Capítulo Octavo

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Empresas San Román

- Hola Lupita, ¿mi papá está en su oficina?

- No señorita, salió con una señora a almorzar.

- ¿Con una señora? ¿Quién?

- Déjeme ver... - Lupita miró la pantalla - lo vino buscando la señora Inés Huerta y él se fue con ella. 

- Ines huerta.. No la conozco ¿y tu? 

- Primera vez que viene por acá

- Gracias Lupita, ¿y mis hermanos? - Lupita fue interrumpida

- Hola Estrella... - el corazón de Estrella saltó, Desde hacia algún tiempo había empezado a sentir algo por Patricio. Un joven que acababa de empezar a trabajar en la empresa y que había hecho muy buena amistad con sus hermanos. Pero él siempre la trataba como a una hermana y a ella le fastidiaba 

- Patricio... ¿Qué tal estás?

- Muy bien ¿y tú? ¿Qué haces por acá? 

- Vine a ver a mi papá, pero al parecer, una tal Inés Huerta se lo llevó. - frunció el ceño pensando que no le gustaba nada eso.

- ¡Ah claro! La Señora Inés Huerta, una mujer muy amable y hermosa además

- ¿La conoces? 

- No. La verdad solo la vi hoy, pero me cayó muy bien. 

- Ah si; ¿Y eso por qué? 

- Su mirada era muy dulce, unos ojos verdes muy lindos. Me miró y sentí que me acariciaba el alma, como si así pudiese ver una madre - Estrella levantó la ceja al escucharlo

- Vaya... Pero te impresionó mucho. 

- Bastante... Ahora que lo pienso. Tu mirada es muy parecida. Cuando te veo siempre me causa una tranquilidad enorme, como si estuviese en casa. - Estrella se ilusionó y tomó valor para invitarlo a salir. 

- Bueno que te parece si sigues mirándome y vamos a almorzar juntos. Así será un almuerzo tranquilo y como en casa. - Patricio rió

- Creo que no. No quiero problemas. 

- ¿Problemas por que? 

- No solo eres la hija de mi jefe, sino la hermana de mis amigos. Además no te puedo ver más que como una hermana. Mejor salimos en grupo algún día ¿te parece.?

- Algún día te vas a arrepentir de haberme rechazado tantas veces Patricio, me buscaré un hombre solo para que veas lo que te pierdes. - Patricio sonrió al ver salir enfurecida a Estrella y miro a Lupita 

- Es una pequeña tigresa ¿no te parece? 

- Pues si. 





Parque 

- Acepta comer conmigo - Esteban le tomó la mano a Inés y la apretó suavemente. 

- No creo que sea adecuado Esteban, soy una mujer casada y tu... 

- Estás casada conmigo no lo olvides... - Esteban no daría su brazo a torcer pero al verla protestar desvió el asunto - una comida para que me cuentes como ha sido tu vida. ¿Te parece? 

- No lo sé... - al ver esos ojos verdes masculinos ansiosos decidió aceptar - Está bien. 

Comieron cerca del parque y María empezó su historia. 

- Crecí en puebla, y una tía me crió, me case, tuve dos niños hermosos, un niño y una niña, ahora son jóvenes muy guapos, de los que estoy muy orgullosa. Hace 20 años tuve un accidente y mis recuerdos desde entonces han estado apareciendo paulatinamente. 

- Te das cuenta... Esa es la razón por la que no volviste - Esteban sonrió alegremente.

- No Esteban, mi accidente fue en un caballo. Estuve en coma un tiempo y cuando desperté no podía recordar nada. Comencé a ir a un médico que me ayudaba con la amnesia, las sesiones fueron revelando por medio de hipnosis todos mis recuerdos. Aún tengo lagunas, pero no podría haber olvidado algo tan importante como una vida completa en otro lado. Loreto siempre estuvo allí, mi tía quien me crió también, todos me apoyaron en ese proceso. Estuve mucho tiempo en recuperación, para ese tiempo estaba embarazada... - Esteban se quedó sin respiración 

- ¿Embarazada? 

- Te das cuenta No puedo ser María, ¿o ella también estaba embrazada? 

- No, María no estaba... María ya no podía tener más hijos. El último parto fue muy difícil... Y le aconsejaron no embarazarse. 

- Entonces no puedo ser María.. Yo estaba embarazada de mi tercer hijo, y casi lo pierdo en ese accidente, estuve casi todo el embarazo en coma. Y cuando desperté pude tener la oportunidad de verlo nacer y besarlo, y... - Inés lloró amargamente la pérdida de su bebé. Respiró hondo para tratar de calmarse y miró a Esteban quien la observaba con empatía pero con tantas dudas ahora que parecían cerrarse y dejarlo en un laberinto. - No soy tu María, Esteban... Aunque mi rostro sea el mismo, el dolor que he llevado conmigo es solo mío.

Inés se levantó y salió del restaurante sin darle a Esteban chance de perseguirla. Tomó un taxi y se fue al hotel, al entrar a la habitación el teléfono sonaba.

- Buenas tardes.

- ¿Dónde has estado toda la maldita mañana? - Loreto estaba furioso

- Haciendo lo que me dijiste, buscando una casa, dejame en paz. - le colgó el teléfono, 
enseguida repicó de nuevo y ella recapacitó y contestó de nuevo 

- ¿Qué quieres? 

- No vuelvas a colgarme o te las verás conmigo, Inés. ¿Conseguiste la casa?

- Aún no, esta tarde volveré a insistir. 

- No volveré esta noche, regresare mañana y con nuestros hijos, así que espero todo este resuelto Inés, no quiero que estemos en un hotel. 

- ¿Cómo están mis hijos? 

- Están bien mujer...

- Loreto, ¿por qué tanta prisa en salir de Puebla? 

- Deja de hacer preguntas y haz lo que te ordené. Ya hable con Gerardo Salgado, los tratos con San Román tendrán que esperar a que vuelva. No creo hacer negocios con él. Pero debo enfrentar las consecuencias por que había firmado un precontrato. 

- ¿Por qué no haces el contrato? 

- No me gustó el asunto con San Román, eso de que te parezcas a su mujer, la forma como te mira, no dejaré que otro hombre se interponga entre nosotros. 

- Entre nosotros no hay nada, solo un maldito papel que dice que soy tu esposa, y el hecho de que me tengas atada por mis hijos. Mas nada.

- ¡Eres mi mujer!

- Soy tu mujer cuando vienes a la cama y me tomas sin mi consentimiento. Pero algún día me las vas a pagar Loreto te lo juro. 

- ¿Tu y quién mas? ... Ya reinicié la investigación para buscar a tu bastardo. Quieres saber dónde está ¿o no.?

- Loreto, ¿hablas en serio? 

- Nunca te he mentido y lo sabes... Ni siquiera cuando empezaste a tener esos recuerdos... Todo te lo dije. Y te dije que el chamaco no era mio, ¿no? Pude haberte mentido y decir que era mío, para atarte más. Pero no lo hice. Te hable del maldito con el que me engañaste. Así que si tu te portas bien conmigo Inésita, y yo puedo compensarte muy bien... Devolviéndote a tu bastardito.... 

"La Sombra del Dolor"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora