despejarme, intenta descansar. En el segundo cajón tienes pastillas para el dolor de cabeza. Un beso, Dacota.

¿Descansar? "Kim, qué hiciste anoche". Es inútil. Por mucho que lo intente, no puede. Quizás Ash sepa lo que pasó. El dolor de cabeza aumenta cada segundo. Le palpitan las sienes, sigue teniendo náuseas y sobre todo, tiene unas ganas infinitas de dormir. Tras desayunar, y tomarse una pastilla, se tumba en el sofá a descansar, como implorando que el dolor desaparezca, y de repente vea sus recuerdos más claramente. 

****

Ashton se levanta del suelo del sótano. No se ha movido de ahí en toda la noche, por el simple hecho, de que no quiere ni ver su habitación. Lo raro de esto es que los dos miembros de la "parejita" estaban vestidos. Kim le daba la espalda. Kim. Ese nombre le empieza a provocar escalofríos por su columna vertebral. Sube las escaleras de madera del sótano, esquivando los cables de los amplificadores de las guitarras. Su hermana está levantada. No tiene música, no es un buen día. Está recogiendo los restos de la noche fatal. Tiene ojeras, quizás es por la culpa que lleva encima, que aumenta en cuanto ve a su hermano mayor salir por el umbral de la puerta. Lleva la misma ropa que ayer, evidentemente, ha dormido en el sótano. Es un mal día para él. 

-Ash... No merece la pena...

-Ni se te ocurra nombrarla. ¿Vale?

-Está bien, como quieras. -Abbey se siente todavía más culpable, pero es una O'Connor. Debe callar. 

****

En cuanto Kimberly se levanta, su primer pensamiento se dirige hacia Ash. Por alguna extraña razón que no sabe, necesita verlo. Abrazarle, simplemente estar a su lado. Ella no sabe, que hay algo que va mal. Sale por la puerta, y baja de dos en dos los escalones del porche, hasta llegar a la casa de Ashton. Golpea dos veces la puerta. Ash la abre, y la cierra inmediatamente, solo con ver la imagen de Kimberly, como si fuera una aparición. Kim está confusa. ¿Qué pasa ahora? Camina de nuevo hacia casa. Sube a su habitación. En esos momentos saltaría por la ventana, le pediría una explicación a Ash. Se sienta en el escritorio y escribe en un folio, con la respiración agitada. Lo dobla en forma de avión de papel, y lo lanza a la habitación de Ashton, como cuando ella estaba enfadada. Lo importante es saber qué hizo anoche. Bueno, y por qué Ash está enfadado. 

****

Tras cerrar la puerta, Ashton se derrumba. Sabe que si la mira tan sólo una vez a los ojos, no podrá evitar caer. Respira honndo, y evita pensar en ella. Acaba de ayudar a su hermana a recoger las botellas rotas que hay por el suelo, y toda la basura acumulada. Todo es tan raro. Intenta recomponerse, parecer fuerte, pero es imposible. Inútil. Sube a su habitación, a refugiarse. Encuentra el avión de papel que ha tirado Kimberly. 

Tengo miedo de lo que haya podido pasar. Intento ignorar que me has ignorado, sea lo que sea, lo siento. Te veo en la playa esta tarde, no me falles. 

Encima no se acuerda de lo que ha hecho. Ash intenta recuperarse del último golpe. Deshace la cama. Ni siquiera estaba deshecha. Es todo, extraño. De repente, Sven y Kim desaparecen y... En fin. 

****

Ashton no aparece, Kimberly lleva esperando una media hora en la playa, sola. Dacota no ha aparecido por casa, se siente sola, y vacía. Suspira, y apoya la cabeza en sus rodillas. Necesita llorar y desahogarse. No está Marco. Ojalá estuviera aquí. Piensa en qué ha hecho mal. Vale, siempre la caga, pero es que esta vez ni siquiera lo recuerda. Es todo una mierda. Una voz de chico la sorprende a su espalda, siente alivio e inseguridad a la vez. 

Vale, sé que es corto, pero esta noche subo la segunda parte. Palabra. Votad y comentadme algo, no sé, no sé. Un besazo, gracias por llegar aquí. xx

You make me strong.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora