La voz de Marco suena al otro lado del teléfono, mientras Kim acaricia a Molly, la gata de su prima.
-¿Qué tal estás idiota? ¿Te has cargado ya a algún irlandés?
-Bien, intento abstenerme. ¿Qué tal todo por allí?
-Bien... Bueno... No está mal, supongo.
-Ahora mismo me vas a decir que es lo que pasa, Marco.
-Mis padres se separan.
-Mierda.
-Sí, lo sé, pero supongo que las cosas están mejor así, ¿no?
-Aunque no esté allí, puedes contar conmigo. Siento no estar allí, siento no...
-Nada de esto es culpa tuya, ¿vale? Tengo que colgar, hablamos otro día, te quiero Kim.
-Chao, te quiero.
Las palabras de Marco consiguen que Kimberly no pueda dormir en toda la noche. No puede creer, que los padres de su amigo se separen. Ella los sentía como si fueran sus propios padres. Le hacían la merienda los viernes por la tarde, le arreglaban la bici, la llevaban a sus excursiones de los domingos, la querían como si ella fuera su tercera hija. El día en que le dijo a la madre de Marco que se iba a Irlanda, lloró como una magdalena. La vida es evolución, dicen.
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Ashton se levanta temprano. Tras vestirse, baja las escaleras saltando de dos en dos los escalones, como de costumbre. Su madre no estará en todo el día, lo que es perfecto para la fiesta. Ha ido a visitar a su tía al pueblo de al lado. Ash coge el dinero suficiente y va al pueblo a comprar provisiones para la fiesta.
Kimberly se levanta, y va al baño con pasos firmes y pesados. Tiene mucho sueño. Se mira en el espejo y se lava la cara. Se viste rápidamente, como si tuviera prisa. Su prima toca la puerta, y ella la ignora por completo.
-Kim...- la chica no habla, simplemente intenta huir de la habitación, pero su prima la sujeta del brazo.
-Dacota, suéltame.
-Lo siento.
-Dejame en paz, es mejor así.
-Escucha, yo...- Kimberly baja la mirada, y huye, saliendo de la habitación.
Dacota se sienta en la cama derrotada, no quiere que su prima lo pase mal, pero es su decisión. Ella no tiene la culpa. Cuando ese cabrón la deje como a todas, será demasiado tarde.
Kimberly sale de casa, tiene ganas de soltarlo todo, de gritarle al mundo que quizás Ashton Gallagher le gusta mucho más de lo que ella piensa, y ojalá no fuera así. Ojalá le gustara otro chico, del bando de su prima, y no tuvieran que verse a escondidas de todo el pueblo.
Ashton sale de la tienda del pueblo cargado con bebidas, con snacks y demás. Ya es la hora de comer, con suerte, su hermana habrá retirado todos los objetos de valor de la casa, y los típicos jarrones que algún imbécil se dedica a romper. Todo el pueblo sabe quién manda en eso de las fiestas. Abbey Gallagher. Si ella va a la fiesta, todo está bajo control. Sabe todo tipo de trucos que a veces, parece que los saca de una enciclopedia o algo así.
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La tarde de Kim se convierte en larga y aburrida. Tras su "paseo" por Crosshaven matutino, llegó a casa y se encerró en su cuarto, a pensar en la fiesta de Ashton. En parte, tiene un poco de miedo, pero piensa en que es Ashton y esa idea se le borra por completo. Tan solo queda media hora para la fiesta. Cada cinco minutos oye el timbre de la casa de Ashton. Los nervios aumentan. Se arregla su falda de vuelo negra, y se ata sus míticas converse rojas. Mete la camiseta de rayas blancas y negras por debajo de la falda. Se peina su melena lisa, y se pinta los labios de rojo. "Es una ocasión especial". Su prima está con Drake, aunque, para ser sinceros, a Kimberly le da igual lo que su prima le diga, irá a esa fiesta, sí o sí.
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You make me strong.
Teen FictionLa madre de Kimberly la obliga a quedarse al menos un año en Irlanda, en el pueblo de su familia. Pese a que Kim no quiere dejar atrás Barcelona, y a su mejor amigo, acaba por ir. Allí se encuentra con un pueblo dividido en dos bandos, y un chico...