Inés abrió la puerta de la ducha y se envolvió en una toalla, miró fijamente y sin expresión alguna a su esposo, ese hombre que tanto odiaba.
- La semana que viene vamos a viajar a la Ciudad de México, ya hable para que organizaran todo en la casa, quiero que te encargues de todo. Gerardo Salgado llegara hoy a México y comenzará las negociaciones con San Román, iríamos antes pero aún tengo cosas que resolver - mientras hablaba Loreto se metía a la ducha para darse un baño rápido, después de hacer el amor con su esposa.
- ¿Algo mas? - la voz de Inés carecía de emoción alguna, fría como un témpano pensó Loreto.
- Arregla todo para que nuestros hijos estén bien mientras estamos fuera. Y para el viaje dejarás esas malditas pastillas acá.
- Sabes muy bien que sin ellas me es imposible dormir.
- Pues encontraremos mejor maneras de relajarte - la insinuación en sus palabras hizo temblar a Inés, sin embargo experta en ocultar sus emociones Loreto no lo notó, así que ella se retiró para vestirse. En el vestier dejo escapar un largo suspiró y escogió uno de sus trajes. Se vistió y salió a enfrentar su día. Pasó por la habitación de Fernanda y curiosamente ya no estaba, siempre era la última en levantarse, caminó y entró a la habitación de Emiliano, dormía y ella sonrió al pensar como el tiempo había pasado y que grande era su hijo, guapo y tan inocente, le daba gracias a Dios porque su alma no se parecía la de su padre. Lo dejó dormir y salió dirigiéndose a la habitación de su hija menor, quien iba saliendo...
- Hola mamá, te despertaste temprano.
- Así es, ¿por qué no estas en el colegio Maria José ?
- Me dolía el estómago y mi papá dijo que podía quedame - Inés asintió
- ¿Ya te sientes mejor?
- ¿Acaso te importa realmente?
- Claro que me importa, ¿por qué me hablas así?
- Porque realmente dudo que alguien te importe mas que tú, vives en tu mundo, y estoy segura que preferirías estar sola, irte.
- Hija...
- Da igual, he crecido sin ti, no es como si fuese importante - esas palabras hirieron a Inés - me voy a caminar.
- Hija espera, hablemos.
- No hay nada de que hablar mamá, quiero estar sola - Loreto apareció en ese momento, le dio un beso a su hija menor y esta salió de la casa.
- Eso lo ocasionaste tu solita
- Te equivocas... Ambos sabemos quién es el culpable de todo aquí.
- Ah si.. Seguro soy yo, según tu. - se acercó peligrosamente a Inés y tomó un mechón de su pelo, lo olió - soy culpable de desearte con desesperación, acabo de tenerte y no es suficiente para mí. - Ines se alejó rápidamente
- Lo de hoy tendrá que bastarte por mucho tiempo
- No me presiones Inés, o te haré pagar, y sabes que no amenazo en vano.
- Es cierto, no amenazas, tu acabas con todo a tu paso. Dejame en paz de una maldita vez
- Nunca, tu seras mía hasta que uno de los dos muera
- Podrás tener mi cuerpo, pero nunca mi alma, ni mi corazón, ese corazón ha tenido dueño siempre y tú lo sabes - una bofetada calló las palabras de Inés.
- Nunca lo vuelvas a mencionar, ¿nunca me oyes? O tu hijo pagará cada palabras o acto que digas. - Inés alzó la barbilla desafiante
- Si fueras la mitad de hombre que él fue, jamás me habrías hecho esto - Ines respiró hondo y trató de calmarse, conocía a Loreto - Dime dónde está, te lo suplico. ¿No ha pasado suficiente tiempo? ¿No me has hecho pagar lo suficiente?
- No, no ha sido suficiente. Y sera mejor que te ocupes de estos hijos que si tienes contigo. Y dejes de pensar en ese bastardo, mejor dalo por muerto.
- ¡Nunca! - los ojos de Inés relampaguearon de ira.
- Quizás consiga un motivo para que por fin tu puedas considerarlo "muerto" - Loreto salió de la casa, dejando a Inés con el corazón palpitante de rabia, miedo.
Ciudad de México
- Diana, ¿quieres comer conmigo esta tarde?
- Alejandro, ¿como estás? Claro, me encantaría, ¿a dónde?
- Donde tu quieras... Estas hermosa hoy. - Diana se sonrojó, Alejandro y ella habían pasado meses saliendo juntos, pero nunca habían llegado a nada, ella acababa de terminar una relación con Héctor. Y siendo ellos hermanos, no podría permitirse sentir nada por él.
- Gracias Ale, ¿es verdad que hoy llega Hector?
- Así es, pensé que en este tiempo lejos de él, tus sentimientos habrían cambiado
- Lo hicieron, es solo que fueron muchos años y lo que vivimos no se olvida tan fácilmente.
- Sabes bien que mis sentimientos por ti son muy fuertes... - Se acercó a ella y rozó con su mano la mejilla, a Diana se le cortó la respiración y su corazón palpitó salvajemente. - Dame una oportunidad de demostrarte que lo nuestro puede ser perfecto, entrégate Diana.
- No lo sé Alejandro,... No puedo negarte que me gustas mucho, más de lo que me imaginaba
- Entonces permite estar cerca de ti, tanto como deseo estarlo.. - Sus miradas se encontraron brevemente y sin pensarlo dos veces Alejandro la abrazó y la besó como si su vida dependiera de ello, ambos quedaron jadeantes y ella le miró los labios con deseo.
- ¿A dónde vamos a comer? - Ambos sonrieron enamorados
Despacho de Esteban San Román
Esteban se arregló la ropa y avergonzado con Deborah le dijo,
- Te suplico me perdones, esto no debió...
- Pero paso querido - Deborah acarició sus hombros, sensualmente y lo besó brevemente - fue perfecto, sabía que sería así... Excitante, eres un hombre muy sexi Esteban, y yo te deseé por mucho tiempo, no pienso justificarme ni arrepentirme, somos adultos, y no rendimos cuentas a nadie, no te estoy pidiendo matrimonio, solo quiero que esto dure lo que tenga que durar.
El plan de Deborah no era ese, ella estaba decidida a ser la Señora San Roman, pero sabía jugar sus cartas.
- Normalmente no me acuesto con compañeras de trabajo y...
- Y nada mi vida, deja que yo me preocupe de ello, tu solo acepta este deseo que sentimos y dejarlo fluir, dejame darte motivos para estar vivo... - Deborah era una experta en seducción, y Esteban era un simple mortal - ven esta noche a mi departamento
- Mi hijo llega hoy y...
- Ve y al finalizar tu agasajo, yo te estaré esperando, hoy solo fue el principio de lo que nos espera, no te vas a arrepentir de aceptarme, seré todo lo mujer que quieras que sea, o la amiga que sabe escucharte, de cualquier forma quiero ser parte de ti. - lo besó suavemente mordiendo sus labios y salió de la oficina, dejando a Esteban excitado, pero con una culpa enorme, había dicho su nombre... Como siempre... mientras penetraba y alcanzaba el clímax con Deborah, su mente solo pensaba en ella... En como se sentía tan bien dentro de ella... Como jadeaba, sus gemidos excitantes...
<Flashback>
- No te muevas por favor
- Te estoy aplastando...
- No... Es perfecto... Y siento que muy pronto estarás preparado para una siguiente ronda
- Contigo no tengo saciedad, te deseo como a nadie, quisiera llevarte a un lugar y tenerte solo para mí, porque por más que lo intento no hay manera en que deje de desearte con locura
- No lo intentes más... - ella movió sus caderas y el miembro de Esteban comenzó a excitarse de nuevo - dejame ser tu locura y sé tu la mía. - Esteban no tuvo que decir nada, porque comenzaron a amarse de nuevo, como si no hubiese mañana.
<Flashback>
- Después de todo... Si fuiste mi locura. ¿Qué me hiciste?
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"La Sombra del Dolor"
FanfictionLas luces de la ciudad iluminan una noche lúgubre, una noche llena de recuerdos amargos, una copa de vino tinto ahoga las penas mas recónditas de un corazón que ahora se niega a amar; que murió 20 años atrás con la traición de quién mas amaba. La so...